miércoles, 4 de diciembre de 2013
Mejores intenciones que resultados
SLASHERS podría haber sido la THE CABIN IN THE WOODS de serie Z de hace más de una década. La diferencia entre ambas, sin embargo, no responde necesariamente a una cuestión de presupuesto, sino a que la segunda es mucho más rompedora en lo que propone. Es ahora, con el impacto provocado por la cinta de Drew Goddard, cuando afloran algunos títulos semiolvidados del cine de terror/fantástico reciente que, de una manera u otra, han intentado darle la vuelta al siempre repetitivo y monótono discurso del "sangre sobre ideas". El comienzo es prometedor, con un inquietante concurso japonés donde todo es colorín y felicidad, y en el que un grupo de jóvenes (curiosamente, ninguno es japonés) se paseará por un destartalado superdecorado que parece no acabar nunca y por el que les perseguirán tres asesinos en serie. La gracia proviene tanto de no saber a ciencia cierta si se trata de actores convincentes que les van a dar el susto de sus vidas o si son tres asesinos reales; hecho éste convengamos que algo más inquietante. Además, sus atuendos y máscaras hacen referencia explícita a algunos de los "monstruos" más reconocibles del cine sangriento: El predicador loco con su cuchillo en forma de cruz, el mad doctor con unas gigantescas tijeras y, cómo no, un paleto con una sierra mecánica...
Ya hemos hablado anteriormente del canadiense Maurice Deveraux, de sus interesantes tramas y decepcionantes resultados formales; SLASHERS es una película muy simple que deja una gran cuestión en el aire para que venga alguien con más talento y la perfeccione: ¿Qué significado psicológico tiene que un montón de gente disfrute de verdad viendo cómo torturan y matan a otros? Si tuviésemos un concurso como éste, a lo mejor lo sabríamos...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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