jueves, 22 de noviembre de 2018

Clément de pleno #10



Todos los grandes tienen sus momentos bajos, solo que éstos suelen ser menos bajos que los del resto. René Clément siempre tuvo los pies en la tierra, no se creyó más de lo que era y su afán era intentar ofrecer algo más en cada trabajo suyo. Siempre estuvo muy vinculado a Italia, donde le ofrecían trabajos de mayor envergadura, y así fue como surgió una ambiciosa colaboración con Dino de Laurentiis (sí, otra vez) para adaptar la novela semiautobiográfica de Marguerite Duras "Un barrage contre le Pacifique", en 1958. La idea era (porque era de Laurentiis) una superproducción a lo bestia, con localizaciones asiáticas y un reparto internacional, con algunas de las estrellas emergentes del momento. Por allí estaban unos incipientes Anthony Perkins y Silvana Mangano, además de Richard Conte, Alida Valli o Jo Van Fleet, la música la compuso nada menos que Nino Rota, y el texto original era de una calidad suficiente para que LA DIGA SUL PACIFICO (título con el que se estrenó) se tornara un acontecimiento. El resultado fue, si no desastroso, desalentador. Una mezcla de drama romántico que no termina de explotar y crónica bélica indecisa de unos años y un lugar en los que podía pasar cualquier cosa. Hay unos números musicales que no vienen a cuento y una sensación de indefinición sobrevuela todo el film, como si Clément hubiera ido por un sitio y los guioistas Irwin Shaw y Diego Fabbri por otro muy distinto. La película no fue del todo mal en taquilla, aunque es notorio el disgusto que el productor/magnate italiano se llevó al saber que no podría contar con Peter Ustinov ni James Dean (este último, porque murió poco antes de que el proyecto se pusiera en marcha), pero es cierto que el tiempo la ha dejado en un oscuro ostracismo, y no es fácil encontrarla hoy día, cuando iba camino de ser una de las mayores superproducciones europeas de la época. Y desconozco si las grandes tomas en exteriores corrieron a cargo de Clément, pero se le nota mucho más a gusto en las escenas más intimistas.
Pudo ser muy grande, pero se quedó en una curiosidad de lujo.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!