miércoles, 23 de agosto de 2017
Red de redes
Que Werner Herzog posee una mirada única e insobornable, rozando el escapismo poético, a la hora de tratar los temas más mundanos, es una cuestión perfectamente corroborable a lo largo de sus casi cincuenta años de actividad. Su polisémica manera de entender el documental le ha granjeado tantos detractores, enemistados con sus "manías" de grand auteur, como rendidos entusiastas de una forma de narrar completamenten alejada de los engolfamientos del mainstream. Así, LO AND BEHOLD, REVERIES OF THE CONNECTED WORLD, supone un encontronazo tan polémico, bello e irritante, que uno no sabe de qué manera enfrentar esta "breve historia del nacimiento, auge, esplendor y omnipotencia de Internet", si no es con la adecuada distancia, que enfría expectativas e invita a la reflexión íntima. No es un documental de entrevistas puras, aunque hay muchas con los pesos pesados de la historia de esta ¿herramienta?... ¿sistema de comunicación?... De hecho, ya un modo de vida que nos aleja tanto como nos acerca, y Herzog parece insistir en la premisa de esta terrible paradoja: millones de personas, conectados a un toque de la yema de sus dedos, pero incapaces de mantener relaciones sociales en su vida. Aunque, pensándolo bien, también incluye grandes dosis de una teoría de la conspiración, según la cual estamos siendo observados y controlados por... bueno, no se sabe exactamente, pero es una excitante conjura. O... un momento, porque recuerdo que flotaba un subtexto que ponía bocabajo todas las ideas preconcebidas sobre quién creó realmente Internet, y de cómo se le desposeyó prácticamente a la fuerza, convirtiéndolo en un extraño mesías de ideas antisociales, aunque curiosamente sea el entrevistado con un trato más normal y humano...
Ya les advertí que esto no es un documental más, sino un documental de Werner Herzog.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
3 comentarios:
Tengo muchas ganas de verlo.
Aunque lo que yo creo es que a la Humanidad nos siguen dominando los de siempre: nuestros bajos instintos.
bueno, y los altos también.
Yo no sé si es buena o mala. Una genialidad o una tomadura de pelo. Pero ya me lo esperaba, porque todo el cine de Herzog se puede (des)catalogar en esos parámetros del exceso...
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