viernes, 25 de agosto de 2017

Ettore Scola. Un italiano en Italia #30



GENTE DI ROMA, la penúltima película que rodó Ettore Scola, muestra ya a un director completamente alejado de cualquier resorte narrativo, más preocupado por una difícil búsqueda, la de la verdad a través de la imagen filmada, la de la humanidad que aún nos quede. Y por extraño que parezca, circunscribirse a un entorno reducido (la ciudad eterna, en este caso) le sirve para acercarse, más que nunca, a los temas universales: la paz y la guerra, la concordia y la discordia, la honestidad y la hipocresía, el amor y el odio. La vida y la muerte, más que otra cosa, bien definidas ambas en el último y magistral plano, que muestra a un vagabundo echado en un banco y a un elegante hombre de semblante aristocrático que baja de un carruaje para sentarse junto a quien parece su amigo de toda la vida, ya que se saludan como sólo dos viejos amigos lo harían. GENTE DI ROMA parece un documental, pero no lo es; parece un film coral, pero no hay personajes, sólo personas; podría ser una película de sketches, pero hay un fino hilo invisible que recorre su metraje y la alía directamente con el Boccaccio que, cómo no, también denunciaba, y celebraba y narraba, a través, simplemente, de la crónica de unos cuantos seres humanos.
No es, por su aspecto un tanto descuidado, la mejor pieza de su creador, pero constata que Scola luchó incansablemente contra la tentación de envejecer junto a su cine.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!