viernes, 23 de diciembre de 2016

Ettore Scola. Un italiano en Italia #1



Se nos acumulan los monográficos y homenajes en el blog, contento por una parte, sobre todo por aprovechar la oportunidad, completistas como somos, de totalizar la obra de cineastas fundamentales, artistas sin los que resulta imposible comprender con exactitud por qué vemos las películas que vemos ahora, llamándolas, con toda seguridad eufemísticamente, "modernas". La modernidad es un concepto falsario y desagradecido ¿Por qué, si no, hay "clásicos" (otro concepto) más modernos que producciones recientes? Ettore Scola fue un director de cine que entendió perfectamente qué tipo de aprendizaje debía asimilar y estilizar en su juventud, aparcando proyectos más personales para más adelante, pero incluso el primer Scola contiene un discurso interno interesantísimo, aquél que hace dialogar las formas frívolas y prepotentes de aquella Commedia all'italiana, tanto con un depurado trabajo actoral como con una potente y mordaz crítica social, aparentemente inocua, pero por eso mismo con mayor capacidad de lacerar a una distancia más corta. Por ejemplo, LA CONGIUNTURA, de 1964, uno de sus primeros y más prescindibles trabajos de encargo, fue una comedia romántica, cercana al slapstick desaforado, que navegaba por las procelosas aguas de la coproducción europea y maridaba una imposible pareja, que formaban la inocua Joan Collins y al gran maestro Vittorio Gassman, que hacía lo que podía a base de talento cómico y elegancia innata en una trama pequeñita desarrollada en un lujoso hotel costero. Él es un príncipe romano (averigua...) y ella una turista británica que se conocen paralelamente a una enrevesada trama de blanqueo de dinero en Suiza... Todo muy moderno y muy actual, claro...
Ettore Scola nos dejó cuando este año sólo había hecho comenzar; ahora que se despide, iniciamos uno de los monográficos más apasionantes de todos los que hemos abordado. Puede que el inicio sea mejorable, pero advierto a los neófitos de que la filmografía del trevicano es una de las que, simplemente, no pueden perderse.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!