miércoles, 17 de diciembre de 2014
Lo que eh, eh...
Si estuviese bien dirigida, la mitad de los críticos hablaría a boca llena de "obra maestra contemporánea"; si estuviese bien interpretada, la otra mitad se desharía en elogios y la elevarían a los procelosos altares fílmicos de la acera "seria". Lo que yo creo es que si estuviese bien dirigida e interpretada, EL MUNDO ES NUESTRO no sería lo que al final es, que además es lo que yo creo que su creador, Alfonso Sánchez (con la inestimable colaboración de su inseparable Alberto López), realmente quería que fuese. Esto es: una patada en los cojones de los hipócritas que la mitad del día que no están llorando y quejándose de "lo mala que está la cosa", lo que hacen es poner a parir a todo el que no le haya dado previamente la razón. Y este cine también tiene que hacerse, que sea todo "ejercicio de estilo" y "homenajes al género". Me gusta, sobre todo, que tiene las cosas muy claras y las dice muy alto, para que no haya duda de qué es lo que está diciendo y moleste, y acojone, aunque sólo sea un poquito, en "el país donde nunca pasa nada". "El Cabesa" y "El Culebra" son lo más opuesto que uno podría pensar que puede ser un héroe, por eso no lo son, por eso no hay héroes de pacotilla, porque "de pacotilla" es todo aquel que se ha instalado en la confortable placenta de la crisis, una crisis que ya nadie sabe si sólo es económica o moral, o de tripas y tragaderas, que de eso aquí tenemos un rato. A velocidad de vértigo, Sánchez y compañía literalmente destripan el tinglado de mierda en el que se ha convertido este sitio donde vivimos y que yo apenas reconozco como mi país; pero por suerte, resulta que todo pasa en la calle de San Jacinto (donde, por cierto, no deben perderse los calamares fritos en la Taberna Miami), y, hombre... ¡Me tocó, pero mucho! Y hasta puedo conceder que para alguien que no sea de aquí resulte complicado seguir la verborrea ametrallante y los chistes y puñetas entre paisanos, porque hasta a mí se me escapaba algo. Pero hay dos o tres momentos alucinantes y que deberían figurar en el imaginario colectivo a partir de ya: desde el desternillante comienzo, con nuestros "héroes" vestidos de nazareno (uno de La Paz y otro de Los Estudiantes) y explicando los motivos de su atraco en una maltrecha scooter, pasando por ese pobre hombre (la galería de tópicos es simplemente apabullante) que tiene que explicarle a todo el mundo por qué tiene que ir a sellar el paro yendo con un mono de trabajo, y desembocando en un final absolutamente antológico y que, insisto a los que no vivan en Sevilla... ¡Eso es así!...
Véanla, por dios bendito y la Santísima Virgen de Nuestro Señor...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
2 comentarios:
OBRA MAESTRA
Yo me lo pasé del carajo, y ese es el mayor y mejor elogio para una película contemporánea...
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