miércoles, 3 de septiembre de 2014
Cabeza de viejo, cuerpo de joven...
Reygadas. Pasos para atrás... para atrás... hacia atrás...
A ver, porque luego, los que me atizan, que dicen que me pongo insoportablemente y bressonianamente descriptivo, con un olor a cloroformo y látex aséptico que tira para atrás... para atrás... hacia atrás. Pero no sé de qué otra forma iniciar un comentario sobre BATALLA EN EL CIELO; igual, supongo, que le pasaría al pobre Reygadas para empezar su película. Sí, porque ¿de qué mejor manera ilustraríamos el subconsciente masculino que con una felación? Y no una cualquiera: la de una bella joven, de níveas curvas y jocosas rastas, a un tipo (y si me pongo más descriptivo la lío) simplemente feo. Que, oye, a lo mejor esto es una metáfora fitzcarraldera sobre los molestos prejuicios sociales puestos en boca y vista de un artista machote pero desprejuiciado. Está bien, pero si no va a haber clase media, señor presidente, al menos que exista conflicto, que esto no es política, sino cine. Y no lo hay. BATALLA EN EL CIELO, aun teniendo (otra vez) un puñado de imágenes maravillosas para un stand en el MOMA, aburre a cualquier cacereña insomne y es otra prueba flagrante de que Carlitos necesita un guionista como JJV una hostia despertadora. Al grano... y descriptivamente. Esta película cuenta el buen rollo entre una niña pija y rica que se prostituye ¿? y un tipo no sólo gordo y feo, sino alelado, que es su chófer, que arría la bandera nacional en la Plaza Mayor y que, por si faltara algo, se le ha ocurrido junto a su gorda, fea y alelada señora secuestrar a un niño para pedir rescate... ¿Que todavía no hace falta un guionista que ponga orden? Vale, pues sigo. El tipo pierde las gafas en el metro, pero su rostro no varía; su mujer vende gilipolleces en el metro, pero su rostro no varía. La meretriz voluntaria le calienta con insinuaciones que uno no sabe a cuento de qué, pero su rostro no varía; su mujer le dice que el infante retenido ha sufrido un percance y se ha muerto, pero su rostro no varía. Además, teniendo en cuenta que Pumas ha ganado el campeonato nacional de fútbol, lo celebra con un pajote en el salón de su casa, mientras su familia lo espera para ir de excursión, pero su rostro no varía. Finalmente, ya que su rostro no varía, se lo tapa con una capucha para hacer penitencia... total...
Yo, reconozco que la vi con una mezcla de estupor, regocijo y rendimiento renal... y tampoco se me movió una sola ceja...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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