jueves, 28 de marzo de 2013
Vino de ninguna parte...
Sin ser uno de sus trabajos más lucidos (y esto es algo que él mismo se encargaría de demostrar posteriormente con la que es su etapa dorada como director), PALE RIDER es para la filmografía de Clint Eastwood una especie de "mapa a disposición del usuario curioso", y en el que pueden rastrearse no ya las claves de su personal manera de entender el cine, sino también las correspondencias con un cine pretérito al suyo y del que Eastwood ha sabido extraer constantes, virtudes y ese gusto por los modos ortodoxos de dirección. Que éste es un sentido y revisado homenaje lleno de admiración a SHANE no se le escapa a nadie; sin embargo, es gratificante ver a un Eastwood en plena forma mientras pule sus obsesiones y las cataliza a lo largo de un relato trufado de mística y simbolismo. Él mismo se encargaría de dar vida a ese "jinete pálido", mucho más misterioso que su predecesor y que dice de sí mismo ser un simple predicador, aunque sus sermones se limiten a hacer justicia con la misma determinación y heterodoxia usada por el cacique que oprime sin descanso a un obstinado grupo de mineros que está convencido de la existencia de una veta de oro en el margen de un río. El film es un sólido ejercicio de aventuras, un western a la vieja usanza, con unos secundarios realmente solventes y dos o tres escenas icónicas que permanecen después de muchos visionados (apenas le quedan un par de años para cumplir treinta...), como la llegada del enigmático jinete, envuelto en un constante ruido de espuelas y casi como una aparición sobrenatural, el sangriento duelo final o el inevitable homenaje al film de George Stevens, que cambia la erradicación del tocón por una enorme piedra que no deja fluir el río y que simboliza el poder de los débiles cuando deciden unirse para enfrentar al poderoso. No ha envejecido tan bien como otras obras de Eastwood, pero sigue siendo una película que se ve sin mayores agobios; una obra de continuidad de un corredor de fondo al que, eso sí, son pocos los que le pondrían un pero a estas alturas.
Saludos del predicador.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
5 comentarios:
La vi hace un par de años, y la verdad es que me gustó mucho, síntoma que sí ha envejecido bien ;)
Es una buena película, pero Eastwood las tiene mucho mejores, y ni siquiera comparándola con SIN PERDÓN, que eso ya son palabras mayores...
Pues a mí me gusta mucho. Y recuerdo que la vi en el cine. Lo único que me sobra es la escena en la que se acuesta con la madre... no porque la hija sea más apetecible, sino porque prefiero que sea efectivamente una especie de "fantasma"...aunque vaya, por lo visto es un fantasma muy vivo.
Yo la vi en el cine y me fascinó; vista ahora creo que se apresura mucho en contar la historia y darle verosimilitud. Me suele ocurrir cuando dejo pasar tanto tiempo entre visionados... Pero el duelo final aún conserva su fuerza, muy "Leone"...
Muy buena, buen remake de Shane. Yo también creo que las tensiones sexuales predicador-madre-hija están de más, pero bueno, gran peli.
Claro que Tito Clint tiene dos westerns mejores: SIN PERDON y, sobre todo, EL FUERA DE LA LEY.
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