domingo, 24 de marzo de 2013
Rincón del freak #101: Hippy Indian shake
El final de la época dorada del western no tuvo nada que ver con la jubilación de los grandes maestros, sino en la incapacidad, por parte de los cineastas jóvenes, provenientes en su mayoría de las todopoderosas series de televisión, de reinventar dignamente un género acorde a nuevas formas narrativas. Corría 1970 y en los cines de medio mundo se podía ver un cartel cuanto menos sorprendente: una india completamente desnuda, atada y de espaldas (la etnia se adivinaba por la pluma...), observaba en la lejanía a la caballería; debajo, unas fotos ilustrativas presentan a los dos protagonistas, nada menos que Peter Strauss, que sería uno de los iconos televisivos gracias a "Hombre rico, hombre pobre" y una jovencísima Candice Bergen. Por sus atuendos y peinados nadie podría haber distinguido si estaban en Fort Laramie o en Woodstock, además de olvidarse de los habituales atuendos mastodónticos femeninos y dejar a esta heroína de modales impropios casi en minifalda... Estaba claro que algo estaba cambiando; los géneros ya no eran lo que fueron y cualquier excusa servía para explotar la tensión sexual de los intérpretes sin que tuviese que derivar del guion, sino como reclamo visual. SOLDIER BLUE tenía más de promesa que de verdadero escándalo; y sin entrar en si esto suponía un valor en sí mismo, cualquier espectador con un mínimo de bagaje se daría cuenta de que, más que espectacular, este extraño film era descaradamente sensacionalista. Otra de las "virtudes" anunciadas a bombo y platillo consistía en el "crudo y realista" tratamiento de la violencia, algo que se reducía a representar los ataques de los soldados a los indios como si estuviésemos viendo una película gore de segunda fila, con miembros amputados a lo bestia y sangre inequívocamente Titanlux... La película, en términos cinematográficos, es flojita tirando a mala y ha envejecido fatal, que es lo peor; yo no la recomendaría ni como curiosidad, aunque hay algunos momentos divertidos y lo mejor es la aparición de Donald Pleasence como un cazarrecompensas ciertamente peculiar. Una de esas películas de las que uno ha oído hablar de una manera, pero cuyo halo de misterio queda inmediatamente disuelto tras verla; y no me parece un asunto poco significativo teniendo en cuenta el apreciable resurgimiento que el western está experimentando en los últimos años.
Saludos azulados.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
3 comentarios:
Jaja...Sí, recuerdo que el cartel figuraba en una lista de 100 pelis en un videoclub y me llamaba la atención de crío...
La peli solo la he visto un trozo, porque a pesar de que Candice Bergen me parece muy guapa... no pude con ella y dudo que la vea. No me interesa.
Sí, la portada era típica para calentar al personal y tirarse de cabeza. Pero vamos... mucho ruido...
antropoexploitation
Publicar un comentario