lunes, 21 de marzo de 2011
Presión ocular
La presión ocular es de tanta importancia como la sanguinea, aunque pocas veces se regula y controla; una presión ocular elevada puede ocasionar mareos, pérdidas de visión, derrames y cosas aún peores si se complica, por ejemplo, con una diabetes. Este sermón pseudocientífico viene al pelo para hablar de un film que he vuelto a ver hace nada para ver cómo había envejecido once años después; y lo cierto es que no podría decir si bien o mal, pues REQUIEM FOR A DREAM mantiene todo su elemento sorpresa intacto, aunque uno se hace mayor y pilla los renuncios casi al vuelo. Con esto sólo quiero dejar claro que el segundo film de Darren Aronofsky es uno de los títulos más significativos de esta década pasada y, sin duda, su mejor película. REQUIEM FOR A DREAM no cuenta nada que no haya estado antes en una pantalla; jóvenes yonquis con poco seso que quieren hacer dinero fácil, cero esfuerzo, malos hábitos, la inevitable caída al pozo... Les suena, claro; lo que pasa es que la novela de Hubert Selby Jr. hablaba fundamentalmente de la ambigüedad de las adicciones, de cómo éstas están presentes en casi todos los aspectos del modo de vida occidental; hay personajes manipulados, acorralados, vapuleados. Desde los dos colegas que cortan y venden droga (Jared Leto y Marlon Wayans), y la adicta a la cocaína (una estupenda Jennifer Connelly) con sueños de convertirse en diseñadora, hasta la inofensiva ama de casa sexagenaria (Ellen Burstyn en plan terrorífico) que se hace adicta a las anfetaminas para dejar de comer, adelgazar y así poder ir a su programa favorito de la tele. La historia está bien hilvanada, con pocos excesos y mucha chicha, pero lo que realmente dota de entidad propia a un film que de otra forma no pasaría de lo habitual, es el muy notable trabajo de sonido del film, aspecto éste que le da su inquietante morfología de pesadilla imbricada en la realidad. Aparte de la exquisita música de Clint Mansell, apoyada por el espectacular Kronos Quartet y curiosamente ni nominada aquel año en los oscar, algo que sí tendría Burstyn, aunque el premio se lo llevó Julia Roberts por... ¡¡¡ ERIN BROCKOVICH!!!... (dios). Aspectos todos estos que hablan a las claras del estatus de film sumamente arriesgado de este terrorífico descenso a los infiernos, más mesurado hoy que hace once años, aunque presionando todavía fuertemente nuestras retinas y recordándonos que sigue siendo posible otro cine en Hollywood.
Saludos oculares.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
4 comentarios:
el cine nos hace reflexionar tanto si realmente lo queremos. Saludos.
A mí me gustó mucho "Rquiem": recuerdo que encendía cada cigarro con la colilla del anterior mientras la veía. Pero acá entre nos... ¿qué pasa con "The black swan"? Cinematográficamente, me parece mejor lograda, tampoco te deja respirar tranquilo y, encima, tiene a Natalie Portmann en uno de sus mejores papeles, escenas de cama con Mila Kunis incluídas. Aunque claro: de gustos y sabores... (Por cierto, ¿qué tal te pareció a ti "el cisne"? No recuerdo haber leído tu crítica)
Curiosamente, amigo Santiago, hablé de BLACK SWAN el 17 de este mismo mes... Y, sí, me gusta mucho más ésta que aquélla, aunque técnicamente pueda estar por debajo...
¿Ah sí? Pues ni enterado... ya le daré un vistazo, compadre. (Y no te preocupes, que soy de los que saben que un mejor trabajo técnico no hace necesariamente una mejor película). Saludos
Publicar un comentario