viernes, 14 de enero de 2011
Ahora esto... ahora lo otro...
Spike Lee es uno de esos directores a los que no les viene mal un buen guión, al menos un guión lo suficientemente bien construido como para velar un poquito su exacerbado ego y su preocupante falta de síntesis. El ejemplo perfecto de todo esto lo pudimos ver hace ya más de una década con una película francamente extraña y que por aquí tampoco tuvo mucha repercusión. SUMMER OF SAM quería hablar de muchas cosas para terminar sin contar apenas nada; fundamentalmente, Lee nos quiso contar una época y un lugar determinado, o más exactamente el final de una época, la reticencia a ingresar en otra completamente nueva. Para ello se sirvió de dos personajes completamente antagónicos pero unidos por una extraña amistad. John Leguizamo (lo mejor de largo del film, como pez en el agua en su personaje) encarna a un latino hedonista y mujeriego, que cual Tony Manero frecuenta el Studio 54 y que no oculta su educación machista y descaradamente hipócrita. Adrien Brody es el joven inquieto y rupturista que ama a los grupos ingleses (especialmente a The Who), que adopta una imagen punk (no muy acertada, la verdad; además no sé qué coño tienen que ver The Who y los Pistols...) y, pese a su exquisita educación, se convierte en un paria de un lugar y un tiempo que no le pertenecen, tan sólo apoyado por su amigo y pese a sus frecuentes peleas. Esto podría haber dado un drama generacional sólido y convincente, pero Spike Lee quiso ir más allá y meter por medio la mítica figura de un asesino en serie que sembró el terror en aquel verano de finales de los setenta. "El hijo de Sam", como le llamó la prensa sensacionalista, mataba sin ton ni son y jamás dejaba rastro. El problema es a qué diablos debemos prestar atención en este batiburrillo ¿a los convincentes actores principales y sus zarpazos de elocuencia? ¿al asesino, que aparece cuando menos te lo esperas? ¿a las brillantes secuencias del Studio 54? ¿a un verano que se nos cuenta que es el más caluroso de la historia en New York? Demasiadas cosas y demasiado diferentes; incluso Lee se permite parafrasear modestamente al maestro Scorsese e introduce a unos cuanto menos peculiares mafiosos que ofrecen una recompensa por la cabeza del asesino, pues no aceptan que les toquen el monopolio del crimen, claro. Desde luego, SUMMER OF SAM se ve hoy día con cierta estupefacción y un montón de caras raras; si no la vieron en su momento ¿a qué esperan para descubrir el film más extraño de su director?
Saludos estivales.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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