Sigamos repasando la breve historia del cine español con mayúsculas; aquél que se hizo para perdurar, para transgredir, para hacer pensar; donde los profesionales tenían un fin en sí mismos y cada uno daba lo mejor sin pensar en una posible posteridad.
Todo esto se dio en una serie de películas heróicas que retrataban, a partir de pequeños aspectos cotidianos, la lúgubre faz de la intolerancia, la represión y la desfachatez con la que se (sobre)vivía en la España de entonces.
Marco Ferreri filmó algunas de aquellas pequeñas grandes historias a modo de infalible y avezado cronista de toda una serie de vergüenzas oreadas e inteligentemente pasadas por meros entretenimientos. Los "cómicos", ¿se podía temer algo de semejantes gañanes?
El tándem Ferreri-Azcona tuvo gran parte de culpa de dichas obras hasta que algo se olieron los franquistas y no permitieron al italiano seguir ni un minuto más en España, precisamente tras la realización de EL COCHECITO.
EL COCHECITO, casi cincuenta años después, sigue siendo una patada en la conciencia; un tragicómico retrato (a veces desternillante, a veces sobrecogedor) de aquellos infames seres sin doble moral (sólo había una) que hasta lo más insignificante lo pasaban por un filtro de incomprensible y biliosa censura. La pequeña historia de don Anselmo, un jubilado sin vida propia, desterrado al rincón de los inservibles, que encuentra en un cochecito de inválido la libertad deseada (¡puro Cronenberg, señores!), cobra tintes casi épicos cuando nos son mostradas las mil y una vicisitudes por las que este héroe anónimo ha de pasar para conseguir finalmente el objeto de sus sueños. La paradoja metafórica con la que Azcona-Ferreri nos hablan de "esos seres mitológicos que cabalgan libremente" es un insuperable ejercicio de finísima intención denunciante, de valentía desesperada.
Luego: hablar del MAGISTRAL trabajo de don José Isbert encarnando a ese españolito desplazado de la sociedad, desplazado de sí mismo, sería tener que echar el cierre ante un panorama interpretativo (el actual) donde se repiten incesantemente tics y poses. No les vendría mal echar un vistazo a este prodigio de interpretación veraz y consecuente, uno de esos papeles reservados a los más grandes.
Saludos motorizados.
1 comentario:
Una autentica obra maestra. si señor!, un peliculon, con Pepe Isbert simplemente magistral, cualquier aspirante a actor deberia ver esta peli, y cualquier director de cine también. Una maravilla, si señor!!
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