domingo, 14 de julio de 2019

Rincón del freak #364: El hembrismo cariacontecido contra el heteropatriarcado alienígena



La de hoy tiene tela marinera, por mucho que me la encontrara de pura casualidad en rincones que prefiero no describir. Se trata de una ínfima producción británica de 1978 titulada PREY, y que venía a abundar en el por entonces recurrente tema de los extraterrestres que llegan a la Tierra con intenciones poco amistosas; y en este caso, con pocos efectos especiales y maquillaje de verbena terciaria. Sale una pareja dándose el lote y luego un tipo al que se ve poco y que los asalta porque sí, y luego la chica corre y el novio se muere y el tipo raro se ha convertido en su novio (que no sé para qué tiene que convertirse si ya tenía cara y cuerpo antes), lo que aprovecha para darle un bocado, porque en realidad es un alienígena con cara de gato, lo juro. Entonces este infiltrado de las galaxias llega a un caserío habitado por dos mujeres, y aquí viene lo bueno, no porque las dos mujeres decidan invitarlo a quedarse porque sí, sino porque ya hace cuarenta años la serie B inglesa se atrevía a mostrar una pareja abiertamente lésbica, tal cual. Lo que asimismo aprovecha el director para meter escenas de sexo lésbico que no vienen a cuento, pero que dan lubricidad al asunto. Una de ellas no está muy convencida de su lesbianismo, así que coquetea con el alien, pero éste sólo tiene ojitos para un loro enjaulado, ya que se lo quiere comer a toda costa. Las lesbianas, como buenas progres, también son vegetarianas, pero cometen el error de darle escarola al alien, que a partir de ahí opina que las dos son unos muermos y que quizá les hinque el diente. El peor momento para el alien ocurre cuando se cae en un laguito de apenas un metro de profundidad, pero en el que se pega braceando como tres minutos, porque como buen gato cósmico lo del agua no va con él. Incluso llegan a travestirlo en la mejor escena del film, solo que él no sabe nada del rollo LGTBI ni nada de eso, tan sólo quiere bocata de loro... En fin, como dura unos 75 minutos escasos, se echa uno unas risas de las saludables y a otra cosa, que no todo va a ser caimanismo...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!