lunes, 4 de febrero de 2019
Push the button
CLIMAX ganó Sitges, no se esperaba otra cosa, pero yo sí. Sigo esperando al Gaspar Noé que intentaba narrar, porque siempre intenta narrar, pero últimamente parece dejarlo a ver si todo sale solo, y los milagros desentonan si no se nota la mano del director que ha hecho el guion por añadidura. Es curioso, pero el aviso para los menos empapados del director galo es que se trata de un film extrañamente comedido, o que promete un montón de emociones fuertes para acabar en fragmentos de otras cosas que hemos visto antes. Destacaría el trabajo de steadycam, notable mientras los diálogos aún tienen sentido, y un par de coreografías que se aprovechan de la visceralidad de la música expandida, muy noventera. El resto es Noé y más Noé, fisicidad y ritmo con un eco vagamente ultraterreno en lo político al fondo y muchas escenas que un buen montador no hubiese dejado ahí. Pero Noé es Noé, y Noé decide su propio trote en la pista que él mismo ha diseñado para él mismo. Es raro, porque me extrañaría que alguien se escandalizara con esta película, rodada en un único escenario y con un reparto mayoritariamente desconocido y que sirve bien a los propósitos del chamán realizador, al que imagino con media sonrisita y un botón donde pone "autodestrucción". Si lo ha llegado a pulsar, de eso hace ya algún tiempo; algún día le dará por regalarnos una historia bien contada, pero también puede que le echemos en cara una cierta cobardía. No será mi caso...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
2 comentarios:
Tostonazo.
Firmado: un fan de Noé.
Usted es más fan que yo, que detecto una carrera en inexplicable declive, parecido a un entrenador que no cambia el sistema aunque lo lleve a segunda. Me parece una película interesante a ratos, pero no tan truculenta como la pintan. O será que ya no nos escandalizamos por casi nada, que también puede ser...
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