sábado, 8 de septiembre de 2018
Ladridos de emoción
No soy un entusiasta del cine de Wes Anderson, tampoco un detractor, pero en ese término medio me declaro enamorado de sus films animados. Probablemente sea que identifico más su sequedad formal, a medio camino entre Bresson y Bergman, con el destierro de la forma humana; le sientan mejor esas marionetas hieráticas, tan asombradas como asombrosas, al menos para punzar con intención los diálogos, que digan lo que quieren decir, ni más ni menos. En este sentido, ISLE OF DOGS es una absoluta maravilla, y su complejo discurso le queda como un guante, a mitad de camino de la denuncia apocalíptica, la comedia sentimental y la militancia más combativa y porculera. El argumento nos lleva a una sociedad deshumanizada, en la que los perros son desterrados a una isla-estercolero cuando es detectada una plaga de enfermedades y los canes son culpados de extender dicha plaga. Lo que Anderson propone es la interacción con estos perros desde su punto de vista, porque son los primeros que no entienden lo que les está sucediendo y buscan una explicación a su abandono por los humanos, a los que siempre han amado incondicionalmente. Una película que toca en nervio, a la que no le sobra ni le falta una línea de diálogo y que, encima, ofrece un despliegue técnico absolutamente delicioso, aún más deslumbrante que aquel FANTÁSTICO SEÑOR FOX, a la que corrige y aumenta. En mi opinión, la mejor película de su autor.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
3 comentarios:
Me gustó, y de hecho, aún más, me sorprendió, a lo grande, hasta me calló la boca de mis prejuicios. La verdad es que disfruté mucho esta película. Pensé que sería otro juguete del pequeño Wes y no, resulta que esta película sí tiene, no sé, verdadera entidad. O será que me gustan los perros, el caso es que también ubicaría esta obra, y con creces, dentro de lo mejor de su filmografía.
Saludos.
El guion es una maravilla, aunque no para todos los paladares, ya que está repleto de guiños y referencias. Yo me la jugué y decidí verla junto a mi hija, que tiene diez años. Me dijo algo que se me quedó grabado, con la elocuencia que sólo tienen los niños: "No he entendido nada, pero me ha encantado"... Ahí queda eso...
Un saludo.
Ja, ja, más claro echarle agua...
Y bueno, ¿no se trata, en el fondo, de disfrutar y dejarse llevar por lo que se está viendo en pantalla? Si al final uno queda encantado, qué sensación más agradable, maldita sea...
(En todo caso, habla bien de la película, que permite zambullirse de lleno en la experiencia que ofrece).
Saludos.
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