martes, 29 de agosto de 2017

Encadenados



Es curioso que una de las sorpresas más mayúsculas del cine que he podido ver este verano haya sido un film de hace nada menos que 85 años, pero faltaría a la verdad si no hablase aquí con justicia de I AM A FUGITIVE FROM A CHAIN GANG y ensalzara su poderoso, valiente y contundente mensaje. El panorama que ofrece no puede ser más desolador y desesperanzador: un excombatiente de la Gran Guerra regresa a casa como un héroe multicondecorado, pero es incapaz de conseguir un trabajo digno en su ciudad natal, por lo que decide probar fortuna en otra parte. Pero las duras condiciones de vida le llevan a vivir como un vagabundo provisional, y tras verse envuelto en un chapucero atraco a una hamburguesería, sin comerlo ni beberlo es condenado a pasar diez años en un durísimo campo de trabajos forzados.
En apenas hora y media, Mervyn LeRoy pone en pie un vertiginoso retrato de la América profunda, la que normalmente nunca hemos visto en el cine, pero que es la que más pavor da. Un país racista, violento, inmisericorde, que engulle y escupe a quienes no considera aptos para su idea de patriotismo, y que destruía miserablemente la vida de un hombre, tasándola escasamente en unos 15 dólares. Veo que el drama carcelario es uno de los subgéneros más apreciados por crítica y público, y que son no pocos los títulos que han alcanzado un estatus que en algún caso la lleva hasta la sobrevaloración. No es el caso, y este es uno de esos films verdaderamente seminales, capaces de crear escuela por mantenerse imperturbablemente vigentes a lo largo de las décadas, al tiempo que expresa una lección de cómo filmar la conversión de un hombre corriente en un genuino fugitivo. La escena de la evasión tiene toda la tensión del cine de suspense, y cuando este hombre consigue labrarse una nueva vida el destino vuelve para atraparlo y arrojarlo otra vez al agujero. Ahí, la tensión y angustia del film se vuelve casi insoportable, terrorífica, y remata con otras dos escenas magistrales, la segunda evasión (si la ven, tengan en cuenta que estamos en 1932) y el final, completamente alejado de moralinas buenistas y que es uno de los más demoledores de la historia del cine. Bastan un rostro semioculto en las sombras y la cortante respuesta a una pregunta que queda suspendida mucho tiempo después de acabar esta obra maestra absoluta.
Impresionante.
Saludos.

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Como dice todo buen cuñado: TE LO DIJE.

1001 veces copiada.

"I steal".

Mervyn Le Roy, maestro del cine. Poquísimo reivindicado (como Jules Dassin o George Stevens)
Y lo de Paul Muni, no es ni medio normal. También underrated (hoy vengo quejica).

dvd dijo...

Recuerdo que la recomendaste tiempo ha, y no sé en qué rincón de mi abarrotado subconsciente lo guardé, hasta que me acordé de ella este mes y me puse a buscarla a toda velocidad. Creo que sólo hay un calificativo: sobrecogedora.
El trabajo de Muni es espectacular, repleto de registros.
Thanks, maño.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!