miércoles, 5 de octubre de 2016
Rivette escribe #6
El reciente parón me ha servido, entre otras cosas, para ver OUT 1, NOLI ME TANGERE, una barbaridad de casi 800 minutos que muchos entendidos no dudan en señalar como verdadera quintaesencia del cine de Jacques Rivette, como un código fuente a partir del que se verbaliza mejor su a menudo compleja obra. La recomendación, de todos modos, es verla de la misma forma en que nos enfrentamos actualmente a series autoconclusivas de ocho o diez episodios, por lo que la experiencia resulta menos traumática y agotadora. Partiendo de la cita bíblica, Rivette erige un canto a la libertad frente a los poderes de la burguesía y el adoctrinamiento, y para ello parte de los interminables ensayos de un grupo de teatro alternativo que preparan dos obras de Esquilo, con la convicción de que el subtexto del dramaturgo griego representa a la perfección el ansia de libertad proveniente de Mayo del 68 y el constante choque con la inacción del pueblo, refractario a cualquier conflicto de intereses. Pero lejos de resultar una película pesada y de impostada gravedad, Rivette inserta a dos personajes clave y muy diferentes entre sí, gracias a los cuales la narración se ramifica insospechadamente y una a todos los protagonistas en una especie de fin común tan azaroso como excitante. Colin (un desatado Jean-Pierre Léaud) es un estrafalario pedigüeño que se hace pasar por sordomudo y revienta la tranquilidad de las terrazas parisinas soplando (tocar sería mucho decir) una armónica insistentemente hasta que le sueltan algo de dinero. Mientras, Emilie (Bulle Ogier) regenta una tienda en la que se vende de todo (la famosa "esquina del azar") y que sirve de punto de reunión a los actores y, más tarde, al propio Colin, que se ofrece a ayudar a encontrar al marido de Emilie, que lleva varios meses desaparecido. La teoría de Colin es que, según varios textos de Balzac, existe un grupo secreto llamado "Los Trece", y que quien logre descifrar el mensaje oculto en las páginas del escritor francés desenmascarará a quienes, según él, mantienen a varias personas en cautiverio. Así, lo que parece primigeniamente un plúmbeo ensayo experimental, se torna un divertido laberinto de estrategias, pasiones y encadenados a lo largo y ancho de un París determinado por sus calles y terrazas, pero indagado en los subsuelos donde los jóvenes, a principios de los años setenta, soñaban con vivir libres, o unos tejados que finalmente (en un guiño magistral a Franju) se esclarecen como campo de batalla.
Si quieren mi opinión, les merece la pena echarle un vistazo por episodios.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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