jueves, 11 de septiembre de 2014

El futuro



Película excepcional, de la que mucho se está hablando desde el día de su estreno, LOCKE se nutre de sus limitaciones formales para demostrar un relato eminentemente hablado y lo suficientemente articulado como para felicitarnos de que, en tiempos inciertos, la literatura neuronal puede existir. Ni suspense, ni superdrama, ni terror psicológico, ni euforia metafísica... Lo que a mí me transmitió este emotivo film es un salto al vacío literal e insalvable. Su (único) protagonista, Ivan Locke, es un jefe de obra (sí, no se puede tener un personaje más atípico) al que acompañaremos desde que termina su trabajo una noche cualquiera, y a lo largo de lo que parece su regreso a casa en coche. Todo ello es LOCKE, un trayecto hacia alguna parte del que descubriremos su su sorprendente desenlace a lo largo de las incesantes conversaciones que este hombre mantendrá a través del manos libres, inesperado corporeizador de una serie de personajes de los que sólo escucharemos la voz y que, sin embargo, están perfectamente construidos. Mención aparte para Tom Hardy, un actor en franca ascensión al que conocíamos por sus papeles de tipo duro y un pelín desequilibrados, y que logra el titánico fin de que su omnipresente rostro, intervalado por las luces reflejadas en los cristales de su BMW, no acogote en ningún momento la tensión, pese a realizar un trabajo de contención simplemente encomiable.
LOCKE parece una pieza de cámara sobre un apocalipsis personal, una explosión controlada o un virtuoso ejercicio de estilo muy en la línea de la también notable (por citar un ejemplo reciente) BURIED. A mí, que me gustan las cosas sencillas, me conmovió que en este mundo egoísta y nonsense, a alguien le muevan los seres humanos por encima del dinero o las promesas. No hay nada más alejado del futuro que las promesas, ni nada más anclado en el pasado que el dinero.
De lo mejor que he visto este año. Tal cual.
Saludos.

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Es un prodigio, sin duda.

Aunque yo percibí que el motor de todo era más bien una sicopatología edípica del protagonista proveniente de un trauma más que esas cosas más nobles que dices tú.

Anyway, estupenda.

dvd dijo...

Sí, vale, de acuerdo, pero estamos tan faltitos de gestos de honestidad que reconozco que me ha podido. La película plantea un problema insalvable: si la explicas más, si ahondas más en las posibles razones, si descubres que a lo mejor es un tipo infeliz con su vida y sólo quiere romper con todo... entonces a lo mejor se le va toda la gracia lograda con su formato. Ah, y cómo agradecí que no hubiese ni un solo flashback...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!