martes, 25 de septiembre de 2012
Espionaje New Age
Uno ve una fotografía de Santiago Amigorena y entiende muchas cosas acerca de QUELQUES JOURS EN SEPTEMBRE, su primera, y hasta ahora única (cumple seis años), incursión en la dirección tras una extensa y exitosa carrera como guionista. No describiré al personaje, sino a la película. Se trata de un cruce imposible, improbable y hasta indeseable entre Frankenheimer y Greenaway versionados por los hermanos Coen... ¿? Estoooo, sí, no me paso ni un poco. Resulta que Juliette Binoche es una especie de espía (aunque esto nunca queda claro del todo) que va a almorzar a restaurantes, conduce un Mercedaco y tiene una tortuga; es decir: el prototipo de mujer del siglo XXI, liberada e independiente. Nada más empezar, se planta en una granja de gansos y le dice a una chavala: "Ven, nos vamos". A los diez minutos, aparece un joven norteamericano (yo no me di cuenta de dónde) y los tres mantienen conversaciones de alto contenido filosófico y poético en inglés y francés, almuerzan Vichyssoise y duermen en hoteles. Nos enteramos de que los dos jóvenes son hermanastros del mismo padre aunque no se conocían; les persigue John Turturro, que es un asesino que lee a william Blake, pero no sabemos por qué y, en un momento dado, la Binoche decide que hay que irse a Venecia, que es más bonito y además es posible que los chavales vean a su padre, aunque no es seguro del todo. El padre es Nick Nolte, pero nos la cuelan, porque sólo sale cinco minutos al final. Ya en Venecia, se emborrachan en clubs de lo más cool con vino blanco, hacen la compra en el mercado (jamás en un súper, por favor), cocinan, los dos jóvenes cometen incesto ante la inminente posibilidad de que la Binoche le tire los tejos al joven yanqui y luego, ya al final, cuando Nick Nolte justifica su sueldo, sale esta frase: "Sí, es que él manejaba una información muy importante sobre algo que va a pasar muy pronto". E inmediatamente, el cartelito: [10 de Septiembre de 2001]... Conclusión: Está bien que uno vaya de intelectual y sensible y cosmopolita; siempre va a haber un Paulo Branco de la vida que te lo financie. Ahora, querérnoslo pasar por conciencia social... o qué sé yo... Mal, muy mal...
Saludos indignados.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario