martes, 10 de mayo de 2011
¡Malditas cartas de navegación!
¿Se acuerdan de 1492: THE CONQUEST OF PARADISE? Aquello fue la repanocha en verso, un acontecimiento mundial de proporciones nunca vistas. La leche, vamos. Aquí nos cogió en plenos fastos de la Expo, y su estreno supuso uno de sus momentos álgidos. Ahora, francamente ¿de verdad fue para tanto? 1492 no es de lo peor de su director, que al menos se esfuerza por mover una de las ya pocas superproducciones de la época; su intento por conjugar la épica más allá de los siglos de la conquista de América por parte de Cristóbal Colón y su alegre séquito, el ambiente enrarecido de la Corte española ante la extraña petición del marino Genovés de que le sea financiada una expedición para buscar una ruta alternativa y más cercana hacia Asia, y el incesante y gigantesco goteo de personajes, puede que le quedase un poco grande al director británico. El comienzo está bien construido, sin escatimar en presupuesto; al tema del viaje le falta un poco de tensión, cuando es el momento clave, cuando Colón cae desesperado ante una muerte inminente, incapaz de dar respuestas a su tripulación. Luego, los indios, las matanzas (todo menos crudo de lo que imaginamos), las alianzas, los engaños... La cosa ya estaba hecha, y éste es un tema lo suficientemente controvertido como para no dejar a nadie ponerse de acuerdo; siempre habrá quien lo considere el mayor genocidio de la Historia y quien lo encuentre como un paso decisivo hacia la evolución de la humanidad; yo creo que era cuestión de tiempo, y si no hubiese sido Colón hubiese sido otro cinco o diez años después. En definitiva, una película que se hace excesivamente larga y que contiene momentos sublimes y otros de puro sonrojo, que es definir el cine de Ridley Scott de los últimos veinte años.
Saludos hispanoamericanos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
3 comentarios:
Muy muy muy regulera. Que pena de Scott... Con lo bien que empezó.
Yo solo me acuerdo de la banda sonora de Vangelis, que además me la compré en su momento (ojico: ¡en casete!).
¡Un saludo!
Pues claro que no fue para tanto, si aquello parecía mas una comedia francesa...
¿ésta fue la de la millonada de Brando, no? Uno de sus papeles fugaces de paso por aquí y me llevo el cheque, a lo Krusty...
Publicar un comentario