Distintas personas, de distinta extracción social, en diferentes sitios. Sin saber por qué, se encaminan hacia una extraña oscuridad que los engulle. De repente, todos se encuentran en una extraña ciudadela; ante ellos, una puerta que no pueden abrir, pero sobre la que todos tienen diferentes teorías ¿Se abrirá? ¿Qué habrá al otro lado? THEY CAME TO A CITY es una rareza en el catálogo de la mítica productora Ealing, un ingenioso relato de género fantástico, en el que una vez más se impone la fuerza del guion a la ausencia de efectos, justificados por la ya heroica producción, cuando la WWII aún azotaba en 1944. Partiendo de un relato de J.B. Priestley, el guion de Sidney Cole y el propio director, Basil Dearden, no se alejaba demasiado de los preceptos que, en clave de comedia, hablaba de sociedades solidarias y bonhomías que contrastaban con el inmovilismo de unas clases altas instaladas en tradiciones absurdas. Una película que da un mensaje positivo (posibilista, dirán otros), levemente naif, pero que funciona como es, entrañable a su manera.
Saludos.
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