No creo haber entendido bien MAXXXINE, o al menos qué lugar debería darle en una trilogía que tuvo un estupendo comienzo en X, su punto más alto en PEARL, y se cierra con un discutible paréntesis, que ni es continuación ni broche, sino un compendio de todas las obsesiones estéticas de Ti West, que siempre se sirvió de las mismas para establecer su narrativa, y no al contrario. Desde luego, este giallo posmoderno, con menos pinta de film de terror, es casi un póster metafísico, como si West filmara una película dentro de otra, hasta hacernos perder la perspectiva, o como si le interesara más "filmar el proceso mismo de filmar" que atenerse a un guion inteligible. La sensación es agridulce, porque el cine de este señor me encanta por múltiples razones, pero aquí ha patinado por no integrar su mirada de VHS en la extrañeza de 625 líneas, y más ocupado en atiborrarnos de Mia Goth (finalmente el único suceso destacable) que ficcionar un conjunto que ya les digo que no es tal, como si hablásemos de un 2 y 3/4 ¿Una mala película? No me lo parece, pero creo que habría funcionado mejor como ente autónomo, en lugar de sacarse de la manga unas sobreexplicaciones que llegan, como todo lo demás, un poco tarde. Mi impresión es que Ti West se ha visto superado por las expectativas, ha querido dar una traca final por todo lo alto, y ello ha chocado frontalmente con su naturaleza de gran gestor de bajos presupuestos. Todo ello con una afectación excesiva incluso para él, que quiere ser muchas cosas a la vez, pero todas las deja a medias. Además, alguien tiene que explicarme qué diablos significa el personaje de Kevin Bacon...
Saludos.
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