domingo, 4 de febrero de 2018
Rincón del freak #301: Parodia y decadencia del torture-porn
La imagen de alguien atado a una silla, escuchando con expresión aterrada todo lo que su captor promete que le va a hacer, es cada vez más recurrente, casi como un recurso estilístico, que no sé si puede tener alguna connotación psicológica más allá de su sadismo y truculencia. Películas que contengan estas escenas las hay a millares, pero eso es una cosa y otra es apoyar todo el peso de una historia sobre eso; confiar en que la tensión y la extrañeza brotarán de esa desigualdad implícita, para convertirse en una sinfonía de lo explícito. Estoy siendo tremendamente generoso, porque el caso de hoy no hay por dónde cogerlo; porque aunque su arranque promete algo de interés, muy pronto se despejan las dudas: no hemos venido a presenciar un tortuoso y crudo análisis de personalidades extremas, sino a ver hostias, cortes, amputaciones, violaciones y otras cosas que les dejo a su imaginación. Es decir, WE ARE MONSTERS suple su infantil guion con escenas sumamente desagradables, y el resultado son 80 minutos que parecen cinco horas, y que no dan nada de miedo, pero sí te hacen replantearte en qué diablos estamos empleando nuestro tiempo algunas veces.
No, no la vean.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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