Sin ser desdeñable, el episodio titulado Men against fire puede que sea el más flojo de esta tercera temporada de BLACK MIRROR. Un instrumentalizado juego de equívocos al que se le coge el truco demasiado rápido, y que finalmente tampoco supone una gran revelación que no hayamos visto antes. Todo el interés se centra en los primeros minutos, que nos trasladan a un lugar en guerra (sospechosamente balcánico), donde unos soldados parecen ser la única esperanza de los lugareños, solo que en lugar de ser atacados por otro ejército lo son por unos extraños mutantes, las "cucarachas", que les roban la comida y transmiten enfermedades. La premisa es convincente, y Brooker pretende hacernos creer que veremos un típico film de terror, con criaturas horrendas y abundante hemoglobina, pero, pasados unos minutos, la historia da un giro radical y se centra en la figura de un soldado que sospecha que, quizá, los enemigos contra los que luchan no sean exactamente las "cucarachas", e incluso que la realidad misma sea completamente diferente a su día a día. La moraleja, más simplona y pedagógica que en episodios anteriores, nos dice que desconfiemos de las verdades absolutas, al tiempo que ejerce una cierta (y certera) crítica sobre esos colaboradores internacionales que tanto "bien" hacen en zonas de conflicto.
Un capítulo entretenido, pero olvidable.
Saludos.
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