THE LEGEND OF TARZAN (clin, clin), y me encuentro frente a dos horas de pantallazo verde y tribus africanas que hablan inglés mejor que Yeats. Rosarios asesinos, hombres guepardo con garras de chichinabo, un protagonista con cara de mendigo de metro y unos animales peor diseñados que en un libro de Educación Infantil. Da igual. Me entero de que dirige (supongo que esto será darle instrucciones a los de la pantalla verde) el responsable de la mayoría de películas (otro decir) de Harry Potter, saga que creo que no veré hasta que me toque el Euromillón, que es un sorteo en el que no participo nunca... Y que el protagonista es el hijo del grandísimo actor Stellan Skarsgaard, y que quizá se cansó de tocar el violín en los túneles de Chicago.
Esto no es Tarzán. Esto es un batiburrillo que mezcla desvergonzadamente los chascarrillos de Tarantino, con Christoph Waltz haciendo otra vez lo mismo y Samuel L. Jackson pugnando por ser solvente sin decir un solo taco... Ah, y los culos y tetas de rigor, rigurosamente tapados, eso sí, del trozo de carne del momento, la siempre desaprovechada Margot Robbie. Un despropósito de la Warner que convierte GREYSTOKE en una obra maestra, y de paso a Christopher Lambert en actor. Es lo que pasa por tomarse demasiado en serio a uno mismo, que iba a colgarse de una liana y se vio esperando el autobús... porque aquí, que yo sepa, el metro también es un chiste malo...
Saludos.
2 comentarios:
Alexander Skarsgaard me parece más interesante mientras más alejado se encuentre del mainstream. Por desgracia en sus incursiones por los grandes estudios siempre lo dejan de galán y eso.
Saludos.
De momento me parece mucho mejor actor el padre...
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