miércoles, 5 de septiembre de 2012

Arqueología sentimental



A este paso, es posible que el cambio de cabecera que tenía pensado para el blog deba ser sustituido por una relación obituaria, porque no es normal entre una cosa y otra. Carlos Larrañaga se nos ha ido también; otro gran actor, de los que estaban ahí de toda la vida, haciendo de todo. En fin, tenía una ingente cantidad de títulos a la espalda, aunque, indagando, me he dado cuenta de que no han sido tantos los roles protagonistas; lo suyo era la presencia, el entrar en escena con elegancia y sin desentonar, como un secundario de primera fila. Nunca tuvo ese gran papel que le encumbrara más como actor que como galán, así que me ha sido difícil decantarme por un título lo suficientemente preclaro o evidente. Y, buscando buscando, resulta que me he topado con un capítulo de aquella mítica serie de los ochenta que fue "La huella del crimen", cuya sórdida trama giraba en torno del propio Larrañaga, que interpretaba a un tipo que hoy día se nos descubre como simiente de los lodos que ahora nos llegan al cogote. EL CASO DEL PROCURADOR ENAMORADO era el farragoso título tras el que un tipo de clase acomodada planea obsesivamente el asesinato de su mujer, para así poder estar con su verdadero amor, una maestra de escuela. La acción transcurre en la Salamanca provincial y profunda, el tipo no sólo queda en evidencia como un cínico egoísta, sino que es adelantado por su sufrida esposa (hija con síndrome de Dawn incluida) como ilustre poseedor de un braguetazo terratenentil de órdago y hasta seguidor de las enseñanzas de Arias Navarro... El capítulo, ustedes saben, no es ni con mucho el más inspirado de la serie, y su resolución queda ya como mero sonrojo cinéfilo (los últimos diez minutos no los superaría ni Iquino); completaban unos "insignes" Pepe Rubio (¡doblado, colega!), Ana Marzoa y Alfredo Mayo como el superfranquista a caballo... Hombre, yo lo siento porque la entrada tenía lo suyo como homenaje, pero es que tampoco había mucho que rascar... Prometo intentarlo como con Galiardo...
Saludos de inacabable luto.



2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Es verdad, es que a mí me pasó lo mismo cuando me puse a pensar qué película elegir para recordar a Carlos Larrañaga. Me sorprendí a mí mismo sorprendiéndome de no encontrar ese peliculó que yo creía que había protagonizado. Coño, si teníamos esa sensación tiene que ser porque ese actor protagonizaba momentos de historias que no protagonizaba. No recuerdo este capítulo de la serie. Estoy atorado en el recuerdo de Larrañaga desfilando con ropa de mujer en El Extraño Viaje.
Galiardo.., una vez me dijo un amigote "joder, me encantaría ser amigo de Galiardo.." y es quedó mirando al vacío. Qué malos son los petas.

dvd dijo...

Sí, por eso yo no fumo... Este capítulo no lo recordaba, no tanto como JARABO o LAS ENVENENADORAS DE VALENCIA (¿o era una sola...?); el caso es que lo volví a ver y, francamente, vaya cosas que nos tragábamos entonces... De Larrañaga no puedo decir nada malo, pertenecía a esa irrepetible estirpe de profesionales patrios, capaces de lo más sublime en mitad de bazofias como ésta, por ejemplo.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!