martes, 19 de abril de 2011

A falta de nomenclatura



Tras su rotundo éxito de crítica y público, obtenido con aquella gran cinta que fue DER UNTERGANG, el austríaco Oliver Hirschbiegel pegó el patinazo en Yanquilandia con una pobre vuelta de tuerca al género de extraterrestres versión "conspiranoia" con la muy inferior THE INVASION; yo soy de la opinión de que se está desaprovechando a un magnífico director de cine de género puro y duro por la a veces incomprensible cabezonería de "buscar el mercado", sea eso lo que sea. Lo cierto es que su último título confirma esto a medias, pues si bien FIVE MINUTES OF HEAVEN intenta por todos los medios salir de la rutina de este tipo de films, esto sólo es conseguido a costa de deslavazar el resultado final, desarticularlo sería un término más correcto. La película empieza brillantemente en el pasado, contando los terribles efectos de la lucha terrorista en el Ulster de los años setenta. El caso es que prefiero no contar demasiado porque ahí, en ese comienzo es donde está la mayor parte de la gracia y la chicha de la historia. Todo sigue con dos personas que van a tener un encuentro televisado ya en nuestros días: uno es un antiguo terrorista de la UVF, el otro es el hermano de una de sus víctimas por entonces; mientras el terrorista ha mutado en un respetable y convincente pacifista tras cumplir condena, el otro es un hombre gris y amargado por un absurdo peso de culpabilidad. Uno es Liam Neeson en un papel que parece llevar escrito en los genes, y el otro es un extraordinario James Nesbitt, al que le toca lidiar con la parte chunga, de la que sale mejor parado que su oponente. Todo el film girará en torno al esperado encuentro entre ambos, la lástima es que Hirschbiegel se ve incapaz de decidir dónde va a poner exactamente el clímax, lo que deviene, además de en una atmósfera enrarecida que oscila peligrosamente del drama a la comedia, en una historia apresurada por llegar al final, que increíblemente es lo más soso de todo el metraje. Al director de la interesantísima DAS EXPERIMENT le ha vuelto a jugar una mala pasada la experiencia internacional; puede que volver a su tierra le devuelva parte de los magníficos resultados de sus primeros trabajos. Esperaremos.
Saludos en cinco minutos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!