jueves, 10 de marzo de 2011
Lo que pasa cuando un director tiene libertad (y talento)
Se veía venir, esas cosas se ven venir; lo de LEONERA no era fruto de la casualidad, ahí se veía un director tremendamente serio y talentoso, un director alejado del cliché aunque apegado al género, que no es lo mismo aunque lo parezca. CARANCHO lo confirma y lo amplía; tiene más sentido del humor y más pasión, también tiene a un Ricardo Darín que hay que ver lo que ha crecido como actor desde que se concienció de que jamás dejará de ser un actor argentino, con todo lo bueno que eso conlleva. Y, claro, está Martina Gusman, que es otra cosa; una actriz de un talento descomunal, capaz de moverse por la pantalla como si siempre hubiese estado allí y de desvelarnos todos los detalles de su personaje casi sin soltar palabra. Ésta es una historia áspera, maloliente, sin ganadores, una historia que habla de los vampiros surgidos de la amoralidad proveniente de la miseria, un círculo sin fin del que no se salva nadie. Ella es Luján, una hiperestresada médico itinerante que atiende los múltiples accidentes automovilísticos de Buenos Aires con la única compañía del conductor de la ambulancia; él es un carancho. Un carancho es un ave de rapiña, aquellas que se alimentan con alevosía de los restos del desastre; él es Sosa (un Darín contenido y emocionante), un abogado que perdió la licencia para ejercer y ahora trabaja para un oscuro entramado que se dedica a provocar accidentes de tráfico para estafar a las aseguradoras; una cloaca absolutamente interconectada por la que veremos aparecer a policías, políticos, mafiosos de medio pelo, médicos y gente que se deja partir las piernas (y hasta el alma) por un puñado de billetes. Un asunto ponzoñoso y letal, del que Sosa intentará escapar con Luján, un último arreglo para huir y empezar, recuperar la licencia y la dignidad. El final de CARANCHO, de un hiperrealismo hiriente, confirma la tragedia que ya adelantaban las heridas de dos personajes que quedan marcados por dentro y por fuera, víctimas de un entorno que son incapaces de controlar. CARANCHO confirma a Pablo Trapero como uno de los nombres a seguir fervientemente, cosa que haremos por el bien de nuestro buen gusto. Palabra.
Saludos accidentados.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
2 comentarios:
Efectivamente, el final de Carancho es tremendo, cine de acción que te mete en la acción como no he visto en ninguna película USA. Mira que te he oído más de una vez recomendar Leonera y sigue durmiendo por algún lugar de mi disco duro....
Un saludo!
A desempolvarla se ha dicho...
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