jueves, 3 de marzo de 2011
Detalles de una anécdota
Seamos claros (y que conste que mi condición antimonárquica no tiene nada que ver con esto): No se podría haber construido un film como THE KING'S SPEECH sin sus extraordinarias interpretaciones, porque habría caído en el ridículo más espantoso; pero tampoco sin la estrecha colaboración de los espectadores, que han de realizar un considerable esfuerzo de abstracción para que realmente "les importe" lo nimio que ocurre en la pantalla. Y es nimio porque, al igual que ese horror que fue MARIA ANTONIETA, todo centro de acción acontece, sin segundas lecturas posibles, hacia la compasión que despierta un personaje que en realidad es un privilegiado, pero que aquí aparece como "la pobre víctima". Tom Hooper, director proveniente de la siempre saludable televisión británica, sabe que es incapaz de encontrar la genial mordacidad en el tono que, por ejemplo, lució Stephen Frears en la inmensa THE QUEEN, así que se conforma (y no es poco) con una especie de comedia amable en torno a las vicisitudes de un inesperado aspirante a rey y sus problemas para hilar un discurso, debido a su galopante tartamudez. Es decir, que una mera tara física se expande hacia un dilema universal; y lo digo porque si se solapa la vacuidad del asunto, disculpándolo en base a los apuntes sobre la inminente Segunda Guerra Mundial, es curioso que se use el trillado recurso de "aislamiento del héroe", que Spielberg ha llevado hasta sus últimas consecuencias.
Bien, creo que queda claro que la película, por sí sola, no me parece más que un correcto relato sobre un momento determinado en la historia de un país. Pero está Colin Firth; y Colin Firth podría haber interpretado al Duque de York, posteriormente el Rey Jorge VI, vestido de Teletubbie y nos seguiría asombrando, emocionando y dando una lección de dominio absoluto del espacio vital de lo que se cuenta en cada momento, algo más frecuente en teatro que en cine. Ahora que Firth se ha llevado un merecidísimo oscar, puede que veamos con un poco más de claridad cómo han ido cambiando los modos y hábitos de los actores desde la época clásica hasta lo que hoy ya sólo se conoce como "audiovisual"; en ese sentido, el actor británico logra lo más complicado, que es resultar creíble sin caer en lugares comunes y con cambios de registro casi imperceptibles que le llevan de provocar hilaridad a conmover profundamente, especialmente en un tramo final que de no haber tenido a Firth como conductor habría caído en lo empalagoso. Geoffrey Rush actúa como fiel escudero, aunque podía haber dado un poco más de sí teniendo en cuenta que aparece en pantalla casi el mismo tiempo que Firth; Helena Bonham-Carter está más contenida que de costumbre y luego hay un curioso desfile de caracterizaciones: Timothy Spall como un Churchill que podría protagonizar otra película; un muy buen Guy Pearce como el díscolo Eduardo VIII, que abdica por el amor de una divorciada; o el veterano Derek Jacobi, interpretando al Arzobispo Lang. Otra de las apariciones estelares, y que creo que pasó injustamente desapercibido, fue Michael Gambon, dando un recital de carácter como el Rey Jorge V. En definitiva, THE KING'S SPEECH es un correcto ejemplo de oficio bien hecho, como suele ser costumbre en las islas británicas; la anécdota viene, cómo no, de tierras americanas, donde se ha censurado porque, en uno de los momentos más divertidos del film, Firth dice unos cuantos tacos, pues eso le relaja y fluidifica su atascada verborrea... Se podrá ser más gilipollas que estos distribuidores, pero no se me ocurre cómo.
Saludos reales.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
7 comentarios:
Totalmente de acuerdo sobre Michael Gambon. No tanto sobre Spall. Cuando lo vi me pareció que parodiaba a Churchill más que encarnarlo. ¿Por qué ese entrecerrar los ojos de feroz bulldog todo el tiempo, y ese ceño permanentemente fruncido, como una especie de clint eastwood bajito? Si uno mira las fotos de Churchill puede ver que podía mirar con toda normalidad.
Sobre cómo hablaba en su papel no puedo opinar porque tuve las desdicha de ver la película doblada (gracias, industria del cine español).
No he visto El discurso del rey pero dado que Tom Hopper dirigió esa pequeña maravilla sobre la envidia que fué The Damned United (con un soberbio Michael Sheen)es muy probable que le dea una oportunidad a un film que en principio no me llama la atención.
Como comenté en nuestro blog a mí esta película me aburrió bastante. Las interpretaciones tampoco pudieron evitar algún bostezo que otro, y la verdad es que me resulta una historia poco novedosa. Además, el personaje de Geoffrey Rush es el típico que utiliza métodos poco ortodoxos, cuando en definitiva ni es tan especial ni su personaje es tan carismático. Además, se descubren cosas más adelante también muy típicas que ahora no desvelaré.
Eso sí, me gustan como están rodadas todas las escenas de los discursos que hay en la película.
Un saludo!
Yo creo que te quedas corto alabando el buen hacer de Tom Hooper que visualmente lo borda.
Colin Firth ha ganado uno de los Oscars más merecidos de todos los tiempos y su interpretación en esta película es antológica. Debería ser asignatura de estudio para todos los futuros actores. Hacer de tartamudo sin hacer la risa tiene muchísimo mérito. Por supuesto, es imposible apreciar esta película en su versión doblada. Imposible.
El contexto histórico creo que es lo suficientmente interesante como para elevar el interés de esta anécdota a una categoría superior.
El Disurso del Rey ha sido la mejor de las candidatas a los Oscar de este año, con diferencia.
Sí, en realidad lo que yo quería decir es lo que dice Lombreeze, lo que pasa es que él lo dice mejor y con menos palabras...
Ya me parecía a mí...
Bueno, cuando te quedes calvo serás tan sabio como yo.
... Ya veremos dentro de cien años...
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