Parafraseando una miaja a mi admirado Garrel, me adentro en la (pen)última película de François Ozon, cuya incontinencia me suscita ese desbalance, que va de la militancia en sus aciertos a la desconfianza en sus pifias. QUAND VIENT L'AUTOMNE es una película de vocación chabroliana, que se quiere presentar como una vuelta de tuerca insólita, pero cuyos giros de guion me parecen directamente ridículos. Aun teniendo un personaje principal de peso, donde Hélène Vincent se desdobla en una carácter sin matices, con un pasado que sólo parece importar a los demás para solaparla, y que es decisivo para entender todas las decisiones que va tomando a lo largo de un marco repleto de gente tomando el camino más inverosímil. Ella es poco más que una apacible abuelita, retirada en un idílico caserón rural, que en pocos días ve cómo su vida da un giro copernicano tras la visita de su hija desde París, con un extraño suceso que termina por alejarla de su adorado nieto. Es raro, porque la película está bien contada, incluso excesivamente correcta para Ozon, pero las pequeñas disrupciones argumentales la van dejando cerca de la comedia involuntaria, donde lo grave se torna cliché, que entendería en un principiante, pero en un director tan curtido no me deja más opción que incluirla entre sus "prescindibles".
Saludos.