sábado, 2 de abril de 2011
Nosotros, que nos queremos tanto...
Quería hoy, que parece que me levanté un poco optimista, hablar de un film de Ken Loach que quiere despegarse desesperadamente de lo que significa ser "un film de Ken Loach". Y es que AE FOND KISS, pese a no perder ciertos rasgos adoctrinadores tan caros a su autor, se centra mucho más en la disección de una relación imposible que no lo parece a priori, pero cuyo inteligente guión, firmado por Paul Laverty, lo va mostrando poco a poco como algo a todas luces inevitable. Convergen aquí las historias personales de Roisin, profesora en un estricto colegio católico en Glasgow, y Casim, hijo de emigrantes paquistaníes y que sueña con abrir un club que gire en torno a su pasión de disc-jockey. Sí, chico conoce chica, y se enamoran y se besan y se dan arrumacos y todo eso que pasa siempre, pero Loach aprovecha aquí el problema de diferencia cultural para mostrar cómo, en pleno siglo XXI, aún hay que dar explicaciones de por qué tenemos buenos sentimientos, mientras que los malos no hace falta explicarlos. AE FOND KISS no es una película ñoña, en absoluto; tiene un trasfondo amargo de desesperación y desencanto, mientras el caramelo es puesto y seguidamente retirado; además está Loach, y su habitual demagogia de instituto se torna aquí en una recia dirección de actores (la pareja protagonista está inmensa) que logra extraer cada pequeño detalle, que será puesto ante nuestra mirada, primero descreída, luego cómplice de una descorazonadora historia repleta de injusticia e incomprensión.
Lo mejor es lo creíble que resulta un relato que nos han contado miles de veces desde Shakespeare; lo peor, las licencias que (siempre) se toma Loach sólo por poner en pantalla algo que a él se le ha metido entre ceja y ceja y que a lo mejor no hacía falta poner.
Saludos... mmmuuuuuaaaaakkkkk!!!
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
4 comentarios:
Me gustó, sin más. Recuerdo la parte en la que la rubia profesora les pone a sus alumnos Strange Fruits y el momento en el que el cura le dice que no le firma no sé qué porque si está dando clases en un colegio religioso.
Pero bueno, sin más.
Besitos.
No la he visto esta, pero plenamente de acuerdo en Ciudad de Dios. Por cierto, que me recuerda salvando las distancias a Tsotsi, la sudafricana que hoy subí.
LA DEMAGOGIA DE INSTITUTO!! Qué exactitud de comentario. Lo siento, dejé a Loach en el pasado para no retomarlo nunca. Adoctrinar y soflamar con el guión, no, gracias.
Sí, es verdad, pero hay momentos de buen cine en ésta cuando sólo se dedica a filmar la intimidad de dos enamorados...
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