viernes, 15 de noviembre de 2019
Flores en el pelo
Hay razones por la que MIDSOMMAR me interesa mucho, y otras que me hacen sospechar que un camino, que se intuía ineresante, muestra evidentes síntomas de agotamiento prematuro. Primero, Ari Aster solventa la siempre complicada tarea de convencer en el segundo film, sin descalabros, pero tampoco proponiendo más allá de lo que ya se vio en HEREDITARY, para el que esto escribe algunos puntos superior, aunque sólo sea por el impacto de lo novedoso. Aparentemente, MIDSOMMAR es otra película sobre turistas extraviados, sectas extrañas y destinos truculentos; y casi lo es, o lo parece, pero me da que al director y guionista le importaba más un tipo de subversión distinto al acostumbrado, más sutil y complejo, lo que termina decepcionando a los fans del género, pero subyuga a los cinéfilos de mente abierta. Igualmente no me parece casual la duración, necesaria para incluir el largo preámbulo (en mi opinión, lo mejor del montante) y desarrollar a cada personaje sin prisas ni aspavientos. Sin embargo, en lo que chirría el film es a la hora de desprenderse del artificio; si lo que el espectador piensa es "aunque vayan de blanco, con flores en el pelo, son los malos", acertará. Mas, Aster luego juega al despiste y compone un "estado de las cosas" que supera al discurso preprogramado, zambulléndonos en un vaivén emocional sólo comparable a la conciencia alterada, mediante diversas sustancias, de los protagonistas. Es una película, en fin, muy buena para analizar, pero no tanto para disfrutar; o a lo mejor es que Aster es, como por ahí lo acusan, un cultureta que hace género. Lo desconozco, pero véanla aunque sólo sea para disfrutar de tres cosas: la excepcional fotografía de Pawel Pogorzelski, la excepcional música de Bobby Krlic y la excepcional actriz que es Florence Pugh...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
2 comentarios:
Justamente la he visto esta tarde. Me ha parecido notable; pese a su obvio parecido a "El hombre de mimbre" y a su larga duración (o precisamente por esto último), genera una angustia considerable. El malévolo comentario sobre las relaciones de pareja y/o la necesidad de una familia que nos acoja y nos ayude a sobrellevar los buenos y malos momentos añade densidad a la historia.
Florence Pugh confirma el talento demostrado en "Lady Macbeth".
Saludos.
Totalmente de acuerdo, pero EL HOMBRE DE MIMBRE tiene un punto de locura desatada que a esta le falta.
Un saludo.
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