martes, 28 de agosto de 2018
Anomalías familiares
Bueno, en algún momento había que ponerse manos a la obra, y aunque aún andemos rematando las vacaciones reconozco que algo de mono por ponernos a escribir de nuevo sí había. Han sido vacaciones de vaciado, de relax y sano embrutecimiento, porque el cuerpo y la mente así lo requerían, y porque se vuelve no cargado, sino dispuesto. No sabía por dónde empezar, así que elegí uno de los títulos que más revuelo parecen haber levantado este verano, y, a no ser que me haya equivocado de cabo a rabo, lo cierto es que HEREDITARY, al menos en mi caso, ha cumplido las expectativas. Empecemos por su género, pues si bien se nos presenta como un film de terror, lo que prima es la construcción de una atmósfera de enrarecimiento gradual, que Ari Aster (no olvidemos que se trata de su primer largo) modula con frialdad e inteligencia. HEREDITARY se parece a muchas películas, pero prefiere transitar su propio camino y buscar ese lenguaje que la haga diferente en un mar con demasiados peces. Hay ecos de clásicos como EL RESPLANDOR o LA SEMILLA DEL DIABLO, pero también se acerca a INSIDIOUS, THE VVITCH o a LA CASA DEL DIABLO, de Ti West, de quien sí recoge su gusto por el anticlímax y los detalles que el espectador deba resolver por sí mismo. El arranque es brillante, como si de una imposible continuación elíptica del film de Polanski se tratara, no estamos ante una cuna, sino ante un ataúd igualmente inquietante; sin revelar gran cosa, adivinamos que la presencia de la abuela muerta ejerce una presión terrible sobre la familia que es el centro motor del relato, sobre todo en las complejas personalidades de la madre y la hija (una soberbia Toni Collette y una impactante Milly Shapiro), que parecen como poseídas por esa presencia invisible pero poderosa. Sin embargo, y sin querer desvelar nada crucial, media hora le basta (el film dura dos horas) a Aster para desmontar cualquier teoría de la mente del espectador; la historia da un vuelco, se descentra y opta por otro camino, quizá el del desequilibrio mental, y las escenas entre Collette y un sobrio Gabriel Byrne remiten más a Bergman que a James Wan, desde luego. Es en su desatada recta final cuando el director decide contentar a los fans que esperaban encontrarse con el nuevo IT FOLLOWS y ahí sí hay más elementos terroríficos. Y aun así, por extraño que parezca, su inenarrable desenlace vuelve a desmentirlo, porque, en conjunto, HEREDITARY no es un film de terror, sino un descenso sin arneses hasta lugares muy íntimos y muy desconocidos, y eso siempre da un poco de vértigo...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
4 comentarios:
Alegría mía que vuelva a las teclas. Un saludo
Bienvenidos a todos, por supuesto...
Yo no sé si esta película es de terror, pero sé que no da miedo. Como casi siempre, su post es mucho mejor que la película cuyo guión me parece un dislate. Eso sí, posee una fotografía y banda sonora bien hermosas. Pero los giros de la trama terminan por caer un un ridículo total para mi sensibilidad. Es una especie de pastiche de luces y sombras donde ganan las sombras (pero las sombras de la chorredumbre). Gran decepción.
A ver cuándo ver usted "Boarding School", que tengo mucha curiosidad.
Como siempre, respetabilísima su opinión, maño, aunque no compartida.
BOARDING SCHOOL... mmm... No me suena de nada, pero no me queda otra que ponerme a ella, por supuestísimo...
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