viernes, 28 de agosto de 2015
Retrato del genio como ser humano
MR. TURNER es una obra maestra contemporánea sobre un genio eternamente contemporáneo que, curiosamente, no encajaba en el tiempo que le tocó vivir. Y no saben lo que me alegro por Mike Leigh, un cineasta al que admiro desde hace varias décadas, y que yo sabía que era capaz de virar 180º sus temas habituales para ofrecer un trabajo tan delicado como brutal sobre el día a día de un coloso de la pintura, un hombre cuya obra ha perdurado intacta hasta nuestros días, suscitando continuamente encendidos debates, algo que sólo está a la altura de los verdaderamente grandes. Pero no nos olvidemos del otro bastión de este excelente film, que se sitúa en las antípodas de cualquier biopic al uso. Timothy Spall compone una presencia que a la vez es imponente y esquiva, que se comunica principalmente por sonidos guturales y cuya particular manera de ver la vida le hace tan insociable como ingenuo, al creer que la conservadora sociedad inglesa le tenía reservado un lugar intocable. A medida que su obra va creciendo en complejidad y magnificencia, William Turner abandona progresivamente los salones de exposición y las tertulias sociales, y se refugia en lugares inesperados; busca la inspiración en las jóvenes de los burdeles y sólo se fascina por una humilde mujer, viuda de un pescador, que es la única persona que parece entender el inabordable carácter del pintor. Todo ello es narrado con mano maestra por Leigh, que parece "pintar" cada fotograma, apoyado por la bellísima fotografía del gran Dick Pope, y con un sentido del humor más descacharrante de lo que cabría esperar en una película sobre un pintor con una visión del mundo bastante sombría. Esto es, en último término, lo que hace de MR. TURNER una película necesaria: su sana abominación por cualquier cliché preestablecido.
Inmensa.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
5 comentarios:
Bueno, vale, me alegro de que te haya gustado, pero en lo del humor... no sé...yo no le terminé de ver la gracia a cómo trataba a la pobre criada.
Un saludito.
La criada es su puta particular, la sustituta de la mujer. Claro que no la trata bien, era el XIX en Inglaterra...
No. Eso era él. A ver si todo el mundo en Inglaterra en el XIX iba a ser así. Que sería lo que abundara, pues no te lo discuto...
Ni yo creo que el sentido del humor del siglo XIX sea comparable al nuestro... Ahora nos reímos casi de cualquier cosa. De todas formas, Turner tuvo que ser un personaje, no hay más que ver cómo trataba a las hijas, como a desconocidas. A mí me parece muy acertado el tono elegido por Leigh, que ensombrece al hombre y realza al artista. Muy valiente.
Ah, y gracias por el comentario en THE PARTY. Siempre es especialmente gratificante que alguien lea una entrada antigua...
Sí. Lo de las hijas y la mujer también tenía tela. Pero luego en cambio con la viuda, ¡qué majo, ¡eh?! En fin..
PD: Y no hay de qué.. A mí me encanta revisar viejas entradas, pero ya casi no llego ni a las nuevas, así que...
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