viernes, 1 de octubre de 2010

Antes de que cierren



He leído de todo sobre AFTER, de todo; y bien que se presta el insólito film de mi paisano (que para colmo me entero de que nació el mismo día que yo) a una inacabable y dispar ristra de adjetivos, consideraciones, escupitajos, insultos y demás cosas que hace la gente cuando ha visto algo que le ha incomodado sobremanera. Porque el cine español está carente de eso, de provocación inteligente; y porque AFTER no tiene nada que ver con el producto bien embaladito y servido al instante al que estamos acostumbrados. Rodríguez ha madurado como doscientos años desde su estimable y bienintencionada SIETE VÍRGENES, que tenía el peligro de que su autor se enseñorease en las muchas loas que recibió; nada de eso, porque AFTER casi no tiene puntos de unión con aquella pequeña historia de barrio, muchísimo menos con sus titubeantes EL TRAJE y EL FACTOR PILGRIM. Cuesta decirlo, admitirlo, pero ha tenido que ser un relato sobre la fatuidad y el vacío materialista de cierta generación a la que yo mismo pertenezco el que haya molestado (molestia necesaria, que ha de repetirse muchas veces a partir de ahora) a un montón de gente que, ni más ni menos, se ha visto cruelmente retratada en la pantalla ¿O es que las inacabables noches de discoteca y afters no son así? ¿o es que somos incapaces de admitir que nada de lo que nos rodea nos gusta ni satisface, mientras lo disfrazamos todo con un falso aroma de cordialidad? Podemos cerrar los ojos y decir que es otra historia sobre niñatos en la España democrática, pero no es lo mismo reflejar la inmadurez que dar lecciones de madurez cuando eso es lo inmaduro. A mi juicio, Alberto Rodríguez acierta de pleno y sólo tiene algunos resbalones, como el énfasis en los aspectos más disparatados; pero la tremenda oscuridad de lo que se cuenta termina por imponerse y se nos van poniendo los detalles con cuidado, para que seamos nosotros quienes veamos este viaje al fin de la noche como lo que es: un certero vistazo a lo que hemos terminado por ser, una vez nos hemos concienciado (y aceptado) de nuestra derrota. Quien sólo vea los corazoncitos de los chinos brillando en la oscuridad de un after es que no ha visto absolutamente nada.
Saludos para después.

7 comentarios:

leolo dijo...

A mí me pareció una película muy interesante, no del todo redonda por alguna que otra salida de tono, pero interesante. Y además una película valiente, en los márgenes del cine español
Y los tres actores están estupendos en esta crónica de la insatisfacción y la hipocresía

saludos.
buen fin de semana

ricard dijo...

Totalmente de acuerdo.

Nonchalant Debonair dijo...

Sí, y yo voy y me creo que una tía como Blanca Romero se lía con dos tipos como Tristán Ulloa y Willy Toledo. Claaaaro.

Alamut dijo...

Yo creo que la realidad supera ampliamente la ficción que presenta esta película, que lo que retrata se queda corto y que sí, que las blancas romero de extasis se pueden enrollar con cualquiera ...

Crowley dijo...

Pues lo cierto es que me gustó bastante. No me la esperaba así y me sorprendió.
Saludos

dvd dijo...

Es que si nos ponemos así... ¿quién iría a ver las pelis de Woody Allen?...

miquel zueras dijo...

Debemos de ser más o menos de la misma quinta porque yo también me vi representado en la generación de esa pelicula. Me gustó, es irregular pero no merecía el varapalo que le dio la crítica. Me encanta "EL FACTOR PILGRIM" tiene la frescura de las óperas primas. Borgo.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!