martes, 25 de agosto de 2009

Azucarillos y aguardiente

En medio de una vorágine revisionista, de la que ya poco se salva, donde el afán recaudatorio pasa por encima de cualquier otra consideración, me entero de que se está preparando para el año próximo una tardía y probablemente innecesaria secuela de aquella ida de olla de la Disney que fue, hace nada menos que 27 añitos, TRON. Y el otro día desempolvé TRON con no poca curiosidad, pues no son estos ojitos los mismos que la contemplaron con estupor e infantil incomprensión el año de su estreno. Y es que TRON es una película de lo más freak que erroneamente se destinó al público infantil y juvenil, cuando aquel año fue el mismo en el que Spielberg arrasó con todo gracias a su extraterrestre en bicicleta. Sea como fuere, TRON es una película fascinante que parece dirigida por un adolescente pero que adelanta muchas de las claves del que luego ha sido el más exitoso cine de ciencia-ficción de los últimos tiempos (léase sobre todo MATRIX). Detrás del optimista y jovial Jeff Bridges (fichado y rescatado para la secuela) o el malísimo David Warner, una débil trama, casi insustancial, sobre un posible mundo paralelo dentro de las computadoras (las de entonces, con aquellos mastodónticos almacenadores de memoria), donde cada persona tenía su equivalente computerizado, los programadores eran poco menos que dioses y el más malo era la unidad central (Jeje), que pretendía actuar por su propia cuenta; todo ello, como digo, daba paso a la verdadera chicha del film, lo que luego ha pasado a la historia oculta de los frikis. Esto es: las espectaculares carreras de Lightcycles, los ampulosos reconocedores y, por supuesto, aquellos maravillosos trajes fluorescentes que eran toda una declaración de principios.
Vista ahora lo cierto es que resulta ñoña y tontorrona, pese a que sus efectos eran entonces una verdadera revolución en el campo visual. Luego hay una insoportable música de Wendy Carlos (sí, el travesti que casi se cargó A CLOCKWORK ORANGE) y Bruce Boxleitner, el guaperas televisivo del momento. Demasiados lastres para una apuesta que habría arruinado a la poderosa Disney si luego no nos hubieran machacado con sus edulcorados subproductos de base.
En definitiva, curiosa para echar unas risas arqueando las cejas, pero tomarla en serio es una estupidez.
Saludos del CPU.

4 comentarios:

Kinezoe dijo...

La recuerdo con nostalgia y simpatía. Hay cosas que deberían quedarse como están...

Crowley dijo...

La recuerdo de verla en la televisión. No se si una revisitación al original aguantaría o la veríamos cutre y casposa. Esperemos que la que se está rodando le haga justicia.
Saludos

Dr. Quatermass dijo...

Yo también la he revisitado hace poco y las escenas del interior del ordenador las encuentro sublimes. Es verdad que por fuera la historia es algo más tontorrona, pero si piensas en los años transcurridos, estaba muy bien! Dios, para que narices un remake?

Saludos!

marguis dijo...

Y luego está la enorme coherencia de todo lo que pasa dentro del ordenador, que en su día no capté y ahora me parece perfecta a pesar del tiempo... y de lo lenta que es!!!

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!