viernes, 17 de enero de 2025

Películas para desengancharse #127


 

Pocas películas más modernas que THE WIND, que cumple 97 años en estos días. Lo es por su sencillez argumental, entrando en la psique de sus personajes sin que éstos necesiten tan siquiera hablar. Lo es también por su acertado empleo del simbolismo, que le da ese aire de fábula intemporal, de tratado sobre la inocencia acechada, pisoteada por intereses de todo tipo. La joven Letty llega hasta una casa familiar donde no es aceptada, y se ve empujada a aceptar un matrimonio con un hombre al que apenas conoce, aunque su verdadera amenaza la encarna un siniestro ganadero, que la embauca con mentiras. A Victor Sjöström le basta el espacio único de una destartalada cabaña, la mirada desquiciada de una Lillian Gish que nunca estuvo tan expresiva, y, sobre todo, el viento. Un viento omnipresente, incesante, que empuja los cuerpos y desordena todo a su paso; el viento como demonio de los celos, de la envidia, la violencia, la rudeza que enmascara los buenos sentimientos. Hay muy pocas películas que sean capaces de expresar tantísimas cosas con tan pocos elementos, pero aún menos que se mantengan plenamente vigentes a lo largo de los años, conformando un manual ideal para contextualizar el sobrecogimiento de lo desconocido, o el tortuoso camino hacia la justicia.
Y aprovecho esta oportunidad impagable para rendir homenaje a una señora llamada carmen, que era (siempre será) mi abuela, y que se marchó (quién sabe si con el viento) con la misma edad que esta gran obra maestra. Para ella...
Saludos.


 

 Buenas noches a todos y a todas. Escribo esto por sorpresa, desde la cama y en el móvil. Una forma silvestre de escribir, y que no parece estar tan mal después de todo. No es la norma, pero ha muerto David Lynch, y por primera vez en mi medio siglo de vida, puedo afirmar que el cine me ha traspasado en directo, sin editar. Lynch no era el mejor director de la historia, pero era el director de mi película favorita, y eso marca. Ser único, inimitable en una industria que es, de ser algo, una factoría de facsímiles indistinguibles, Lynch adoptaba la actitud del niño, la mejor, que es fascinarse en la simbiosis que va de sentir a pensar, y por ello sus películas siempre parecían desarrollarse en un plano onírico, mental, abstracto. Deconstruir a David Lynch sería lo ideal, introducirlo en su mundo particular, donde una idea fundamental brillaba por encima de las demás. Lynch fue el director que con mayor saña enfrentó a la verdad, la bondad, la inocencia, contra las fuerzas oscuras que rigen este mundo, y a menudo nos decía que el bien puede prevalecer, sólo hay que tener claro que el diablo nos espera tras cualquier esquina. 

Es el último montaje de una película apasionante que acaba en el día de hoy, a contracorriente, como no podía ser de otra manera.  No hay mucho más que decir, entre otras cosas porque todos sus largos ya están en estas páginas, y los cortos son harina de otro costal. Vuelvan a Lynch, azoten su mirada y sorprendan a su capacidad de sorpresa. 

No hay banda. 

Saludos...


jueves, 16 de enero de 2025

El material de la virtud


 

Uno no debería dejar que lo recorran los sentimientos, menos viendo cosas como MEGALOPOLIS, o el canto del cisne de uno de los pilares del cambio de paradigma en el cine norteamericano. En esencia es eso, una oda a la megalomanía como unica reacción a la estupidez, una reflexión tan insólita como riesgosa, a la que el público amamantado por las plataformas no está acostumbrado a procesar. Véanlo como una experiencia, un corte de mangas o una lección de viejo chocho, que también es un excepcional cineasta al que siempre le vino bien alguien que se la echara al suelo. Ponerse a polemizar con una imagen gigante de Ayn Rand a tus espaldas no parece la opción más tranquilizadora, pero a Coppola esto le importa un bledo, el resultado final es un drama íntimo ridículo mixturado con un desmesurado anuncio de Gaultier y una retransimisión de las doce campanadas (esto es literal). De repente aparece un flash, un eco remoto de unos tiempos y unos modos que ya son ininvocables, pero que sirven como epitafio finisecular de esa manecilla que detona a la humanidad entera. Erróneamente ambiciosa, con un extraño encanto que no esquiva imperfecciones en su apariencia de campeonato de curling gélidamente acendrado, lo más inquietante es que ni siquiera, y ni mucho menos, es lo peor que ha rodado este gigante cuyo telón sigue haciendo mucho ruido después de haber sido echado.
Saludos.

miércoles, 15 de enero de 2025

Conlegado


 

La gente echará la vista atrás y verá a un señor de más de ochenta años dirigiendo una superproducción. La gente tendrá una perspectiva de 25 años para decidir si era necesaria una continuación, si esta GLADIATOR II responde a un capricho industrial, una anomalía contractual o nos sirve para que dentro de otros 25 años constatemos el momento justo en el que el cine se convirtió en sólo audiovisual. La cosa es ¿es tan mala? No me lo parece, aunque la otra tampoco me parecía tan buena. Así las cosas, hay rinocerontes, monos raros, monos enanos, tiburones y una absoluta ausencia de prejuicios. Es una película de aventuras del montón, que se aprovecha del tirón de su predecesora, que la acribilla cuando se queda sin ideas, o que inaugura el peplum congelado, por sus postales de rostros y cuerpos pétreos, por su colección de miradas perdidas, emperadores pastilleros y, sobre todo, un protagonista que parece querer huir de ahí a toda prisa, pero también se queda frío. El único on fire, Denzel Washington recuperando a Alonzo Harris, como no podía ser de otra manera...
Si fuera leche, dolería tomarla.
Saludos.

martes, 14 de enero de 2025

La memoria estropeada


 

Es lo que tiene dejar pasar los años, no volver a una película, manteniendo el recuerdo en la bruma de no haber entendido bien la historia, y conformarse. No recordaba que EL ESPINAZO DEL DIABLO fuese tan buena, cómo el guion van mutando con buen ojo, desde el relato sobrenatural, apenas una excusa por muy bien que esté rematada en el escalofriante desenlace, hasta una especie de western truculento e inesperado. Se trata de hilar con paciencia todos los cabos, la mayoría sugeridos: el orfanato en ninguna parte en los últimos estertores de la guerra civil; la llegada de un chaval y su difícil adaptación; las tensiones internas entre la directora, el médico y un antiguo interno que realiza los trabajos físicos; la presencia inquietante de un fantasma. Pero ya lo dice el propio lema del film ¿Qué es un fantasma? Del Toro se las arregla para que nada chirríe, y debería, pero los actores están convincentes, las relaciones tienen sentido, el trasfondo de la guerra, aun en sordina, incrementa el clima de violencia creciente y no hay un solo paño caliente en una historia repleta de niños, algo insólito en estos tiempos de cristal fino. En definitiva, una película que se me ha revitalizado sorpresivamente y que no recordaba volver a ver desde el año de su estreno. Eso y disfrutar, claro, de una pareja de actores que son un lujo para los sentidos...
Hasta aquí el homenaje. El cine sigue...
Saludos.

lunes, 13 de enero de 2025

Más fuerte que la muerte


 

Hace nada menos que 25 años, la actriz Carrie-Anne Moss, aupada al estrellato por MATRIX, protagonizaba la que me sigue pareciendo la muy mejor película de Christopher Nolan, MEMENTO, en la que era testigo de la terrible existencia del protagonista, aquejado de una extraña amnesia temporal. Un cuarto de siglo después, pareciera que a Moss la persiga dicho papel, aunque con unos matices que es mejor no desvelar. De hecho, todo secretismo es poco con DIE ALONE, última ganadora en la sección Midnight X-Treme de Sitges, donde sorprendió por la solidez de un guion tan preciso que solventa una gran cantidad de problemas técnicos, que desvela una producción modesta. Hay que tener paciencia con este film, que arranca como el enésimo apocalipsis zombi, y que arrastra un ritmo cansino y unos personajes bastante irritantes. Ni siquiera los zombis son especialmente impactantes, y la historia central va a trompicones, con un protagonista que busca a su novia, pero tiene una amnesia recurrente, que lo lleva de un lugar a otro sin acordarse de gran cosa al día siguiente. Es Carrie-Anne Moss, es una historia fragmentada por la condición del personaje central y es un tramo final magnífico, que parece otra película diferente, que no sólo dota de sentido a todo lo que antes parecía deslavazado, sino que nos regala uno de los finales más sentidos y emotivos de los últimos tiempos. Así que ahora, igual que entonces, la actriz canadiense da cartas de nobleza al cine de género, y eso es una magnífica noticia para los aficionados.
Saludos.

domingo, 12 de enero de 2025

Rincón del freak #630: Gente que le pone Noa a los niños...


 

Dejen de llamar Noa a sus hijos, no suena bien, como una lima sobre barniz, espaguetis tras dos días sin ducha o votarle a los que están contra tus intereses, para que un día te manden a freír espárragos, porque lo que querían era quedarse con ese trozo de queso que te hicieron creerte la ratita más afortunada de un corral repleto de gatos. Lo digo porque quizá se topen con NOWHERE, porque es de Netflix (en el amplio sentido del engañabobos), es española (aunque hablar se hable poco) y su premisa es cojonuda: por fin sale Abascal elegido, así que todo el mundo a cascala, a buscarse la vida fuera de España, sobre todo los niños y las embarazadas... ¿Por qué?... NPI. Entonces es Anna Castillo encinta que se quiere largar a lo ilegal, y junto a su chorbo los meten en un container rumbo a Irlanda, que es (alucina, vecina) el único país exento de totalitarismo. Pero no se flipen, que esto no es HIJOS DE LOS HOMBRES, sino un mashup del NÁUFRAGO de Tom Hanks con una señora que se ve solateras, a punto de dar a luz y flotando en mitad del océano ¿Lo quieren más difícil? Lo difícil es verte terminándote esta cosa, y hasta creyéndote que es eficaz, o que el género está de enhorabuena en el cine patrio. Es tan conductista, tan efectista, tan robaperas con tantas cosas resonando en cada imagen, cada solución argumental (incluyan LA VIDA DE PI o MADRE CORAJE, que no sé si existe), que al llegar la catarsis final te da lo mismo quién gobernaba o si las imágenes del principio eran de Aluche, o si no tendremos idealizados a los irlandeses, que no deja de ser gente que escribe cosas raras... 
En serio, piénsenlo dos veces antes de ponerse con esto, y consideren Maricarmen por un segundo. Yo les avisé antes.
Saludos.

sábado, 11 de enero de 2025

Dos tipos duros dos


 

Sin que sirva de precedente, el juego metatextual que me ha salido en el título de la reseña, básicamente porque ni siquiera lo tenía pensado, lo que es el lema de este blog, que se va improvisando a medida que se construye. Dicho esto, ANOTHER 48 HRS., sí, porque ya me parecía curioso reparar en que la primera despertara en Hollywood el gusto por explotar las buddy movies, pero no lo es menos "reexplotarse" ocho años después, que parece un lapso excesivo para retomar a unos personajes que, sin estar olvidados, habían quedado atrás. La razón, "of course", provenía de las mareantes cifras cosechadas por el tándem Glover/Gibson, a las que esta tibia continuación ni rozó. Como reescrita en una plantilla similar, ésta es una historia por y para el lucimiento de Eddie Murphy, que se lleva el protagonismo, y que de hecho él mismo escribió, mientras Nick Nolte se dedica a vociferar, apuntar con las piernas abiertas y encender Marlboros compulsivamente ¿Es mala esta continuación? No, si sabemos contextualizarla en aquella complicada transición de los 80 a los 90, y nos quedamos con el sentido del ritmo de Hill, que siempre ha sido seña de identidad de su cine, y que nos da la apariencia de un western, un poco estrafalario y atropellado, pero que te arregla una tarde abúlica sin tener que recurrir a sustancias de las que luego nos podamos arrepentir...
Eran otros tiempos, ni los mejores ni los peores.
Saludos.

viernes, 10 de enero de 2025

Películas para desengancharse #126


 

Sin ser muy tradicionalistas nosotros, hay tradiciones a las que profesamos inquebrantable apego, como la cita bienal en la que aprovechamos para resintonizar conceptos, afinar sintagmas o simplemente refocilarnos en el bel arte cinematográfico, en un paseo por títulos que, de una u otra forma, dotan de significante a la historia del cine. Y empezaremos por un, a mi entender, inesperado título, que por fecha nos es clásico, aunque los es por derecho propio. KIMI NO NA WA. (TU NOMBRE.) parte de uno de los tropos más manoseados en la comedia romántica juvenil y reciente (y el término no debe acortarse), para construir un hermosísimo relato acerca de la interconexión entre dos jóvenes, que para mayor confusión intercambian sus cuerpos tras el avistamiento de un extraño cometa. Hemos visto esto en muchísimas producciones de dudoso pelaje, comedietas en las que el chaval de turno alucina con su nuevo cuerpo femenino y viceversa. Y también hay de esto aquí, aunque más divertido y menos ñoño, pero lo que eleva a YOUR NAME. hasta el Olimpo del anime es, por un lado, su lírica textual, que funciona milimétricamente, y por el otro una calidad técnica apabullante, que encuentra su propio camino desmarcándose de los monstruos de la animación japonesa. Estamos ante una película que parece ligera, incluso despreocupada, pero que contiene un guion magníficamente escrito, que aborda la amistad, el amor, el paso del tiempo o la muerte, sin caer en lugares comunes y legando algunas de las escenas más imborrables del cine de animación... pero del otro también.
Por si anhelan desengancharse de los preceptos de Ghibli sin renunciar a altas cotas de calidad.
Saludos.

jueves, 9 de enero de 2025

Dos tipos duros


 

No logro imaginar una película como 48 HRS. hoy día, lo que nos sirve para trazar la deriva de la corrección política incluso para un film que no es más que un ejercicio de género, muy sólido y eficiente, pero sin tocar fibras sensibles. En su favor, Walter Hill aprovecha la química entre el consagrado Nick Nolte y un Eddie Murphy que empezaba a despuntar como actor, para revitalizar el subgénero de las buddy movies, en poco más de hora y media. De hecho, la premisa argumental es simple y absurda, tanto que nos tragamos que un convicto al que le quedan seis meses para salir de la cárcel va a arriesgar su vida colaborando con un policía bajo ultimátum, tras perder su arma en una operación tan chapucera que termina con otros dos agentes muertos. La conexión entre el personaje de Murphy, un ladrón insolente y pagado de sí mismo, y los dos fugados es cuanto menos cuestionable, aunque no menos que los chascarrillos racistas, machistas o directamente reaccionarios. Para redondear, el personaje de Nolte no para de fumar y beber de una petaca en horas de trabajo, aunque tiempo hubo en el que el cine negro se nutría de arquetipos aún más soeces. Dicho esto, parecería improbable defender este film en plena invasión "woke", sea eso lo que sea. En lugar de ello, les invito a que recuperen este thriller vibrante y noctámbulo, y que gocen otra vez con uno de los mejores ejemplos de contraste entre la comedia irreverente y el policíaco más eficaz.
Saludos.

miércoles, 8 de enero de 2025

Los solitarios sueñan juntos


 
Endre trabaja como director en un matadero; tiene un brazo inutilizado y vive solo. María llega como responsable de calidad, pero su carácter, rozando lo maquinal, provoca el rechazo, y también el temor, de los empleados. Un robo hace que el protocolo de seguridad de la empresa haga pasar a cada empleado por un test psicológico, en el que se incluye el relato de su último sueño. Endre y María sueñan lo mismo, y no un sueño cualquiera: sueñan que son una pareja de ciervos y pasan el tiempo en el bosque. La metáfora implícita en TESTRÖL ÉS LÉLEKRÖL (EN CUERPO Y ALMA) nos exige que encontremos las correspondencias entre dos desconocidos que se aman sin saberlo, y que tampoco saben cómo acercarse el uno al otro, excepto en sus sueños. Afortunadamente, la directora y guionista Enyedi Ildikó rechaza acomodarse en un romanticismo vacuo, transitando su relato desde un realismo social, el del matadero, hasta una hondura psicológica trazada con gran sensibilidad, deteniéndose en el hartazgo de mediana edad de él, pero sobre todo en la terrible soledad de ella, incapaz de construir una vida presente, porque su memoria prodigiosa la obliga a retornar a un pasado del que no sabe salir. 
Es una película que pide paciencia, y durante muchos momentos de sus dos horas asoma una cursilería cultureta de la peor calaña. Nada de eso, porque este es un film extraordinario, que respeta tanto a sus protagonistas como a sus espectadores, y que tiene un final hermosísimo, brutal y tierno al mismo tiempo, que nos habla de lo separados que estamos de las personas que más nos quieren, y cómo una simple frase en el momento justo puede marcar nuestro destino sin que lo sepamos.
Un descubrimiento.
Saludos.

martes, 7 de enero de 2025

Vida de diva


 

Es de justicia exponer la importancia de TACONES LEJANOS en la carrera de una actriz siempre respetada, pero a la que le costaba encajar el peso de su estrella en una industria, la española, poco dispuesta a ir en aras del glamour. Es difícil constatar si fue Almodóvar quien encontró a la actriz perfecta para interpretar a Becky del Páramo, o Marisa Paredes la que al fin obtenía un personaje que, eso sí, sólo ella (con permiso de Charo López) podía interpretar. La película es otra cosa, un aprisionar por la fuerza del melodrama exacerbado, con una trama deliberadamente quijotesca, que respira sus mejores momentos en unos números musicales inolvidables, sobre todo los que tienen a la propia Marisa Paredes y Miguel Bosé haciendo suyos dos excelentes boleros interpretados por la divina Luz Casal, y que se cuentan entre las mejores escenas filmadas por el manchego. Una mamarrachada colorista, iconoclasta, con el pretexto de la vuelta de la actriz exiliada en México, que se encuentra con su hija (Victoria Abril) nada menos que casada con su antiguo amor. A partir de ahí, putiferios sincronizados, polvetes para sustituir al Valium, barbas postizas, bollerismo de intramuros y hasta una Schweppes cola, que ha sido un recuerdo desbloqueado de los buenos. Almodóvar en estado puro, dándole el centro del escenario a la actriz (no tengo ninguna duda) que redimensionó su cine y lo lanzó definitivamente al reconocimiento internacional. No es poco.
Saludos.

lunes, 6 de enero de 2025

Por la cara


 

Va a ser difícil encontrar en el extenso cartel de Sitges de este año un film mejor que A DIFFERENT MAN, que, a excepción de alguna imagen inquietante, poco tiene que ver con el cine fantástico, pero que nos presenta un terror que podríamos identificar inmediatamente con el imaginario de Charlie Kaufman. Personas angustiadas más allá de una situación que, no por visible, se intensifica por la imposibilidad de moverse con fluidez en una sociedad que exige herramientas que sólo se venden en el bazar de la hipocresía galopante. Nadie es explícitamente cruel con Edward, no al menos por su aspecto, pues su rostro deformado le aparta menos de la gente que su propia tendencia antisocial. Es el gran acierto del guion escrito por Aaron Schimberg, por el que ganó el galardón a esta categoría, aunque el trío protagonista está absolutamente genial, con un Sebastian Stan en las antípodas de sus héroes de acción, la noruega Renate Reinsve dando una lección de naturalidad sin esfuerzo, o un antológico Adam Pearson, o qué diablos significa ser un actor de verdad, haciendo que te importe un bledo cómo luce su rostro. Al contrario que en LA SUSTANCIA, el cambio físico extremo no es motivo de celebración por poder hacer lo que antes sólo era un sueño, sino la constatación (pesadillesca, sí) de que uno es como es por dentro por mucho que todo cambie por fuera. Una película ácida, mordaz, que da incluso reparo que te haga gracia, o ese reverso hollywoodiense que resuena como la pequeña venganza de quienes tienen talento pero carecen de visibilidad.
Hay que seguir a este director.
Saludos.

domingo, 5 de enero de 2025

Rincón del freak #629: Las piedades


 

De entre las rarezas más inesperadas que me he encontrado últimamente, destaco THE JUNIPER TREE, o la película que hizo Björk antes de ser conocida, y que evidentemente no conoce nadie. Ya la historia de su accidentada producción nos da una idea de por qué es, a casi cuarenta años de su realización, una joya olvidada en fondos de catálogo. Se comenzó a rodar en 1987, pero no estuvo terminada hasta dos años después, y su estreno formal se pospuso hasta 1990, aunque pasó sin pena ni gloria tras unas alabanzas críticas que sirvieron de más bien poco. Su directora, la estadounidense Nietzchka Keene, apenas rodó un par de cortos más, y tampoco pudo ver estrenada su obra póstuma, al fallecer de cáncer con sólo 52 años en 2004. Centrándonos en la historia, nos trasladamos a un lugar indeterminado en plena Edad Media, donde dos hermanas intentan subsistir tras la muerte de su madre, acusada de brujería, estableciéndose con un hombre que vive junto a su hijo pequeño, habiendo perdido también a su esposa. De ritmo pausado, casi contemplativo, es sorprendente la economía de recursos de la directora, usando un espacio único para revelar este drama intimista, donde pesan más los odios y rencores que el elemento sobrenatural, aunque éste es recurrente en las visiones de la joven Margit, que no sabe interpretar su naturaleza. Film extraño, de formas modernas, que necesita paciencia en su visionado, pero que esconde un mensaje que es bello y terrible, y que podríamos entroncar con el velado alegato feminista de Robert Eggers y "su bruja".
Todo un descubrimiento.
Saludos.

sábado, 4 de enero de 2025

La nota sostenida


 

¿Está mejor hecha que la de Bakshi? Evidentemente... ¿Es mejor? No... Y la batería de preguntas no desvelaría la conveniencia de hacer algo tan aparatoso como THE LORD OF THE RINGS: THE WAR OF THE ROHIRRIM, para acabar teniendo la certeza de que su aportación al ya nutrido universo Tolkien no es todo lo sustancial que podría pensarse. La impresión constante es ver al estudio Ghibli mangoneado por Dreamworks, por poner un ejemplo. Un despliegue de medios técnicos, que ha requerido de una veintena de estudios de animación japoneses, al servicio de una historia muy sencilla de narrar, pero confusa por culpa de un guion con multitud de problemas. Si los aficionados recuerdan la batalla del abismo de Helm, probablemente uno de los picos de épica de la obra maestra de Peter Jackson, cuesta reflejar en ella la narración de por qué ese lugar emblemático tomó el nombre del rey de Rohan, que resistió contra los Dunlending. O mejor dicho, que se podría haber hecho un estupendo film de animación desgajado de la mitología a la que alude, mientras que así nos queda el título menor de la saga (serie incluida), además de la certeza de que aquí ha habido un montón de pasta no del todo bien gestionada.
Lo mejor, la escena del monstruo del lago. Lo peor, que no parece Tolkien.
Saludos.

viernes, 3 de enero de 2025

Arrancando los motores del sci-fi moderno


 

No había pasado nada parecido, al menos desde que Orson Welles desafiara los límites de la ficción con su genial locución radiofónica, que aterrorizó a todo un país con la posibilidad de estar bajo una invasión alienígena. Byron Haskin elevó la serie B a sus cotas más altas con THE WAR OF THE WORLDS, y proponía el reto de mostrar una amenaza extraterrestre más audaz, en esplendoroso technicolor, también con un uso del sonido sin precedentes, y demostrando que menos es más. Parece increíble que esta cinta cuente ya con más de setenta años, con sus naves voladoras, marcianos acechantes y un ejército que se ve impotente para contrarrestar lo que simplemente desconoce. Despojada de toda su imaginería visual, no hay mucho más que interpretaciones estándar y un tufillo religioso que, en fin, es lo que había, pero que no empañan la labor de un director no tan reconocido como debiera, que empezó su andadura nada menos que en los años 20, y que legó uno de esos clásicos intemporales que son de obligada revisión de tanto en tanto. Una vez vista, se comprende mejor la devoción de Spielberg por, según él mismo, uno de los momentos cinematográficos que fueron decisivos para conformar su propia visión del cine. Palabras mayores.
Saludos.

jueves, 2 de enero de 2025

La aventura al borde


 

Puede que sea WAR OF THE WORLDS la película de Steven Spielberg que más divisiones crea, entendiendo por ello a entusiastas defensores de la adaptación que realmente merecía el clásico de H.G. Wells, enfrentando a quienes ven apenas un espectáculo pirotécnico (sólido e indubitable) que encubre un guion casi de telenovela barata. A mí no me dijo mucho en su estreno, lo reconozco, y veinte años después le he encontrado el sabor distintivo de su autor, que quizá no hiciese la mejor película del mundo, pero sí una película que difícilmente podría hacer otro director. Al igual que ocurre con otros título suyos, Spielberg nos calza en sus personajes principales (con Tom Cruise como pivote absoluto) con facilidad pasmosa; en apenas veinte minutos, tenemos una problemática familiar, la desgana con la que los dos hijos van a pasar el fin de semana con su padre, un inútil para este tipo de cuestiones aparentemente mundanas, pero que es capaz de desplazar el eje de la Tierra para proteger a su familia de una invasión alienígena. Éste, y no otro, es el distintivo, imbricar el epíteto de un héroe que no renuncia a su mortalidad, y que ha de demostrar su valía justo donde otros no llegarían. Es cierto, Koepp y Friedman no hacen más que este esbozo en tenderete, pero a Spielberg le basta y sobra para engrasar su maquinaria pesada, porque las imágenes de esas maquinarias gigantescas, alzadas sobre tres patas y aniquilando todo a su paso es un icono de la ciencia ficción, quizá no tan impactante como el clásico de Byron Haskin, pero sí un redimensionado que gana enteros si no le exigimos más de lo que nos puede dar... Bueno, y si eliminamos toda la parte con Tim Robbins, claro...
Saludos.

miércoles, 1 de enero de 2025

El primer día del resto de tu vida


 

Primer día del curso 2025 en El Indéfilo. No se me ocurre nada mejor para inaugurarlo que hablar un poco (tarea nada fácil) de la que es, sin medias tintas ni debates posibles, la mejor serie de televisión de la puñetera historia. Díganme ustedes un nombre, el que sea: Coppola, Scorsese, Kubrick, Welles... incluso Ford, me da igual. THE WIRE es un coloso de proporciones aún por descubrir, un estudio humanista como se han visto pocos, una pincelada de cinco temporadas en las que se desmontan todos los mitos del audiovisual americano, despojándolo de sus mentiras condescendientes y llevándonos directamente al agujero, sin cuñadismos y sin paños calientes. Esto va de polis y ladrones, o mejor traficantes, en Baltimore, que hace que desees comprar un pisito en las Vegas... y no las de Nevada. Tan simple como eso, pero no has visto nada igual en tu vida de espectador adormecido. No has visto a los traficantes exentos de glamour, rompiéndose el coco, atrapados en su misma red para no caer en la de los polis. Los polis son caso aparte, lidiando con incompetentes, corruptos y recién llegados con buenas palabras; pateándose las calles donde la vida no vale nada, a veces ni una dosis. THE WIRE mete la cámara donde nadie lo hace, en los recortes de presupuesto, en las zancadillas administrativas según los intereses políticos, en la camaradería de una borrachera como único punto de escape a otro día de mierda en el culo del mundo. La verdad pisoteada, los valores en la basura, los niños como balas en una recámara esperando a ser disparados. No hay altibajos, no hay tregua, no hay un solo respiro en esta andanada de esa otra América de la que no oirás hablar a Trump, ni a Musk, pero tampoco a la Disney o la Marvel, y esa América existe de una forma más real y dolorosa. Son las escuchas, las horas muertas, las pistas falsas, los culpables en libertad, restregándoles a sus captores que ganan su sueldo en un par de minutos. Es Omar, un Robin Hood mortífero y homosexual, una leyenda, un fantasma; es Stringer Bell, un capo con alma de empresario, frío, implacable, sin emociones aparentes. Pero también es el jefe de policía Daniels, aferrado a un código de valores que podría parecer ingenuo, pero que es lo único que no le permite renunciar; es Lester Freamon, que fabrica muebles en miniatura y sabe que las escuchas son lo único que les llevará a cazar a los malos. Pero sobre todo es Jimmy McNulty, posiblemente el mejor personaje escrito jamás para una serie. McNulty es un bocazas, un borracho, un mujeriego que apenas ve a sus hijos, que desprecia la autoridad, que usa su placa para salir de los problemas que él mismo se crea, o que es capaz de fabricar pruebas falsas para lograr el dinero para seguir investigando que las administraciones deniega sistemáticamente a su departamento. McNulty es la esencia de The Wire, y por eso cuando desaparece siempre parece que falta algo. Falta un borracho hijo de puta, seguramente el mejor policía de todo Baltimore.
Sólo puedo decir gracias, Mr. Simon.
Obra maestra absoluta e intemporal.
Saludos.

martes, 31 de diciembre de 2024

La olla y los comensales


 

Pocas veces un título ha expresado con mayor clarividencia el sentido de una historia. Por mucho que la sepamos, nos la pretendan reescribir o se metamorfosee en el animal de ojos suplicantes, hay una bella y doliente metáfora en LAS BICICLETAS SON PARA EL VERANO, aquella obra de teatro que el genio de Fernando Fernán Gómez ideó para representar a toda España a través de una casa de vecinos madrileña. Desde el arranque hasta el cierre pasa todo. El calor mitigado por una horchata, la despreocupación de la familia humilde de ideas libertarias. Y los primeros amores de un joven, la promesa del amor libre o el reparto de los bienes una vez "el puñadito de militares sublevados" entrase en razón. La chica obligada a volver a su pueblo, la hija que quiere ser actriz, los cotilleos de azotea y anises o la angustia de la casera, a la que le devuelven la sonrisa las bombas sobre la casa, justo al revés... Y entonces los aprovechados, cambiando el bando sin merma de facultades, y las ollas vacías de lentejas, y el hambre. Aquella España a la que nadie tuvo en cuenta, como el padre que regatea al niño que prefiere leer novelas a estudiar, rondar a las chavalas a hacerse un hombre, sabiendo que si no aprueba una bicicleta que se ahorra hasta el otro verano. Luego es tarde, y ya no quedan veranos...
Hermosa, desgarradora y necesaria.
Saludos.

lunes, 30 de diciembre de 2024

Horas extras


 

Con la tendencia, cateta por otra parte, a romantizar o idealizar culturas de las que sencillamente no tenemos ni pajolera idea, no éramos pocos los que recelábamos de la efervescente competencia de la cinematografía coreana, sin que hubiese paralelismos con, se me ocurren, la griega, rumana o argentina. O lo que es lo mismo: Hong Sang-soo parece el único tipo lúcido, y ahora es fácil subirse a ese carro, cuando la mala praxis política ha dejado al descubierto un sistema de producción (y no sólo en el cine) simplemente insostenible. No había milagro, y sí unos presupuestos inflados, incluso en el caso de cineastas cuya destreza no necesitaba hipertrofiarse. Año a año, he expuesto la desconfianza ante las películas coreanas que llegaban a Sitges; productos comerciales sin repercusión en salas, agasajadas por críticos del montón, para finalmente repartirse la tarta de las plataformas. Las buenas eran otras, y al festival llegaban de chiripa (malos hasta para equivocarse), y este año se hablaba mucho de I, THE EXECUTIONER, que les resumo en una frase cortita: JOHN WICK protagonizado por Leslie Nielsen... O si Hannibal Lecter hubiese puesto a prueba a la "loca academia de policía"... Muchas veces insisto en lo del traje del emperador y esas cosas, y al protagonista de esta película le basta con dejar de hacer el imbécil cinco minutos para descubrir a un malo muy escurridizo.
Magnífica si tienes once años y te dan igual las dimisiones políticas.
Saludos.

domingo, 29 de diciembre de 2024

Rincón del freak #628: Manantial de sangre, doncellas heladas


 

A menudo me veo obligado a advertir que esta sección dominical, tan cara a mi personalidad cinéfila, no tiene por qué estar compuesta únicamente por films de escasa calidad, y sí por rarezas inclasificables, trabajos que salen de la normalización imperante y reivindican libertades estimulantes, pero también incomprendidas. Contra todo pronóstico, afirmo que BLACK CHRISTMAS es una de las mejores películas de terror de todos los tiempos; y también una de las más imprevisibles, seguro que por lo influyente de un discurso que se desparrama a lo largo de 50 años de producciones que no han hecho más que beber de un trabajo que necesita ser reivindicado urgentemente. Y es que estamos en 1974, y Bob Clark venía de dirigir un film de terror con ramalazos de comedia y un insólito drama transgénero... ¿? Aunque fue con DEAD OF NIGHT, una historia de ¿vampirismo psicológico?, que apuntaba como un director más que interesante. Aún más extraño es ver la deriva de Clark en sus últimos veinte años de carrera, hasta su fallecimiento en 2007, alternando comedias basurescas protagonizadas por perros, bebés y otras cosas que es mejor no mencionar, pero que parecía inevitable tras lograr sus únicos éxitos comerciales con aquellas barrabasadas tituladas PORKY'S ¿Cómo surge entonces una joya como BLACK CHRISTMAS? Hablamos de un slasher antes del slasher, de un film rodado en Canadá pero que entiende a la perfección los códigos del giallo italiano; una película terrorífica sin mostrar sangre, ni muertes escabrosas o asesinos horripilantes. A Clark le basta con situarnos en una residencia para jovencitas en plenas navidades, donde se empiezan a recibir perturbadoras llamadas (créanme, muy perturbadoras) y desaparece una chica de manera extraña, lo que hace saltar las alarmas, aunque esto siempre ocurre en un crescendo muy bien hilado, que aúna coherencia en el relato y una extrañeza que se va apoderando de toda la narración, que se encamina hacia una pesadilla sin explicación lógica. Y me acordé inmediatamente de Ti West, que debe haberla visto y estudiado concienzudamente; aquí veo sus resortes, su querencia por lo anticlimático, las interpretaciones naturalistas o la importancia de que el sonido identifique un estado de ánimo que involucra al espectador. La sensación es la de cualquier slasher mediocre pero al revés, como si Clark, sin referentes claros, tuviese que crear un mosaico cuyas piezas luego hemos visto tantas veces. 
En mi opinión, un hito del terror y cómo entenderlo, sin nada de "elevado", pero evitando lo chabacano y lo obvio. Para ver en bucle todos los años por estas fechas. Y entre otras cosas, también para dar el último adiós a la actriz Olivia Hussey.
Saludos.

sábado, 28 de diciembre de 2024

Nunca es tarde


 

Nunca me ha gustado la navidad, ahora mucho menos, ni tengo especiales recuerdos navideños más allá de un cúmulo de frases hipócritas, mantras que no hacen más que encubrir una incapacidad manifiesta para reconocer lo jodidos que estamos todos. El caso es que Dickens, que era un tipo despreciable, trufaba sus historias de escudos humanos, alter egos mezquinos y odiosos, que eran la base para poder señalar a los verdaderos antagonistas, que en su opinión eran los poderosos, siempre rodeados de un aura de bondad de plástico. En este sentido, SCROOGED me parece una película incomprendida, en la que Bill Murray (en su cúspide de popularidad) interpretaba a Frank Cross, un magnate de la televisión incapaz de un solo gesto amable, que ha de hacerse cargo (muy a su pesar) de un especial navideño. También aquí hacen su aparición los fantasmas de las navidades pasadas, presentes y futuras, que le darán un recorrido por todos los errores de su vida, que a tanta gente hizo infeliz, incluido él mismo. La diferencia la marca el propio Murray, con un papel hecho a su medida, un ogro que acaba por caer simpático, y que se rodeó de un elenco de lujo en esta comedia de temporada, hoy día todo un clásico que no falta en estas fechas, y que conjugaba el sabor de los títulos familiares con una visión más escéptica y moderna.
Aun con todos sus excesos, que son muchos, es muy entretenida, sobre todo si abominan de festejos y estulticias varias...
Saludos.

viernes, 27 de diciembre de 2024

El escritor y los fantasmas


 

En estas fechas tan entrañables, suelo desbloquear recuerdos de aquellos títulos que conformaron, hace ya una eternidad, cierto imaginario fílmico, llegando hasta el presente por lo que llamo "casualidades sinestésicas". Por ejemplo, HOUSE, que era un curiosísimo intento de hibridación entre el terror de casas encantadas y una comedia para toda la familia. En realidad, el invento se le ocurrió a Sean S. Cunningham, que vio el filón que suponían las cintas al estilo POLTERGEIST, al tiempo que aprovechaba la vis cómica de William Katt (archiconocido por "El gran héroe americano") o George Wendt ("Cheer's"). El resultado es bastante más cómico que terrorífico, con unos efectos especiales que no han envejecido del todo bien, y una trama cogida por los pelos, en la que un escritor divorciado se instala en el viejo caserón de su tía recién fallecida para buscar la inspiración, y también para intentar superar la desaparición de su hijo pequeño en extrañas circunstancias. El problema es que la casa parece un ente vivo, y que guarda secretos inconfesables en su interior. Todo esto sonaba mejor con doce años y un paquete de palomitas, y ahora no pasa de un entretenimiento un pelín culpable, al que uno accede por mera aversión navideña, lo cual tampoco es necesariamente placentero, claro está...
Sólo para cafeteros muy nostálgicos.
Saludos.

jueves, 26 de diciembre de 2024

¿La verdad os hará libres?


 

Hay un dato insoslayable a la hora de enjuiciar (el término no es casual) JUROR #2, y es la edad con la que Clint Eastwood sigue desafiando toda lógica, al tiempo que quienes somos admiradores de su obra nos felicitamos de tenerle en plena forma, cuando hace mucho tiempo que su cine se tendría que haber agotado. Volviendo a la jerga jurídica, no seríamos justos si le exigieramos lo mismo que a cineastas con medio siglo menos, y que entregan productos desvaídos. Lo que sí creo necesario es dar cuenta de un film en principio apasionante, pero que se va quedando poco a poco en un telefilm estimable, rodado con intención, pero sin capacidad de esculpir sus imágenes con el arrebato que Eastwood ha imprimido en ese puñado de obras maestras que reconocemos al instante. No me molesta tanto lo directamente inverosímil de su premisa, en la que se riza el rizo de la casualidad, presentando como jurado popular en la causa de un hombre acusado de asesinar a su pareja nada menos que a quien realmente lo hizo, en un accidente cansinamente reconstruido y que también resulta inverosímil. Con ese salto mortal, el guion apenas nos deja centrarnos en los personajes, tan sólo para reparar también en que el elenco está un poco desaprovechado, y sólo me quedaría en el (este sí) interesante juego de verdades y mentiras, las que nos creemos y las que nos hacen creer, entre el abogado defensor y la fiscal, interpretados por Chris Messina y Toni Collette. No es, por tanto, el mejor film de tito Clint, ni falta que le hace; es, ni más ni menos, una película que nadie más joven haría ahora, al menos de esta manera. Yo me quedo con el mérito que ello conlleva y lo afortunados que somos de ser coetáneos de milagros como éste...
Saludos.

miércoles, 25 de diciembre de 2024

La cara pintada


 

Sólo hay que estar atento a los detalles para explicar una película tan singular como JOKER: FOLIE À DEUX, más que nada para no caer en unos errores de bulto, que no sólo culminan en el malentendido, sino que no permite un desarrollo adecuado. Verla desde la perspectiva de un film de superhéroes es no haber entendido nada. Sin embargo, el musical, espléndido, funciona obviamente como catalizador de la pérdida de contacto con la realidad de Arthur Fleck, que viene a ser el pobre diablo que de repente ha obtenido la atención que cree merecer. El error de bulto, creo, proviene de la desgana con la que Phillips ha afrontado un reto, que según parece lo ha sido más por el empeño de la productora por exprimir lo que no es más que una vía muerta. Este film, cómo no, es una gran broma, una descomunal mise en abyme cuyos cañonazos formales descubren a un cineasta repleto de recursos, incluso cuando ya no queda nada que contar. Es más o menos a la mitad cuando es perentorio descubrir el clic de apagado, porque ahí termina la historia en sí, y con ella lo hace el artefacto que nos va despidiendo poco a poco, como unos títulos de crédito de más de una hora, lo que da una explicación del enfado de tantos espectadores decepcionados. Por último, y aunque no se sea muy avispado, no hay más que desenfocar la última escena (que no desvelaré) para entender lo que esconde este film desagradecido y a contracorriente, que es una comedia negrísima mucho más perturbada que su antiprotagonista, que obtiene de Joaquin Phoenix un corte de mangas al sistema de producción norteamericano, tan paleto como inoportunista.
Si durase una hora menos sería una obra maestra.
Saludos.

martes, 24 de diciembre de 2024

Que me come el tigre


 
He defendido muchas veces el primer cine de Almodóvar, precisamente por la valentía de su inconsciencia, que le llevaba a una irreverencia tan trufada de ternura como de dardos envenenados. No es ENTRE TINIEBLAS la película que más me gusta de esta etapa, pero desde luego es una de las más audaces y contestatarias, y cuyo argumento desataría toda clase de polémicas en esta sociedad del nuevo puritanismo en la que nos vemos inmersos. Las Redentoras Humilladas es una orden de monjas que practica el culto a las drogas, la extorsión a los ricos y tener como mascota a un tigre; hasta allí llega Yolanda, una desastrada yonqui y cantante en riguroso playback, que huye de la policía, que la busca por ser sospechosa de la muerte de su pareja por sobredosis. La madre superiora se encapricha de la joven, con la que comparte la afición por la heroína, mientras recuerda a la última descarriada a la que protegió, y a la que amaba en secreto. En un elenco completamente femenino, brillaban las habituales Julieta Serrano, Carmen Maura, Chus Lampreave o Marisa Paredes, que interpretaba a una psicópata asesina que busca la redención mediante la autotortura física y la ingesta de ácidos, que la van a acercar a dios. Desgraciadamente, Almodóvar le dio el rol protagonista a la desconocida Cristina Sánchez Pascual, que no estaba llamada por los caminos de la interpretación.
Volver a verla hoy día es una experiencia casi marciana, lo que me parece suficiente para recomendarla en fechas tan señaladas.
Saludos.

lunes, 23 de diciembre de 2024

El amor en tiempos del fentanilo


 

Otra de las películas que han dado que hablar en Sitges ha sido el esperado retorno de David Moreau, ya sin Xavier Palud, que planteaba una filigrana de estilo en una supuesta sola toma (sabemos que no), sobre la que planea decididamente la alargadísima sombra de REC, aunque Moreau desecha el espacio único y lanza su cámara en un trasiego mareante a lo largo de una noche eterna. MADS tiene un potentísimo arranque, siempre mientras menos sabemos, como su protagonista, que va a celebrar su cumpleaños tras surtirse abundantemente de drogas, pero la irrupción de una joven, desquiciada e incapaz de hablar, lo sumerge en una pesadilla de la que no sabemos si sucede en realidad o son unos efectos secundarios imprevisibles. Impecable en lo técnico, incluso magnífica en la verosimilitud de sus resoluciones formales, la película se va contagiando de la vaguedad de su guion, hasta terminar en un lugar muy diferente, y que me da la impresión de un callejón sin salida. Sin una sola explicación contundente, Moreau consigue al menos una experiencia de intensa catarsis, con interpretaciones de imponente fisicidad, pero que no deja una huella plausible.
Saludos.

domingo, 22 de diciembre de 2024

Rincón del freak #627: El discreto encanto de los profesores universitarios


 

Lon Chaney Jr. no daba para profesor con inquietudes intelectuales, pero sí como un aventurero antropólogo, que de repente aparecía en mitad de una danza ritual en la selva de... bueno, ya me entienden. Reginald Le Borg fue un aplicado artesano de series B que nació en Austria, de ahí que 1944 fuese un año aplastantemente productivo, con nada menos que seis películas rodadas, por eso de la mala conciencia. Así las cosas, sólo hacía falta una fémina con una belleza mestiza para poner en marcha WEIRD WOMAN, donde el profesor se trae a la muchacha a un campus donde las envidias y putiferios varios dejan en pañales a la tribu de la señorita, y al vudú en una partida de brisca. Eso porque aún no había explotado el fenómeno Acquanetta (la actriz con el nombre más freak de la historia), del que prometo resarcir a los incondicionales de este imprevisible rincón dominical, que se nutre de joyas olvidadas como ésta, donde una hora y tres minutos es suficiente tiempo para contar todo lo anterior entre selvas con olor a Titanlux y apartamentos que se vaciaban a partir de las 23h...
Es recomendable por absurda, y también por ser tan encantadora como un pellizco en la mejilla.
Saludos.

sábado, 21 de diciembre de 2024

Venganza


 

Lo que más celebro de esta última versión de LE COMTE DE MONTE-CRISTO es cómo construye su modernidad, de película actual, invocando las claves de las grandes producciones clásicas. El resultado no abruma, y sí fascina por la claridad de ideas, que no buscan la acumulación sino una intensidad que no hace más que crecer desde su extraordinaria primera mitad. Uno sabe que está ante una buena película cuando no importa lo más mínimo conocer la historia, su desarrollo y desenlace, y disfruta interesado en cómo escapará Edmundo Dantès, para llevar a cabo su milimétrica venganza contra quienes lo acusaron injustamente y arrojaron a un agujero olvidado, justo cuando acababa de convertirse en capitán de navío e iba a casarse con la mujer que amaba. La novela de Dumas es eso, un puño que aprieta el corazón mientras radiografía una sociedad en la que el engaño prevalece ante el honor. Puede que se trate de un objeto extraño, una de esas raras ocasiones en las que la profundidad de medios no es un despilfarro inconsciente, pero también podría marcar una cierta dirección para el cine comercial que no suspira por remedar los repetitivos cánones de Hollywood. El primer gesto está servido.
Saludos.

viernes, 20 de diciembre de 2024

Problemas del primer mundo


 

Que la niña está rabiosa porque quiere unos vaqueros de doscientos pavos. Que los quiere porque ve cómo su madre alivia su mala conciencia dándole dinero a cada indigente que se encuentra... y alguno ni siquiera lo es. Que papá está harto de hacerse pajas de mediana edad y se beneficia a la vecina, que es esteticista, borracha y gilipollas. Aunque lo peor es que papá y mamá, que se ganan la vida comprando muebles que pertenecían a gente que acaba de morir, para revenderlos con sobreprecio, están esperando a que se muera la abuela de la esteticista, que también tiene un carácter horrible, para ampliar su propio apartamento. Allí vive la otra nieta, que hace radiografías mamarias y evita tener vida social. Y todos juntos protagonizan PLEASE GIVE, que no es Todd Solondz, sino el reverso cursi e inocuo de HAPPINESS, aunque lo verdaderamente inquietante es que el rechazo lo haya sentido con ésta, que se cierra como no podía ser de otra manera. La niña se compra (la madre le compra) los dichosos vaqueros y el American Way of Life, aunque tenga pátina de votante demócrata de Greenwich Village, vuelve a restablecerse.
Querer ser Woody Allen, a estas alturas, no sólo es absurdo sino directamente contraproducente. Como tener mala conciencia, y ni siquiera una cuenta corriente abundante...
Inane.
Saludos.

jueves, 19 de diciembre de 2024

El papel


 

Transitando el camino opuesto, Rodrigo Moreno propone en LOS DELINCUENTES una lúcida lección del significado, travieso y escurridizo, de lo que damos en llamar "lo esencial". Ello estará agazapado tras insignificantes pistas, toneladas de cotidianidad, mientras a nuestro alrededor se despliega la cola del pavo real, el despiste insípido del colorín, fugaz como un triste rascarse. Para ello, el mecanismo incluye una falsa trama de intriga, desatada por el motivo central: el robo de una importante suma por parte de un empleado de banco. No importa, no vayan por ahí porque no van a entender nada; se desesperarán y clamarán contra ese cine argentino (y de otras partes) que va tan lento, que no cuenta historias emocionantes ni se alía con el ansia escapista del espectador, sino que aprovecha las posibilidades del audiovisual para imprimir una crónica de (ir)reverente lucidez. Este relato nos lleva, como restándose importancia, hasta el choque de la felicidad falsa del materialismo con eso tan raro y marciano que es ser libre, pero que, una vez experimentado, ya es objetivo irrenunciable. Ni la estancia voluntaria en la cárcel del "delincuente" es tan aterradora como esa vida repetida, mortal como una losa que va cerrándose. Y es que si no fuese por casualidades, no veríamos lo evidente hasta que fuese demasiado tarde, porque los tesoros más valiosos están al alcance de la mano.
Magistral.
Saludos.

miércoles, 18 de diciembre de 2024

Rojo sangre oscura


 

Es muy curiosa la relación de Hellboy con el cine, y parte de culpa la tuvo el exceso de fandom de Guillermo del Toro, que confundió el amor al personaje con serle fiel a su verdadero espíritu, que no es otro que dinamizar el lore superheroico con historias sobrenaturales, gracias a la potente irreverencia del personaje creado por Mike Mignola, quien (afortunadamente) coge las riendas del guion de esta HELLBOY: THE CROOKED MAN, de la que de momento se desconoce cuándo se estrenará en nuestro país, cinco meses después de que lo hiciera en Yanquilandia, con una acogida digamos "dividida". Brian Taylor (responsable de la franquicia CRANK, o la interesantísima serie HAPPY) encuentra al fin al Hellboy tétrico y vulnerable de los comics, y pese a una producción mejorable, por desprolija, el relato de terror funciona como encadenado inesperadamente pulp, a lo que contribuye un festival de canciones de época, que nos traslada a un entorno de horror y brujería. No es ni mejor ni peor que las anteriores, sino que suple sus carencias invirtiendo en aspectos que, por ejemplo, Del Toro no logró aprehender todo lo visceralmente que hubiese debido. La cosa es ¿se estrenará? ¿irá directa a plataformas?...
Saludos.

martes, 17 de diciembre de 2024

La virtud infame


 

Se ha ido Marisa Paredes, o lo más cercano que hemos tenido en este país a una diva, con todas las connotaciones que un término tan melifluo suele conllevar. Proveniente del teatro, asomando la cabecita en miríadas de producciones televisivas, Almodóvar (justo es reconocerlo) la redimensionó hasta ese lugar de mujer distante, superior, pero también frágil, repleta de inseguridades. Era una excelente actriz, y quienes la trataron aseguran que una excepcional persona, y desde ya entra en el Olimpo de las estrellas, donde creo que siempre perteneció. Como ya es costumbre, haremos un pequeño recorrido por una filmografía, en este caso extensa, y que le dio uno de sus primeros roles protagonistas en aquel entrañable Estudio 1, en un formato (el teatro filmado) al que siempre es un placer volver, incluso a quienes nos queda como un destello borroso. Ya Marisa Paredes era mucha Marisa Paredes haciendo de Casilda, la desdichada joven que ve quebrada su felicidad al casarse con su amado, un humilde labriego, cuando el perverso comendador de Ocaña queda prendado de su belleza, después de despertar de un golpe en la cabeza. Esto es, en esencia, PERIBÁÑEZ Y EL COMENDADOR DE OCAÑA, donde Lope de Vega se despachaba agusto con esos gobernadorcillos que tanto nos siguen sonando ahora por desgracia; medradores sin escrúpulos, que creen que las personas son como propiedades a las que explotar, y en último término desechar. No hay más que darse una vuelta por el Tubo para disfrutar de estos episodios impagables, de los que también fue parte histórica Marisa Paredes, cuya irrepetible figura nos acompañará en este cambio de año, como no podía ser de otra manera.
Saludos.


lunes, 16 de diciembre de 2024

Todos juntos otra vez


 

El final de THE SUBSTANCE está conscientemente hipertrofiado, en todos los sentidos. No es sólo que su directora abrace el exceso como única forma de abrochar lo que no es más que una indisimulada patada en los huevos del star system, y sobre todo cómo se ha convertido en una máquina que ignora a las actrices como seres humanos, que como no puede ser de otra manera, cambian con el tiempo. Curiosamente, los mejores momentos de este body horror, con menos horror que patetismo, se encuentran a mi entender en el estilizado y enigmático arranque, donde una estupenda Demi Moore visibiliza, desde el humor paródico a la rabia generacional, todo un abanico de emociones, para que éstas cristalicen en la aparición de la prometedora Margaret Qualley, que es el complemento para este relato que aúna al mito de Frankenstein con Dorian Grey, a Fausto con La Cosa, y no siempre afortunadamente, pero sí con el suficiente arrojo como para tener en cuenta a una cineasta que logra contentar a aficionados de distinto pelaje. Otra cosa son los hachazos de brocha gorda a Kubrick o Polanski, que pueden resultar hasta simpáticos, aunque lo de rubricar a lo Brian Yuzna no lo vimos venir, claro. La impresión final es que esperaba que el film iría por otro camino, menos festivalero y más inquietante, pero no tengo ninguna duda de que éste era exactamente el acabado que Fargeat buscaba, lo que, ya digo, nos mantiene a la expectativa de que decida embarcarse en un guion ajeno y más complejo.
Saludos.

domingo, 15 de diciembre de 2024

Rincón del freak #626: Voy al campo, abandonaré la ciudad


 

Uno ve en 2024 una cosa como COLD CREEK MANOR (jocosamente traducida aquí como LA CASA) y confirma varias cosas, como que Mike Figgis es un director que se fue quedando anticuado muy pronto, o que hay películas de género que se limitan a aprovechar los "recortes" de lo que parece no otra cosa que un manual de guiones, que podrías encontrar muy barato en un rastro cualquiera. Esta película tontísima, repleta de lugares comunes, nos habla a hipidos de una familia con menos química que un Quimicefa, con Dennis Quaid desorientado, Sharon Stone dando grititos por cualquier cosa y Kristen Stewart con la misma cara de insomne ya desde entonces. Se van de New York a una casa en mitad del campo porque sí, con una excusa incongruente, y encontrándose con Stephen Dorff en modo chulo piscinas, que casualmente acaba de salir de la cárcel y antes vivía allí. Todo muy casual y muy por los pelos. Para redondear, Juliette Lewis escanea sus contoneos y Christopher Plummer sale cinco minutos acostado en una cama. Es como EL CABO DEL MIEDO de Hacendado, y dura dos horas, y he empezado a desbloquear el recuerdo de alquilarla en DVD y no llegar al final, abrumado por tanto grito y tanto fotograma quemado y tanto cheque directo a las Bahamas, que hubiese sido un giro argumental más sorprendente, pero qué se le va a hacer...
Los noventa cuando ya se habían acabado los noventa...
Saludos.

sábado, 14 de diciembre de 2024

Protección oficial


 

Lo que es mediano en Mike Leigh es muy alto en otros cineastas. Lejos de dictar sentencia, me parece acertado observar el escalpelo del director británico ya en sus trabajos más tempranos y menos conocidos, como demuestra MEANTIME, un pequeño encargo para el Channel4 que Leigh transmuta en un lacerante y crítico diorama, que sin alzar la voz suena como un puñetazo donde más duele. Más allá de la anécdota de que se trata de uno de los primeros trabajos de Tim Roth o Gary Oldman antes de saltar a Hollywood, estamos ante un film que no te suelta, a base de planos cerrados, frases hirientes y miradas hundidas, en torno a una familia de clase baja que subsiste en un cuchitril del extrarradio. Personajes de trazo limpio para una historia de ritmo sombrío y desesperanzado. Colin tiene un problema mental, y quizá le gustaría ser como su hermano, que siempre suelta alguna sentencia, o como Coxy, que se las da de duro con sus Dr. Martens; así le podría gustar a Hayley, que nunca levanta la mirada, o complacer a sus padres, aunque sabe que les importa una mierda. A través del desvalido semblante de Colin podemos ver todo un inframundo de subsidios sociales, precariedad y desconfianza, aunque Leigh no afloja, y muestra un reverso tampoco tan luminoso, con la tía "felizmente casada", que en realidad oculta una vida de apariencias que nada tienen que ver con ser feliz. Y es que "ser feliz" parece imposible en un entorno gris, frío, hostil. Y esa happy England de la que te hablan las comedias románticas y amables, se diluye en cuanto la cámara se planta a ras de suelo y Andrew Dickson aporrea el piano, porque todo aquí parece notas sueltas...
Demoledora.
Saludos.

viernes, 13 de diciembre de 2024

Cabalga libre


 

Estrenada en 1992, INTO THE WEST partía de un guion original de Jim Sheridan, en el que se abordaba el no tan conocido mundillo de los nómadas irlandeses, una comunidad a mitad de camino de gitanos y cowboys, para contar la historia de amistad entre Ossie, un niño, y el misterioso caballo blanco salido de la nada, y que su abuelo reconoce como Tir Na Nog, emblema de la mitología celta. Todo en este film es un inexplicable equívoco, desde su erróneo cartel hasta una lamentable promoción, que la ha dejado sepultada durante más de treinta años, siendo uno de los mejores y más originales trabajos de Mike Newell, que imprime un fascinante aroma a cuando los dramas sociales se servían de un contexto fantástico, y que además tenía un gran elenco, con nombres como Gabriel Byrne, Brendan Gleeson o Ellen Barkin. De hecho, y dejando de lado las escenas centradas en la peripecia de la huida de los dos hermanos y el caballo, hay un estupendo retrato costumbrista de una Irlanda desconocida y poco acogedora, y que habría dado para un film muy diferente, quizá mejor, pero también con algo menos de encanto. 
Una joya olvidada y que merece mucho la pena descubrir.
Saludos.

jueves, 12 de diciembre de 2024

Lobo hombre en Nueva York



 Fieles a nuestros indetectables (e insobornables) tics, y justo antes de rematar el año, vamos con el repaso a los "cuatro Miguelitos". Y si no saben de qué les hablo, pues nada. Jamás pensé que volvería a ver, 30 años después, WOLF, o la ocurrencia de vislumbrar a Jack Nicholson como un improbable hombre lobo. Aquél fue un visionado un tanto extraño, en una sala de cine medio vacía, y con la sensación de no saber qué diablos has visto dos horas después. No me extraña que no me enterase de nada entonces, pero la primera mitad de esta anomalía es una buena película, que ahonda en la liberación experimentada por un cincuentón tras perder su trabajo como editor y descubrir que su mujer le pone los cuernos con el joven trepa, que le ha desplazado en todos los sentidos. Metafóricamente, WOLF ni siquiera necesitaba pergeñar un pedestre acercamiento al cine de género, bastaba la escena en la que Nicholson se mea literalmente en los zapatos de James Spader, o aún mejor, el olisqueo al que somete a una Michelle Pfeiffer, de la que luego supimos que no le hacían falta las lentillas. Como comedia generacional involuntaria tiene su punto, pero hay algo muy incómodo viendo al protagonista haciendo como que corre, o lo indisimulado de los dobles, que cantan por soleares incluso con un kilo de maquillaje y la cara llena de pelos. Por no hablar de lo marciano de hacernos creer que hay excusas para un bosque lleno de animales al lado de la Gran Manzana.
Por cierto, alguien pensó también que el compositor ideal podría ser Ennio Morricone... No sé, muy raro todo...
Saludos.

miércoles, 11 de diciembre de 2024

Dejad que los niños...


 

A medida que indaga uno en el cartel programático de este último Sitges, la sensación es la de sensible pérdida de calidad, quizá por buscar refugio en el género más reconocible, aunque me da que las productoras han asomado el morrillo con algunos productos realmente engañosos. Es el caso de Mr. CROCKET, un curioso híbrido de gore explícito y soft-horror enfocado a un público más joven, que bucea en el legado, por ejemplo, de Freddy Kruger, pero con menos imaginación y ni siquiera medios. La historia nos habla de este personaje, que presenta un hipnótico programa infantil, aunque sus intenciones son eliminar a los restrictivos padres y reclutar a los pequeños, a los que promete una eternidad en la que puedan hacer lo que quieran. El resultado es cutrecillo, filmado en unos interiores muy evidentes, y con algunas soluciones apresuradas, Con la excepción de la interpretación de un inquietante Elvis Nolasco, y algunos efectos de maquillaje que recuerdan poderosamente al primer Tim Burton, es bastante olvidable, con buenas intenciones pero poco más.
Saludos.

martes, 10 de diciembre de 2024

Yo anduve con un zombi


 

Me pregunto, más allá de la conveniencia de visibilizar la figura, doliente y oprimida, de su protagonista, acerca de qué tipo de invocación narrativa supone PRISCILLA. No hay que olvidar que esto es el punto de vista de Priscilla Beaulieu (Presley de casada), las memorias que escribió hace cuarenta años, en los que sorprendía la ciclotimia de sus páginas, que como montaña rusa enlaza el cuento de hadas con el relato de terror, el oropel con la claustrofobia o la generosidad con el egoísmo. No me gusta la película. Es Elvis sin Elvis. Ni su música, ni su imagen, ni su aura. No me gusta la sucesión de postales, ni siquiera videoclips, sino la sensación de que todo está ahí puesto cinco minutos antes, justo hasta que la directora encuentra el azúcar entre Chanel y Kellogs. Es una película que sestea, que da sueño, que no inventa nada, ni homenajea nada, ni contagia algún entusiasmo. Curioso, porque es una historia archiconocida, pero está mostrada como una especie de revelación. No se equivoquen, PRISCILLA es un artefacto, uno más de los perpetrados por una directora cada vez más relamida y revolcona, pero eso ya lo veíamos venir...
Saludos.

lunes, 9 de diciembre de 2024

El Beta era mejor


 

No me declaro fan, ni nada por el estilo, de esa pseudofranquicia titulada V/H/S, de la que este año se ha presentado BEYOND, supuestamente enfocada en el tema ufológico, por lo que intentaré ser escueto tras su visionado en la sección "Panoramas" de Sitges. Hay ovnis y marcianos, abducciones y avistamientos, aunque siempre virando la cuestión hacia el terror de toda la vida, yendo de las casas encantadas, los zombies o el gore cachazudo, ofreciendo un producto claramente orientado a los fans que no esperan más que diversión y un acabado digno. Entre los nombres que encontramos en la dirección están, por ejemplo, el del actor Justin Long o la señora de Mike Flanagan, Kate Siegel, que se marca el último y más interesante segmento, escrito por el propio Flanagan. Mi opinión es la misma que la otra que vi (y que ahora no recuerdo), esto es: efectos especiales decentillos, uso insufrible del metraje encontrado y/o cámara en mano, guiones terriblemente irregulares y actuaciones al borde de la parodia ¿A quién se la recomiendo? Fuera de Sitges, a casi nadie...
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!