De cuando en vez, me acuerdo de pelis como THE WATCHER IN THE WOODS, por tal de desmentir aquello de que cualquier tiempo pasado (y ochentero) haya sido mejor, al tiempo que se desmontan falsos mitos acerca de productoras míticas. En este caso estamos en 1980, año en el que la Disney se miró al espejo y dijo la famosa frase, para acto seguido autoconvencerse de que podría abordar cualquier género desde sus propios estatutos, sea eso lo que sea. El resultado es tibio y ñoño, un cuento de fantasmas anticuado no por valerse de una Bette Davis en su canto del cisne, sino por su previsible trama y rutinarias soluciones, para contar el enésimo cuento de fantasmas, vertiente "familia llega a caserón perdido" y esas cosas. Lo remarcable aquí es ensayar un cine de terror "familiar", omitiendo detalles escabrosos y sustituyéndolos por un guion más propio de las aventuras juveniles. El resultado fue un fracaso tal, que la Disney descartó seguir por ese camino, aunque es sorprendente el aura mitificador que ha obtenido con el paso de los años, siendo constantemente citada como una de esas joyas olvidadas a rescatar. Sinceramente, a mí me parece aburrida desde cualquier perspectiva, y poco valorable más que como el excéntrico experimento de una factoría que quería renovarse en una de sus etapas más flojas.
Saludos.