lunes, 8 de diciembre de 2025

Vecinos y figurantes


 

Hay un mecanismo oculto en el dispositivo de THE GREAT GATSBY, de la obra magna de F. Scott Fitzgerald, que la ha hecho refractaria a cualquier intento de adaptación hasta nuestros días. No porque no se pueda poner en imágenes ese implacable retrato de las clases altas y sus caprichos en los locos 20, sino por la dificultad de encontrar el sentido más fidedigno a su enigmático protagonista, de quien nunca se podría asegurar si es un farsante, un asceta o sólo un infeliz. De ahí la importancia del personaje de Carraway, quien se define a sí mismo como un prudente y comprensivo observador, y que cree haber encontrado en Gatsby a ese reflejo ideal de sí mismo, para terminar atrapado en un mundo mucho más mundano y patético de lo que hubiese podido imaginar. Jack Clayton, gran creador de imágenes indelebles, se apoyaba aquí en el guion de Francis Ford Coppola, algo tambaleante, y que lleva sus dos horas y media a la sensación de no haber sabido captar la deformada cosmovisión de su autor. Al menos podíamos disfrutar del mejor Gatsby posible, que no es otro que Robert Redford, muy bien contrapunteado por un gran Bruce Dern y ese eterno desaprovechado que es Sam Waterston; por contra, ni Mia Farrow, muy pasada de vueltas, ni Karen Black o Lois Chiles dan la réplica femenina en este descompensado fragor determinista, que se va diluyendo hasta ser un pequeño y triste soneto.
Sigue teniendo mas nombre que valor real.
Saludos.

domingo, 7 de diciembre de 2025

Rincón del freak #672: Si la carne es lo único que nos queda...


 

Nos dejaba recientemente Udo Kier, ese actor de mirada tan clara como turbia, de extensa y variada carrera, que ha abarcado casi seis décadas. Curiosamente, aprovecho la entrada de hoy para rendir homenaje también, aunque tardíamente, al cineasta Paul Morrissey, fallecido hace ahora un año, y con quien Kier colaboró en dos de sus títulos más representativos, que ocuparán estos dos domingos. El primero es FLESH FOR FRANKENSTEIN, personalísima y desprejuiciada aproximación al mito creado por Mary Shelley, que mostraba la fijación fetichista del director norteamericano, protegido de un Warhol que aquí aparecía como productor solamente por la promoción. Icono pop y contracultural desde su realización en 1973, nos muestra un corolario de aberraciones, no tanto por su desfile de vísceras de pollo y sangre falsa, sino por lo desinhibido de la visión de Morrissey, su obsesión (y yo encantado) por los desnudos frontales de Joe Dallesandro, que aquí deviene en el objeto erótico de una insaciable Monique van Vooren. El caso es que el delirio comienza por presentar al barón Frankenstein como un majara al que le pone cachondo tocar vísceras... ¡y está casado con su propia hermana!... ¡y tienen dos chiquillos!... El tipo, claro, pretende crear no uno, sino dos monstruos remendados, hombre y mujer, para que procreen monstruitos zombis y él pase a la posteridad. Entre medias, muchas tetas, casquería, Carlo Rambaldi haciendo de las suyas (ojo, que en el guion participó nada menos que Tonino Guerra) e infinidad de integrales de Dallesandro, el único mortal irresistible mientras pone cara de asco.
Mítica e imposible de hacerse hoy día. Aprende algo, Lanthimos...
Saludos.

sábado, 6 de diciembre de 2025

El caballo japonés


 

Manfredini es politoxicómano, prefiere morir, corre junto a su amor, no sabe quién es, le persiguen los malos hasta quieto y va a tener una hija. Sirena es un mafioso, o un empresario, le gustan los caballos, siempre lleva un bebé en brazos y no prefiere que Manfredini se caiga en la salida y gane la Nena. La Nena ama a Manfredini, gana las carreras, va a tener una hija y a lo mejor no le gustan los hombres. En ese ínterin, EL JOCKEY es la historia de un nacimiento, una identidad que se encuentra a sí misma al perder todo lo demás. Ni thriller, ni surrealismo, ni comedia involuntaria, lo que Luis Ortega traza aquí es lo mismo que podíamos ver en EL ÁNGEL, una realidad que duele, de la que se quiere escapar, que ni siquiera es peligrosa, sino cansada y cansina. El único problema que le veo es su suicida estructura, fascinante en el arranque, la construcción de personajes entre lo costumbrista y lo feérico, el finísimo caleidoscopio por el que inocularse de la malignidad imperante en la Argentina de hoy en día. La segunda parte, más ambigua y desenfocada, es el Almodóvar más lynchiano de lo que ha logrado ser nunca el manchego, una apuesta por el kitsch desaforado que encubre una historia de redención hiperbólica y que se mea en las fauces del discurso reaccionario dánosle hoy y siempre. 
Les irritará, les desafiará y medirá qué entienden ustedes por libertad creativa. Yo me dejaría follar la mente, que diría otro.
Saludos.

viernes, 5 de diciembre de 2025

El camino sin retorno



En 1991, el cineasta y novelista de origen turco Henri Verneuil ponía en marcha la monumental tarea de adaptar a la gran pantalla la novela en la que narraba la odisea de su familia, a principios del siglo XX, huyendo del genocidio armenio, y su establecimento en Marsella. El resultado es MAYRIG, una impresionante epopeya familiar y social, con una mirada entre nostálgica y reivindicativa, en el que Verneuil nos cuenta las dificultades de la familia Zakarian para no perder la dignidad, sortear la miseria y encontrar un lugar en un mundo que no termina de aceptarlos del todo. En el amplio reparto, sobresalían dos grandes nombres, como el de Omar Sharif y Claudia Cardinale, que sostienen admirablemente esta inspirada película, no muy reconocida fuera de las fronteras francesas, pero que allí es un título reverenciado, y que cuenta con una segunda parte, que Verneuil logró rodar poco antes de fallecer.
Saludos.

jueves, 4 de diciembre de 2025

Los paisajes humanos


 

Del Sitges'24 se nos quedó en el tintero ELSE, ganadora de los mejores efectos especiales, que vuelve a invocar, cómo no, la psicosis post-covid, en un relato con un tono verdaderamente extraño, que imita lo propuesto en su guion, convirtiendo el argumento en el propio terreno físico. Puede ser confuso, pero aún más si atendemos a lo divergente de su argumento, que comienza como una especie de comedia romántica, en la que confluyen Anx, un diseñador gráfico hipocondríaco y con tendencia a la reclusión, y Cass, caótica y extrovertida. Ambos han compartido una noche de pasión, pero cuando ella vuelve al apartamento de él, un extraño suceso copa la actualidad: aparentemente, las personas están fusionándose con su entorno, sean cosas, vegetales o incluso animales. Antes que un film pandémico, y ni siquiera un body horror, estamos ante una película que, una vez arranca, propone un osado dilema filosófico, que sólo es desvelado en su apabullante tramo final, de gran belleza visual, puede que excesivamente enigmático, pero fascinante si se entra en su mensaje.

Saludos.

miércoles, 3 de diciembre de 2025

Mis tíos


 

En 1995, Diane Keaton dirige la que es su mejor película, lo que es sintomático acerca de sus inquietudes artísticas, siempre moviéndose en realizaciones muy convencionales. En este caso, adaptando la autobiografía del escritor Franz Lidz, escrita a la memoria de su madre, fallecida cuando sólo era un niño. UNSTRUNG HEROES no consigue conciliar su parte emocional, con la enfermedad de la madre (Andie MacDowell) y la incapacidad del padre (John Turturro) para cuidar de sus dos hijos pequeños, lo que da paso a un extraño giro en el que el chaval literalmente se escapa a casa de sus tíos. Y aquí hay que hacer un inciso, porque Keaton se lanza en brazos de la comedia física con dos personajes más allá de lo estrambótico (interpretados por el gran Maury Chaykin y Michael Richards, recuperando su indeleble carácter en Seinfeld). Que ya es jodido explicar a dos hermanos talluditos que viven juntos, sin que se les conozca oficio alguno, perseguidos por su casero y rodeados de periódicos y pelotas de goma ¿? El problema de la película es exactamente ese, pasar del drama nostálgico a la comedia desatada, que pese al estupendo elenco sólo funciona a hipidos, casi siempre en lo segundo. Aun así, es un título que se ve sin problemas, aunque tampoco me extraña que haya quedado tan olvidado 30 años después de su estreno.
Saludos.

martes, 2 de diciembre de 2025

El camino


 

Rascándome la cabeza, me pregunto cómo es posible que Stephen King aparezca como productor ejecutivo de THE LONG WALK y, aun respetando su forma, se haya dinamitado de una manera tan burda todo el significado y el simbolismo de la novela, una de las mejores de su autor, que ya es decir. O mejor dicho, nada recomendable haber leído el original y después ver el film, porque "parecen" lo mismo, pero no lo son. La incomprensión hacia esta distopía tan poco desarrollada, en la que cualquier barbaridad está justificada por una crisis económica galopante, a King le servía para demonizar la mentira de Vietnam, al tiempo que le permitía desarrollar una lírica que pocas veces ha alcanzado en su normalmente convencional narrativa, y que cobra todo su sentido en el demencial y extrañísimo final, que aquí se han cepillado como si tal cosa, culminando lo que cualquiera puede intuir: LA LARGA MARCHA es una película comercial, con algunos aciertos, pero que elude conscientemente cualquier tentación de trascender. Ni siquiera me refiero a la incredulidad que despierta su premisa, en la que un centenar de jóvenes se apuntan a un macabro concurso, consistente en caminar sin descanso hasta que sólo quede uno, pues quien se detenga es inmediatamente ejecutado. Aparentemente, el film es fiel al libro, pero se busca una innecesaria suavización de algunos personajes, que King describía con una crueldad necesaria para su diabólico juego psicológico, más importante que el desafío físico. Poco más, porque tampoco quiero destrozar la película a quien no la haya visto. Entretenida sin más, se hace un pelín larga y al menos me gustaría destacar a David Jonsson, que se come la pantalla desde el principio y encarna un poco a ese héroe inesperado que tan poco abunda en el cine comercial.
Correcta y poco más.
Saludos.

lunes, 1 de diciembre de 2025

Lejos de las leyes de los hombres


 

Ya nos parece marciano contemplar una obertura e interludio en un film que no llega a las dos horas, pero parece cosa más de dotar de cartas de solemnidad a una película durante mucho tiempo mal interpretada por la crítica, pero que el tiempo le ha impuesto un lugar preeminente como precursora de ese western, anguloso y metafísico, que hoy día ensayan luminarias del high concept. El caso es que JEREMIAH JOHNSON, además de ser una de las mejores películas de Sidney Pollack, desdobla la experiencia del género mismo, desde la perspectiva de un Robert Redford en uno de sus mejores trabajos, el de un hombre que huye de la guerra para encontrarse a sí mismo en el lugar más salvaje. Y si hace nada aludíamos aquí a John Milius, es de justicia valorar su trabajo de guion, osado, libérrimo, despojando de ínfulas una historia que por mínima termina resultando trascendente. Preclaros todos los encuentros que el protagonista va acumulando, comenzando por el trampero lunático, el cazador enterrado hasta la cabeza o la mujer que ha perdido a su familia, masacrada por los indios. Lejos de llevarnos a ninguna mística tribal, el film sí reconcilia a su protagonista con una forma de vivir sin convenciones, que va cobrando sentido por la experiencia misma. Con una primera parte excepcional, de gran cine, de narrativa sobria y detallista, es cierto que, llegado el momento, se puede hacer algo reiterativa o ensimismada, aunque esto sirva para explicitar el progresivo oscurecimiento de ese "hombre en ninguna parte", que nos deja una película de una modernidad que sería un error obviar.
Compleja sin ser pedante, y dependiendo, seminal.
Saludos.

domingo, 30 de noviembre de 2025

Rincón del freak #671: Las Barbies bárbaras


 

No es un juego de palabras, ni una broma el extendernos nuevamente por esa piel áspera y con olor a baratillo, que es el exploitation vertiente "bárbaros", una variante que debió detenerse en cuanto Milius rubricó la hazaña de no dar vergüenza en taparrabos, pero que San Corman vislumbró como casi todo, una oportunidad de negocio. Así, en el propio 1982 veía la luz SORCERESS, en la que no sólo no había una hechicera propiamente dicha, sino que el protagonismo lo asumían ¡dos playmates gemelas! Sí, el sueño húmedo de cualquier pajillero con tendencia a gastarse el sueldo en merchandising cutre y visitas interminables al videoclub. Pero es que hay mucho más. Ni voy a entrar en la cutrez de medios, las interpretaciones borderline o el árido paisaje mexicano transfigurado en Hyperborea de baratillo. La cosa es que, durante más tiempo del aconsejable, nos tenemos que creer que nadie repara en que las hermanas Leigh y Lynette Harris (níveas, estilizadas, exuberantes, rubicundas) son dos muchachas, con una escena sonrojante en la que enseñan las tetas, que viene precedida de un baño conjunto, que hay que atreverse. Justo ahí hace aparición un personaje sórdido e inexplicable, un fauno que bala como una cabra y camina a saltitos... No, yo tampoco sé qué pinta ahí, pero es uno de los protagonistas. El mago malo dice que es el padre de las gemelas, pero que tiene que matar a una, y yo creo que es más joven que ellas. Sale el inefable bárbaro, que es un mexica con peluca y barba falsa, con un casco con cuernos. Aunque el momento más wtf! (y es difícil superarse) lo protagoniza un precursor del Deathstalker, un mongoloide con cardado brócoli, que hace chistes de Miguel Noguera y da bocados en los culos (lo juro). El tipo es sentenciado a morir por empalamiento, y de repente aparece un mástil vertical grosísimo, y te preguntas qué carajo va a pasar, cómo va a caber eso por el ojete del sentenciado. En lugar de ello, unos esbirros lo brean cual cucaña trianera para dificultar el agarre, y abajo asoma una, sí, estaca antivampírica, con el consiguiente compungimiento del actor y tambié de la audiencia, que al menos tiene la oportunidad de solazar su angustia con un espectacular duelo final entre una cabeza gigante y un león con alas que no se mueve... ¿?
Dura, dura, dura. Véanla y me cuentan.
Saludos.

sábado, 29 de noviembre de 2025

Piensa mal


 

Andrés, Pablo y Baldomero trabajan en una mina de oro, al otro extremo de la isla donde viven. A la hora de volver, tras un mes, aún han de gastar una parte del mísero sueldo para el barquero que les cruza el río o untar a los "guardabosques". Pero Andrés, el más joven, no entiende que Baldo, el más veterano, tenga que quedarse también con una parte por conocer el tortuoso camino a través del bosque; mientras Pablo, justo y piadoso, intenta intermediar ante dos caracteres contrapuestos. GENUS PAN deseca la narración hasta niveles insospechados, ocupando dos tercios de un metraje total de casi tres horas en ese viaje, más emocional que físico, donde Lav Diaz ejecuta un fino trabajo de guion; diálogos banales, reiterativos, pero esclarecedores, que dan la medida de una brutalidad e injusticia que carcome cada pequeño acto. No es de extrañar que, en mitad de la barbarie, la religión acabe siendo casi el único refugio al que acogerse. O dicho de otra manera: si el cine se empeña en seguir idealizando la violencia y/o la maldad, no irá más allá de ser captado como cine. 
Por cierto, el título alude al nombre académico del chimpancé.
Saludos.

viernes, 28 de noviembre de 2025

La caída del rey


 

Difícil adaptación la del ENRICO IV, de Pirandello, que Marco Bellocchio puso en pie junto a Tonino Guerra, alejándola todo lo posible de su carácter teatral y aprovechando su potencia fabuladora para construir un sorprendente alegato político, que daba cuenta de la compleja situación de la Italia de principios de los 80. Nominada a la Palma de Oro de 1984, sólo le objetaría la evidente austeridad de medios, compensado con un trabajo actoral impresionante, con un maravilloso Marcello Mastroianni, al que daba estupenda réplica una ya madura Claudia Cardinale, en un rol desdoblado asimismo en el de la joven Latou Chardons. La historia nos lleva hasta el día en el que un joven aristócrata celebra una fiesta medieval, con la mala fortuna de caerse de un caballo y golpearse la cabeza, lo que lo sume en una realidad alternativa que lo deja permanentemente en el rol del rey alemán Enrique IV. Muchos años después, sus mismos allegados y compañeros deciden plantear una puesta en escena definitiva para traerlo a la realidad, sin sospechar que quizá sean ellos y sus dilema morales quienes sucumban. Sin ser uno de los mejores trabajos de Bellocchio, mantiene la fuerza contestataria de su discurso, desbocando el mero drama hacia un pirólisis social, contrastada entre lo que parecen las buenas intenciones del "mundo real" y la elocuencia de una locura que coloca a cada personaje frente a un espejo deformante.
Saludos.

jueves, 27 de noviembre de 2025

Uno por dos


 

Volvemos a Sitges con TOGETHER, ese pequeño hype que lo mostraba todo (desafortunadamente) en un tráiler y un cartel promocional que te contaban casi todo lo que hay que saber de una película, por otra parte, no exenta de puntos interesantes. Constantemente entre el cacareado (y ya cansino) body horror y una pedestre sátira de las muchas problemáticas de las relaciones de pareja evidentemente descompensadas, el film no es falsamente ambicioso, quedándose en terrenos de la serie B desenfadada, con sus momentos terroríficos, pero nunca insoportablemente truculentos. El mayor acierto, a mi juicio, es la química entre Dave Franco y Alison Brie, pareja en la vida real, encarnando a otra que busca reencontrarse cambiando de aires hasta una pequeña ciudad rural, pero sus vidas no volverán a ser las mismas después de pasar una extraña noche en un no menos extraño lugar, que en un principio parece haber avivado las llamas del deseo, pero les hará vivir una pesadilla "conjunta". Y podría extenderme en la cantidad de licencias, incongruencias y dejadeces de un guion bastante torpecillo, o en una realización en la que se nota que es una ópera prima, pero al menos es una película que se sabe modesta, que no va de lista y hace pasar un rato entre lo grotesco y lo jocoso, que es mucho más de lo que otras con mayor enjundia a priori (lo comentábamos hace un par de días) son capaces de ofrecer.
Entretenida en lo bueno, previsible en lo malo.
Saludos.

miércoles, 26 de noviembre de 2025

La buena gente


 

En 1991, Diane Keaton volvió a ponerse tras las cámaras, para adaptar el best seller de Sara Flanigan "Alice", que contaba la peripecia de una joven en el Sur profundo, obligada a permanecer en un cobertizo por su padrastro, aislada por tener problemas de audición y, por si fuera poco, ataques de epilepsia. El resultado es WILDFLOWER, un telefilm blandito y convencional, cuyo mayor atractivo era ver de nuevo a una joven Patricia Arquette y a una aún más joven Reese Witherspoon, que encabezan esta historia de superación personal que, francamente, se queda lejos de todas sus pretensiones, que tampoco son muchas. Típico producto para toda la familia, recuerdo aquellas sobremesas de domingo, con olor a café, magdalenas y algún licorcillo furtivo, mientras alguna de las nuevas cadenas privadas intentaba convencernos de que a esa hora pondrían este tipo de historietas amables y bienintencionadas. Huelga seguir por este camino, pero nos debíamos a la Keaton y así lo hemos cumplido.
Saludos.

martes, 25 de noviembre de 2025

Sueño ligero

 


Todavía sigo dándole vueltas a la necesidad de hacer una película como BLACK PHONE 2, y me explico. Scott Derrickson, lo he dicho muchas veces, es ese tipo de cineasta con un talento para crear atmósferas únicas incomparable, pero que necesita guiones sólidos, inteligibles, que anclen su propuesta visual a un todo que no nos excluya como espectadores. Si algo bueno tenía la película original, era todo lo señalado por Joe Hill; personajes de carne y hueso, sumidos en una extrañeza tal que nos parece estar asistiendo a una especie de ensoñación, donde la crudeza nos recuerda que todo lo que vemos ocurre, en el plano cinematográfico, pero ocurre. Esta continuación, cogidita con pinzas, nos pide dos cosas intolerables para un cineasta que ya no es un novato: saber todo lo que va a ocurrir desde el principio y, lo que es peor, espectacularizar toda serie de autorizaciones y licencias desde la perspectiva del plano onírico, que es donde nos quieren llevar. Así, asoma la alargada sombra de Freddy Kruger por el metraje de un film previsible, desganado, que ni siquiera se toma la molestia de explotar el mal rollo del villano, reducido a una entidad "que hace cosas", y no muy destacables. Curioso, porque el talento visual de Derrickson está ahí, en imágenes poderosas, pero que nos dan exactamente igual si no hubiesen sido rodadas. Lo único que se me ocurre es un largo apéndice contractual, o yo no entiendo nada.
La palabra es inane.
Saludos.

lunes, 24 de noviembre de 2025

No tienes derecho a ser feliz


 

También en 1966, Robert Redford protagonizó el primer papel bajo las órdenes de Sidney Pollack, en lo que se convertiría en una fructífera relación profesional y de amistad. Partiendo de una obra de Tennessee Williams, y con un guion en el que participaba un joven Francis Ford Coppola, THIS PROPERTY IS CONDEMNED nadaba entre el clasicismo de su puesta en escena y algunas decisiones osadas, de las que por entonces moldearon el "New Hollywood". Con una estructura que me parece curiosa, la historia nos lleva hasta Dodson (Mississippi), un decadente pueblo ferroviario, en mitad de la Gran Depresión, hasta el que llega Owen Legate, un cargo de la compañía, con la ingrata tarea de comunicar un drástico recorte de plantilla. Allí se hospeda en la casa de una despreocupada mujer, tras conocer a su hija pequeña, y despertando el súbito interés de la mayor, Alva (Natalie Wood), que sueña con dejar atrás su vida de miseria y desesperanza. Dicha estructura va un poco contracorriente, incrustándonos repentinamente en el pegajoso ambiente de la casa de huéspedes, transfigurada prácticamente en un prostíbulo, donde el odio provocado por la figura del funcionario contrasta con suponer la única oportunidad de Alva, a la que su madre utiliza sin escrúpulos. Todo ello desemboca en un final que parece plácido, pero en el que la tragedia asoma cruelmente. No es de los trabajos mayores de Pollack, pero sí un ejemplo de cómo el drama sureño ya suponía una punta de lanza por entonces y uno de los subgéneros más apreciados. 
Saludos.

domingo, 23 de noviembre de 2025

Rincón del freak #670: El diablo cojuelo... ¿Quién podría saberlo?


 

De la turbiedad. La de condenar a alguien, no ya sin pruebas, sino con pruebas inventadas. La de hacer coincidir dicha charlotada con el 50 aniversario de la muerte de un cerdo fascista, como para recochinearse de quienes fueron represaliados. Para mí no hay medias tintas, porque me gusta mirar a mi hija (a punto de la mayoría de edad) directamente a los ojos. España, camisa gastada, por mil lavados, de mi desesperanza. Pero aquí se habla de cine, y como es domingo, de cine turbio, porque todos tenemos un pasado, y ver a Gordon Sumner haciendo de un diablo sin efectos especiales, colándose en la casa de un matrimonio que tiene a su hija postrada por un no menos turbio accidente, es la rareza que todos anhelábamos ver en la biografía de un tipo tan intachable como Sting. BRIMSTONE & TREACLE ya se había hecho antes en formato televisivo, pero alguien dedujo (posiblemente por la popularidad de su protagonista) que era una buena idea hacerlo película. El resultado es, ya digo, turbio, y mediocre también, porque ni es terror, ni drama, sino una especie de esperpento a la inglesa, donde todo ocurre porque sí, en una extraña revisitación pasoliniana que va a tirones, pese a contar con dos grandes como Joan Plowright y Denholm Elliott, que mantienen el tipo a duras penas, mientras vemos al "englishman" meterle mano a una chica entre parálisis cerebrales y otras lindezas. Todo muy raro, por eso no me extraña que esto haya quedado en el sueño de los injustos, cosa que no ocurrirá con "otros"...
Escribo esto con el "Unicornio azul" sonando, lo que acrecenta mi indignación e impotencia por motivos obvios.
Salud(os).

sábado, 22 de noviembre de 2025

Woke up, Netflix


 

Sí, mon amis, he visto la segunda (y por lo visto definitiva) temporada de THE SANDMAN, tan sólo por constatar un par de cosas. Primero, siempre en contra de la cancelación; si alguien tiene algo que objetarme, que lea algo sobre un tal Jafar Panahi. Segundo, Netflix es incapaz de incumplir el contrato que tenía ya firmado y estrena la temporada, no fuese a llevársela otra plataforma, porque al fin y al cabo Netflix (como el resto de plataformas) no es más que un ente corporativo que te quiere hacer creer que es una especie de productora, pero no lo es. Después, como un niño que no sabe si lo han pillado robando un dulce, dan cero promoción a una de las series que deberían ser santo y seña, pero ya sabemos que el catálogo de Netflix parece un bol familiar de palomitas, y de las malas. Más, esta T2 es una chapuza muy bien hecha. Me explico y acabo: como tienes que oscurecer a Neil Gaiman, pero eres tan torpe que ni sabes hacerlo, dispersas los episodios sin ton ni son, abandonas el descomunal primer episodio (véase imagen) sin razón aparente, das protagonismo a personajes que no le interesan a nadie, y cuando no te lo habían pedido (es un spoilerazo, pero me la suda), te cargas a Morfeo de la manera más gilipollesca que se te puede ocurrir, sacándote de la manga una especie de reencarnación que no va a ninguna parte, y rematándolo todo con un último episodio que no pinta nada en el cuerpo de la serie. En serio, esto podría haber sido muy grande, un acontecimiento, pero vivimos en un mundo dominado por mongólicos a los que John Ford les daría una colleja pero bien gorda.
Mi recomendación es que vean el primer capítulo y se olviden del resto.
Saludos.

viernes, 21 de noviembre de 2025

Parásitos, sanguijuelas y otros conocidos


 

De nuevo nos hacemos trampas al solitario para evocar la figura de la gran Claudia Cardinale ¿pero saben qué? Para mí es un placer hablar brevemente de esta película, aunque la Cardinale apenas salga unos segundos, interpretando al amor imposible, perdido en el tiempo, que invoca la mente de un febril Burt Lancaster, realmente el gran protagonista de GRUPPO DI FAMIGLIA IN UN INTERNO, penúltima película dirigida por Luchino Visconti, que nos introduce en la vida de un viejo profesor americano, solitario y erudito, que ve su tranquilidad alterada por una impetuosa y soez marquesa (Silvana Mangano), que se las ingenia para "alquilarle" el desvencijado ático de su "palazzo", aunque su intención es dar cobijo a su joven amante (Helmut Berger), sin caer en la cuenta de que el pájaro se lleva allí nada menos que a la marquesita y su novio, al tiempo que turba las noches del profesor, que con la presencia del efebo exorciza a sus amores frustrados y fantasmas maternos, hasta que las verdades emergen tras una cena irrespetuosa y todo termina en una tragedia que se veía venir desde que esta marquesa, orgullosamente de derechas, pisa las colillas frente a obras de arte pacientemente restauradas. Y acabo aquí, dándome cuenta de lo extenso de la frase, finalmente corpus absoluto de esta entrada tan inesperada...
Saludos.

jueves, 20 de noviembre de 2025

¿Eastern?


 

Desconozo los motivos por los que el escocés John Maclean ha demorado nada menos que diez años en filmar su segundo largo, TORNADO, después de que la crítica le augurara un futuro resplandeciente tras su estimable debut, SLOW WEST, en el que recuerdo percibir algunos de los problemas que en ésta aún son más acuciantes. Por ejemplo, ya tienes que arrastrar la narración para que le cueste arrancar casi una hora a un film clavado en los noventa minutos. Después, contienes toda la historia en un espacio único (los alrededores de un lago), pero los personajes aparecen y desaparecen como entes caprichosos, como si diesen constantemente vueltas en círculo. Tornado es una joven a la que vemos huir de unos rufianes (estamos en 1790), que le reclaman un botín de oro; no sabemos nada más, ni de dónde salió el tesoro, ni este grupo de imbéciles liderados por Tim Roth (lo mejor de la película), ni de dónde ha salido ella, que actúa junto a su padre en un espectáculo de marionetas japonesas... porque son japoneses... aunque estemos en Escocia. Economía de medios lo llamarán algunos, pero me quedo con cierta pereza cinemática. Así las cosas, hartos de ver a esta caterva dar vueltas de aquí para allá, Maclean nos descubre que en realidad estábamos ante una peli de samuráis, pero en escocia, y que se parece mucho a un Spaghetti Western, pero es el siglo XVIII... Y eso que hay una fotografía muy chula, pero no basta para sacar de una mediocridad que la sepultará inmediatamente en el olvido a una película que mucha gente fue a ver a Sitges porque su realizador había tardado una puñetera década en hacerla. No lo entiendo, la verdad.
Saludos.

miércoles, 19 de noviembre de 2025

Aquellos chunguísimos años


 

Nótese la dificultad de encontrar una imagen medio decente para ilustrar estas letras acerca de THE GIRL WITH THE CRAZY BROTHER, que fue lo siguiente que figura como dirigido por Diane Keaton. Un pequeño telefilm de tres cuartos de hora, de corte marcadamente didáctico, que la CBS emitía a principios de los noventa (éste es de 1990), con el encabezado de Schoolbreak Special, que afrontaba los problemas habituales en el entorno juvenil. En este caso, la protagonista era una joven Patricia Arquette, que intentaba integrarse en su recién estrenado instituto tras mudarse de ciudad, aunque el mayor problema lo tiene con su hermano menor, diagnosticado de esquizofrenia. Poco, muy poco puedo decir de un trabajo rutinario y esquemático, en el que Keaton propone muy poco, apenas presentarnos a la protagonista con su propio look, con aquellos sombreros tan característicos, y donde nos queda clara esa máxima de que no precisamente cualquier tiempo pasado fue mejor. No hay más que ver la frivolidad con la que se pasa por un problema tremendamente grave, arrinconando dicho motivo y centrándose en avatares más o menos románticos, que lo dejan en una tontería sin el mayor interés y que pongo aquí básicamente como anécdota completista. 
Saludos.

martes, 18 de noviembre de 2025

Los inadaptados


 

Imprescindible señalar que Thomas Pynchon es un autor muy complicado de trasladar a la pantalla. Para mí, imposible, aunque me parece elogiable recoger muchas de sus ideas, servirse de ellas para enriquecer el lenguaje cinematográfico, tan falto hoy día de saltos al vacío y riesgos naturales. Es lo que creo que ha hecho Paul Thomas Anderson en ONE BATTLE AFTER ANOTHER, que se parece a "Vineland" tan sólo en lo que al director y guionista le sirve para poner en marcha esta estupenda película, que puede tener (y tiene) muchos errores, pero de nuevo vuelve a indicar con generosidad el camino que debería tomar el cine comercial con inquietudes semánticas. Anderson nos embauca en un delirante viaje por una especie de "distopía realista", en la que grupos revolucionarios atracan bancos y realizan acciones armadas, sin que sepamos nada más allá de su sentido de la aventura o el rechazo al ultracapitalismo. Un consejo: si quieren disfrutarla, dejen de lado cualquier tentación de solemnidad, lo que aquí funciona como un tiro es la vis cómica de todos los personajes, las persecuciones (primorosamente rodadas) y esa sensación de no saber qué nueva sorpresa nos esperará a cada escena. Los actores están estupendos, la música de Jonny Greenwood cumple su función deslocalizadora y sus casi tres horas nunca se hacen largas. Ahora bien, si quieren descubrir un zarpazo mortal a las entrañas del sistema, lean la novela, aunque ya les aviso que no es una lectura fácil.
No es el Thomas Anderson que más me gusta, pero tampoco el que menos. Meritoria, como poco.
Saludos.

lunes, 17 de noviembre de 2025

Febre tempus


 

No he podido resistirme a poner aquí THE CHASE, por mucho que el papel de Robert Redford, aunque sea el desencadenante y disparador de la trama, en realidad es una especie de excusa casi fuera de campo, la que desata todas las bajas pasiones de una población sureña, expuestas con precisión quirúrgica por el excepcional guion de Lillian Hellman, me atrevo a decir que incluso superior a la novela de Horton Foote. Un film tan bien escrito y dirigido que prácticamente oyes la respiración del relato hacerse grande, toser, renquear, en un malestar que puede casi tocarse, reflejado en un reparto soberbio, que junto a Redford tenía nada menos que a Marlon Brando, Robert Duvall, Jane Fonda, Angie Dickinson, James Fox o la mítica Miriam Hopkins. Todo parece girar en torno a Bubber Reeves, que, sin que se nos cuente casi nada, encarna al joven que, asfixiado por una sociedad hipócrita, castrante y cerrada, termina por cometer errores que lo llevan a la cárcel, de la que escapa para huir de todo, pero que en un irónico giro es prácticamente devuelto a su lugar de origen. Este pueblo, aparentemente acogedor, esconde una intrahistoria nauseabunda, desde el explotador magnate petrolífero, dueño de casi todo, pasando por todo un corolario de pusilánimes y bravucones, perfectos exponentes de una sociedad sustentada en las apariencias e intereses creados al amparo de una violencia latente pero evidente. Es magistral la agilidad con la que Arthur Penn (y el gran trabajo de montaje de Gene Milford) nos lleva sin esfuerzo por ambientes irreconciliables, personajes que se odian a muerte y apenas pueden soportarse bajo el alcohol, que aquí corre generosamente, y que es ese otro fantasma, presente en el antológico desenlace, uno de los más brutales y pavorosos, por cuanto retrata fidedignamente muchos de nuestros ámbitos cotidianos, de un cine norteamericano que empezaba a olvidarse de los héroes y enfrentar una autocrítica no tan habitusl como podríamos esperar. Y claro, también estaba John Barry...
Obra maestra.
Saludos.

domingo, 16 de noviembre de 2025

Rincón del freak #669: El espectro del teletrabajo


 

No es tarea sencilla adaptar a Guy de Maupassant, un autor cuyos herméticos y enigmáticos textos se aferraban a la palabra escrita con convicción, en una economía narrativa que escondía una complejidad intertextual que habría de hilarse muy fino en pantalla con tal de no caer en el exhibicionismo burdo. Es el caso de LE HORLA, probablemente mi cuento favorito del escritor galo, que presenta el terrible dilema de una presencia maligna e indescriptible, que atormenta a su protagonista, pero sólo a él, lo que nos deja a merced de "creer" a este hombre o pensar que sufre algún deterioro psíquico. Esta versión, hecha para televisión, apenas roza la profundidad emocional y el espanto que sufre el protagonista con cada uno de estos encuentros, cayendo en una narrativa facilona, convencional, no tanto por trasladarnos al presente, sino por lo incomprensible de algunos comportamientos. Hay quien afirma que los franceses son, por así decirlo, complicados de manejar. Lo que encontramos aquí es a un tipo que se muda a una torre en las afueras junto a su mujer y su hija, pero hay ruiditos que no le permiten concentrarse en su nueva faceta de teletrabajador, lo que su jefe identifica con una tocada de huevos en toda regla. Además, alguien se bebe su botellita de agua por las noches ¿? Y, claro, nadie le cree. Como decíamos antes, quizá lo normal sería echarle una mano a quien lo necesita, pero por lo que sea este señor se ve sistemáticamente repudiado por todo cristo. 
Un telefilm en toda regla, pero con muy poco novedoso que ofrecer. Lean el relato, que es cortísimo y una maravilla de extrañeza literaria.
Saludos.

sábado, 15 de noviembre de 2025

El inmortal recalcitrante


 

Cada vez tengo más clara la razón de por qué me gustaron tanto los cortos que Wes Anderson realizó basándose en otras tantas historias de Roald Dahl: duraban lo justo. Otra cosa, porque también me fascinan sus trabajos animados, debe ser porque sus actores "reales" parecen mucho menos humanos que todos esos emocionantes muñequitos. Así las cosas, THE PHOENICIAN SCHEME viene a abundar en otra dos cosas que daba por seguras: a Anderson no le interesa "la realidad", entendida como constructo inamovible de una psique social, y además se ha quedado sin finales adecuados para sus inacabables entramados, que ya desbordan a las propias muñecas rusas. No es que sea difícil de seguir, pero sí de camaradear amistosamente con una antipatía crónica y asumida, que vendría a ser un robot implorándonos afecto, del que te cansarías pasado un tiempo. Más allá de las exquisiteces en decorados y vestuario, estamos ante otra de las habituales "variaciones", eso sí, con el gran acierto de proponer a un maravilloso Benicio del Toro como el mejor y más elocuente protagonista andersoniano. Un encantador sátrapa millonario que se resiste a morir, quizá por no darle el gusto a sus competidores, que hace heredera única a su hija, que es monja, y que nos embarca en una aventura tan intrincada como absurda, en lo que parece no más que una estúpida búsqueda de avales morales, a falta de los crematísticos. Sin durar nada del otro mundo, yo la hubiera dejado a la mitad, pero todos tenemos claro que no son los artistas, ni siquiera Anderson, los que manejan los tiempos.
Es buena, sin más.
Saludos.

viernes, 14 de noviembre de 2025

No hay fantasmas


 

Cuanto más vemos a Visconti, su cine, hoy día, más tenemos la certeza de que esta sociedad de hipócritas chabacanos no le tiene reservado ningún lugar de honor a quien tantó uso esa palabra para desnudarles a todos sin excepción. Con la libertad de quien lo ha comprendido todo de antemano, Luchino Visconti redobló la apuesta de su gran éxito internacional, escribiendo una oscurísima y desafiante historia, que plasmó con un presupuesto irrisorio en VAGHE STELLE DELL'ORSA, o como comúnmente se la conoce, SANDRA. Para ello, pulverizó la imagen de sex symbol de Claudia Cardinale como sólo un genio puede hacerlo: lanzándola a un pozo de patetismo tal, que ocasionalmente interpela a la moral del espectador, poniéndola a prueba. Sandra es una joven de una clase alta judía diezmada por el nazismo, cuyo padre sucumbió en Auschwitz, que viaja desde América junto a su marido, para honrar la memoria paterna. En un arranque antológico, Sandra le asegura a su marido que su decadente mansión no alberga fantasmas, para seguidamente dirigirse, en una noche azotada por el viento, hasta la estatua de su padre, significativamente cubierta con una sábana, pero la presencia que la asalta no es la que esperaba. Gianni, su hermano, díscolo, vividor, fantasmal sí, acciona un dispositivo íntimo, prohibido, capaz de hacer saltar todo por los aires. En esta falsa posmodernidad que nos han traído los artesanos a sueldo, no concibo una forma más elegante, y al mismo tiempo explícita, de "construir y destruir la narración", en este viscoso y magnético juego perverso, que preferirías observar desde una verja, o quizás escondido en un armario...
Probablemente necesiten una ducha después de verla.
Saludos.

jueves, 13 de noviembre de 2025

Dejar pasar


 

Volviendo a Sitges, se ha valorado poco un film tan estimable como THE SURRENDER, la ópera prima de la directora Julia Max, que muestra una madurez insospechada al sortear con convicción y honestidad todas las zancadillas y lugares comunes, que son muchos, surgidos de un relato que no va de original, pero termina siéndolo. Por un lado, tenemos el motivo principal, la enfermedad que mantiene a un hombre totalmente dependiente de los cuidados de su devota esposa. Por otro lado, la hija de ambos llega ante la gravedad de su padre, topándose con el exceso de celo de su madre, que confía más en métodos "alternativos" que en la medicina, y cuya actitud hace que toda la realidad salte por los aires tras el fallecimiento de su marido, que simple y llanamente se niega a aceptar. Muchas cosas a valorar, sobre todo el magnífico trabajo de sus dos actrices principales, Colby Minifie y Kate Burton, que aguantan cada secuencia con una dirección admirable, muy alejada de los tópicos del cine de género reciente, que suele estar más atento a unos golpes de efecto también minimizados, resueltos en una parte final que me resisto a desvelar lo más mínimo, pero que pueden intuir por el fotograma de arriba. E insisto, una de esas sorpresas insospechadas que Sitges no pondera en su justa medida, pero que debería adoptar como emblema de ese cine valiente, capaz de reunir las virtudes de épocas que nos hacen ver como irreconciliables.
Atentos a sus últimos quince minutos, oro puro.
Saludos.

miércoles, 12 de noviembre de 2025

En el cielo todo está bien


 

Es, como poco, paradójico que Diane Keaton se estrenara en la dirección con un desenfadado documental, en el que un montón de gente daba su versión sobre qué es el cielo (el que no se ve), si creen en su existencia, si aún tardarían en ir hacia ese lugar idílico, que ha dado pie a tanta fabulación, y por su puesto en el cine. HEAVEN estaba formado por un ingenioso pero esquemático encadenado de películas antiguas y las opiniones de cineastas, escritores, famosos en general y anónimos en particular, creando un mosaico más entusiasta que pesimista, que no busca la polémica, sino una forma de que el cielo, el paraíso supongo, quede reflejado en esa amalgama de fotogramas, como identificando ese cine clásico como un parnaso en el que Fred Astaire, Spencer Tracy o Marlene Dietrich nos saludaran, dándonos una bienvenida que no sé si a alguno le apetece que sea próxima. Como curiosidad (el film, pequeñito, no da para mayores reflexiones), aparte de una "sintetizada" banda sonora a cargo de un por entonces (corría 1987) desconocido Howard Shore, cabe destacar la fotografía del gran Fred Elmes, habitual de Lynch, porque no está de más el capítulo de Twin Peaks dirigido un poco más tarde por Keaton. Como decía la canción en ERASERHEAD, si existe un cielo seguro que ella ya nos ve desde allí...
Saludos.

martes, 11 de noviembre de 2025

El hijo del fantasma


 

Mi definición acerca de PIGEN MED NALEN (LA CHICA DE LA AGUJA) proviene de cierto estímulo pictórico, muy acorde con su propuesta formal, sucia, opresiva, casi desesperanzadora, pero entre cuya maraña de horrores, y sobre todo iniquidades, siempre parece destacar un débil rayo de luz, una esperanza que se abre paso, como su protagonista (inmensa Victoria Carmen Sonne), a dentelladas, aferrándose a cada pequeño resquicio en una historia que, quedan avisados, no hace prisioneros. Con un estilo de un naturalismo que a mí me recordó una barbaridad a Zola o Galdós, el cineasta sueco Magnus von Horn, de quien sólo había visto un olvidable melodrama, pone todas las cartas en su protagonista, una joven en mitad de una WWI fuera de campo, que subsiste en una fábrica textil, habiendo perdido la esperanza de volver a ver a su marido, al que da por muerto, e iniciando una idílica relación con el hijo de la dueña, que oficia de gerente, y que resulta en un embarazo con el que ambos se ilusionan hasta el punto de pensar en el matrimonio, aunque la matriarca tiene otros planes para ambos. Y prefiero desvelar apenas este comienzo, guardándome la progresiva oscuridad a la que queda sometida esta película más doliente que extrema, y que sin embargo logra la paradoja de que nos sobrecoja el interior de unos personajes y una sociedad de fealdad insoportable, y no precisamente por lo que vemos, sino por esa soledad a la que quedan expuestos desde el primero hasta el último de sus personajes, casi apéndices desbaratados y prescindibles de, exactamente, lo que nunca vemos, que es normalidad.
Su segunda mitad es tan abrumadoramente descorazonadora que me reservo comentarla, a excepción del esclarecedor monólogo final de la también espectacular Trine Dyrholm, sin defensa posible, pero que expone de golpe todas las miserias de una sociedad de la que abominarían hasta las ratas.
Terrible, y aun así extrañamente hermosa.
Saludos.

lunes, 10 de noviembre de 2025

Fliparse


 

Me da un poco de penilla que la última película dirigida por Robert Redford sea una cosa tan indefendible como THE COMPANY YOU KEEP, aunque subsanaremos la afrenta con otro repaso, el de su filmografía como actor, bastante más coherente con la altura de su figura. Estamos ante un telefilm de los cutres, pero repleto de grandes actores y actrices, la mayoría sin saber qué hacer con sus personajes, de tan estereotipados y planos. La trama, estirada hasta lo insoportable, pretende hacernos creer varias cosas que sólo imagino en cuarto milenio. Esto es: Robert Redford es un activista (como debe ser) que tuvo un pasado turbio, pero se ha reciclado en un señor de 76 años que cuida de su hija de 11 ¿? De repente, el FBI le busca, porque han deenido a Susan Sarandon por ¿un asesinato?, y un joven e inexperto periodista de un periódico local (Shia LaBeouf) concluye que ahí hay misterio y conexión, así que Redford se convierte en "el fugitivo". Por el camino, entre sus aventuras, por allí pasan Chris Cooper, Richard Jenkins, Nick Nolte, Brendan Gleeson, Sam Elliott, Anna Kendrick, Stanley Tucci y hasta una pobre Julie Christie más perdida que Spiderman en un descampado. Ninguno de ellos (y es difícil) logra superar el "cameo involuntario", como si le hicieran un favor al productor. Ignoro si la novela es un poco más coherente, pero aquí todo va atropellado, cansado, como si lo dirigiese alguien con 76 años... Y no la hundo porque me da pena constatar que la decadencia no es algo detectable por uno mismo, que ya es el colmo de la tristeza. Además, podría ser carnaza para ultraliberales, que se deleitarían despotricando sobre activistas antisistema con yates y mansiones rurales. Si esa gente viese cine, claro...
No merece la pena, y lo que viene es mucho mejor.
Saludos.

domingo, 9 de noviembre de 2025

Rincón del freak #668: Pepito el Caja quería ser guitarrista


 

Imperdonable no haber abordado hasta hoy la figura de José Mojica Marins, uno de esos casos extraordinarios en los que el amor al cine lleva a alguien, sin conocimientos ni recursos, a levantar una obra contra todo pronóstico. Marins, hijo de emigrantes españoles, es, a menos que alguien lo desmienta, el primer cineasta en hacer terror en Brasil. A lomos de un personaje tan estrambótico como deudor de los primeros clásicos, Zé do Caixâo, un enterrador nihilista, logró filmar al menos seis largos desde los años sesenta, aunque se calcula que dejó inéditas una veintena de proyectos. En este sentido, INFERNO CARNAL, de 1977, supuso un aparte, puesto que Marins interpretaba al Doctor Medeiros, un obsesivo científico, que es traicionado por su esposa, desfigurado con ácido y quemado en el incendio provocado por el amante de ella, presentado como supuesto amigo, y que luego se pega la gran vida con el patrimonio de Medeiros, que urde un diabólico plan para vengarse. Con unas características uñas larguísimas, que se dejó crecer durante varias décadas, Marins introdujo un cine trash casi de guerrilla, con costes ínfimos, que a mí me parece una adorable mezcla del giallo italiano y los clásicos de la Universal, con un trasfondo moralista de telepredicador y un diseño de producción de teletienda. Vaya, una gozada para quien nade habitualmente en las periferias del género más marginal.
Saludos.

sábado, 8 de noviembre de 2025

Los endogámicos del swing


 

Hay que ser indulgentes con films como THE SEVERED SUN, enésimo subproducto de baja intensidad, auspiciado por la fiebre esa del folkhorror, que ya empieza a oler pelín a ranciete. Compendio de historias sobre sectas perdidas en algún lugar del campo, donde las niñas temen la visita paterna de cada noche y el desayuno es una patata cocida con acelgas, se queda a mitad de camino de todo lo que propone, tanto de los abusos por parte de un líder/gobernador/pastor, que fomenta el uso indebido de los roles familiares, como de la aparición súbita de una especie de demonio monstruoso, que bien podría venir a simbolizar la venganza de las oprimidas, que encabeza la rebelde hija del gran opresor. Con una fotografía aceptable pero que parece provenir de varios films distintos, igualmente descompensadas las interpretaciones, o un guion que no sortea la previsibilidad por muchos bandazos que dé. Bien como primer trabajo de enjundia de su realizador, pero insuficiente para sacar la cabeza en un mercado sobresaturado de productos similares.
Saludos.

viernes, 7 de noviembre de 2025

La espuma en las olas


 

A ella le gustaba cuando el vestido fijaba su figura delante del sol, y su pelo sonaba como la música.
Él era un pequeño osito perfumado, que nunca había tocado telas tan delicadas desde la cuna.
Ella caminó hasta que notó los talones algo dañados y con tierra que se deslizaba entre los dedos.
Él comía un huevo duro con el mismo afán que escuchaba a un cura hablar de coronas.
Ella buscaba a alguien, pero no era a él.
Él la encontró a ella, para siempre.
Y hay algo en las miradas que se dedican Claudia Cardinale y Jacques Perrin en LA RAGAZZA CON LA VALIGIA que va más allá de lo romántico, lo naif, que sería lo lógico en un flechazo de un solo recorrido, que de repente se topa con un corazón que quiere encontrar un lugar, el que sea, donde descansar un poco. Él tiene 16 años y ella alguno más, y el hermano de él estaba loco por tirarle la maleta en cualquier lado, porque ya la había usado demasiado. A ella, no a la maleta. Aunque, bien mirado ¿no es maravillosa esa metáfora imposible, en la que quizá sea la maleta la que la lleva a ella y no al revés? Hay algo en esas miradas que filma Zurlini, ese gran olvidado, que diseñan el pequeño milagro de que nos desprendamos de la imagen fílmica. Sobre todo cuando Aida baja las escaleras con la toalla de baño a modo de tocado exótico, mientras Lorenzo transmite el éxtasis, el arrebato, el amor en primer plano. Suena Verdi en el tocadiscos.
Preciosa como un trago de brandy con el estómago vacío.
Saludos.

jueves, 6 de noviembre de 2025

Como un niño con zapatos nuevos


 

Aquí lo hemos dicho muchas veces. La intención, casi siempre, es lo que cuenta. Como lo prometido es deuda, nuestra intención era traer esta DEATHSTALKER directamente desde Sitges, aunque la mejor intención ha sido la del director canadiense Steven Kostanski, dignificando al fin una saga presa de sus propias limitaciones, dejándola en productos de explotación con más o menos gracia. El potencial estaba ahí, sólo había que confiar en que un fan con talento e imaginación se pusiera manos a la obra. Y vaya si lo ha hecho. Como si nos trasladaran por un túnel del tiempo con olor a algodón de azúcar, DEATHSTALKER'25 apela a esa glándula oculta del disfrute por el disfrute. Aquí hay monstruos cutres, sí, pero deliciosamente artesanales, nada de CGI ni añadidos; un héroe con carisma, Daniel Bernhardt, que es el mejor Deathstalker posible, igual de canalla que los anteriores pero sin que le pillemos con la mirada perdida. Y hay una aventura plausible, mil veces vista, pero que funciona por lo picadita que va, sin memeces innecesarias. Y épica ¿o no se ponen las orejas tiesas (y otras cositas) al escuchar la banda sonora original? Un sentido del humor elaborado, incluso mirando de frente al espectador a ver si pilla las referencias. Pero sobre todo hay amor al cine como artefacto mágico, como entretenimiento definitivo, capaz de saltar barreras temporales y encasquetarnos el goce por lo orgánico, lo artesanal (y no usaré el término peyorativamente). Aquí está Conan y He-Man y El señor de las bestias y Dragones y Mazmorras. Y por si fuera poco, hasta un hermoso homenaje a Ray Harryhausen...
Yo me lo he pasado como hacía tiempo que no lo hacía. Gloriosa.
Saludos.

miércoles, 5 de noviembre de 2025

Síganme los buenos


 

Bueno, y aparcamos a Howard Hawks por un tiempo, después de este megarrepaso por la obra de uno de los grandes de verdad; la próxima vez que lo retomemos prometo que será para completar su gigantesca filmografía. Y me resulta sintomático hacerlo con EL DORADO, un western, el penúltimo que rodó Hawks, que siempre me ha parecido emblema de eso del "crepuscular", porque lo es, aunque muy raro. Un western que termina con un grupo formado por un tipo con una bala alojada junto a la columna, que de tanto en tanto le paraliza la mano con la que dispara; un sheriff alcoholizado y dependiente de una muleta; un lanzador de cuchillos que no sabe disparar y un señor mayor que toca la corneta para avisar que ha llegado. Es así, y la escena final es insólita, con John Wayne y Robert Mitchum paseando en muletas tras deshacerse de los malos usando toda clase de artimañas. Porque esta es una película que no trata bien a los héroes, y tan poco lo hace que no es descabellado pensar que pueda ser una versión alternativa de RIO BRAVO: cambiamos a Dean Martin por Mitchum, Ricky Nelson por James Caan y a Walter Brennan por Arthur Hunnicutt, y lo que obtenemos es otro tratado de camaradería masculina, mucho más importante que una trama guadianesca, que en su momento culminante parece un cómic de Hanna-Barbera, con los protagonistas deambulando frente a escaparates reiterados (los famosos Dry Goods), sin que se explicite qué diablos buscan, mientras en el Saloon siempre hay música y jolgorio, porque los malos, en lugar de atacarles, se esparcen entre copichuelas y pianolas desafinadas. Es una película a la que le coges cariño, como esos bares cutres a los que no puedes dejar de ir, como esas variaciones de Hong Sang-soo, cambiando un jarrón de sitio para implicar tristeza en personajes y situaciones clónicos. Aquí hay hasta una muleta cambiada de pierna, pero no voy a ser yo quien critique un "capricho" de un viejo maestro, al que le quedaba nada para despedirse con la misma discreción que ostentaban sus héroes...
Volveremos.
Saludos.

martes, 4 de noviembre de 2025

Terror en el geriátrico


 

Una de las que se me quedó en el tintero de Sitges del año pasado fue THE RULE OF JENNY PENN, o cómo se puede armar un inquietante relato terrorífico en el marco único de una residencia de ancianos. Allí llega el veterano juez Stefan Mortensen, tras sufrir un ataque cerebral que lo deja parcialmente paralizado y con problemas de percepción. Con la esperanza de recuperarse y volver a su casa, su carácter huraño y altivo no termina de encajar con los residentes, hasta que hace aparición Crealy, que, armado del cuerpo de un muñeco sin ojos, ejerce una extraña influencia atemorizante. Como ya ocurría con su anterior trabajo, COMING HOME IN THE DARK, el neozelandés James Ashcroft monta un excepcional relato atmosférico, que sin embargo necesita de la colaboración del espectador, que debe lidiar con algunas incongruencias de guion, creo que por no saber cerrar adecuadamente un film al que le hubiese ido mucho mejor un aire más enigmático y perturbado, lo que siempre logran dos interpretaciones superlativas a cargo de Geoffrey Rush, pero sobre todo ese grandísimo actor que es John Lithgow, capaz de volver una escena del revés con un par de miradas. Tiene imágenes que se quedan en la retina y grandes dosis de mala baba; pedirle mucho más es una pérdida de tiempo.
Saludos.

lunes, 3 de noviembre de 2025

En la tierra de los valientes


 

THE CONSPIRATOR pasaba por ser el proyecto más personal y ambicioso de Robert Redford, que perseguía esa "historia americana definitiva" en las páginas menos amables de su propio país. Aquí se parte de un hecho real, el juicio a Mary Surratt tras el asesinato de Abraham Lincoln. Surratt, una mujer humilde, que se ganaba la vida regentando una pensión tras enviudar, fue acusada de encubrir a Wilkes Booth y su grupo de conspiradores, al hospedarse allí en los meses previos al magnicidio. A causa de la ley imperante entonces, no tuvo derecho a un juicio popular, lo que quedaba descartado en tiempos de guerra. El joven y primerizo abogado Fred Aiken, anteriormente un héroe del bando del Norte, es designado como su defensor; pese a sus reticencias iniciales, Aitken conocerá de primera mano los abusos e irregularidades del sistema judicial, más pendiente de ofrecer al pueblo una venganza que de hacer justicia. Y bueno, la película patina estrepitosamente, aun con la sobriedad que Redford impone en su mirada, mostrándose incapaz de levantar una puesta en escena acartonada, incluso errática, con una miríada de personajes sin peso real, rozando en sus peores momentos el docudrama de televisión por cable. Y todo ello con un espectacular reparto, que incluía a James McAvoy, Robin Wright, Evan Rachel Wood, Kevin Kline  o Tom Wilkinson; todos mal dirigidos, sin sentido del ritmo o del espacio, para terminar conformando un fracaso justamente olvidable, apenas recomendable para los incondicionales del "trial-film" canónico. En mi opinión, ni eso funciona, y me permito reivindicar por tanto la más que digna JUROR #2, de tito Clint, que al menos insuflaba algo de sorna irónica a un subgénero creo que sobrevalorado.
Saludos.

domingo, 2 de noviembre de 2025

Rincón del freak #667: Gitanos del Black Metal


 

El agua y el aceite. La pizza y la piña. El Planeta y la literatura. Cosas que no casan, que no pegan ni con cola, que hacen sangrar los ojos y hacen morir gatitos entre horribles estertores. A lo mejor Jesús Franco pensó que no era tan difícil mejorar a Deodato, que tirar con los dientes de carne de pavo estaba chupado y que filmar a una chavala de 17 años completamente desnuda era lo propio para 1980. Y luego está lo de los títulos simbiontes, que podríamos barajar entre WHITE CANNIBAL QUEEN, MONDO CANNIBALE, THE CANNIBAL o simplemente CANNIBALS, que no sé para qué tanto cambio si son todos similares. El tío Jess le dio unas vacaciones gratis a Lina Romay, después de tanto porno europeo, y se fue a Sintra, en Portugal, para hacerlo pasar por... es que parece que querían decir África, pero esa gente con ponchos me despista, además da igual, porque hay una escena con una cascabel, que son más americanas que el tupé de Trump. Para colmo, todo comienza en un barco, donde al abrir un poco el plano vemos al fondo un chalé con tejas y ventanales ¿? Aunque lo mollar está en esa improbable tribu de antropófagos, posiblemente lugareños que desayunaban gratis, veían a Sabrina Siani en pelote vivo sin saber que iba al instituto y se reían al hacer las danzas tribales, ridículas por otra parte. Maldita sea, que no pasan el corte de caníbal, que tienen barriga cervecera, bigotito recortado, patillas, por no hablar de que llevan la cara pintada como un jardín de infancia regentado por el cantante de Dimmu Borgir. 
La frase: "Muerte al hombre blanco"... Sí, ellos mismos son blancos. Eso sí, el tío Jess se reservó una escena antológica como un guía que reconoce no tener ni puta idea de aquella zona "afroamericana", y en vez de coger el dinero le dice a sus contratantes que le dejen comer en paz. Ah, y epatante el plano secuencia en el que a un tipo le cortan el brazo para devorarlo y aun así logra escapar sin hacer ruido.
Yo la vería acompañado para ir anotando cosas...
Saludos.

sábado, 1 de noviembre de 2025

Vacaciones infernales


 

Si ya me dejó bastante frío aquella película en la que Bob Odenkirk se daba de hostias con tipos que le doblaban la talla, imaginen mi entusiasmo al enterarme de esta NOBODY 2, en la que este extraño ¿agente secreto? se va con toda la familia a unas merecidas vacaciones a un cutrísimo parque de atracciones/resort pueblerino, topándose allí, cómo no, con una tapadera de ¿drogas? ¿armas? No, en serio, se podían tomar la molestia de dar una mínima explicación, aunque sus 85 minutos ciertamente dan para pocas florituras argumentales. Dirige el indonesio Timo Tjahjanto, del que no recuerdo haber visto nada, y por destacar algo diría la alegría por ver a Sharon Stone de nuevo, aunque su papel parezca, como todo el film, una parodia involuntaria. Esto sería una especie de John Wick con salpicones de comedia, pero no le veo la gracia por ninguna parte y las escenas de acción, por mucho miembro amputado que pongan, no son más que coreografías digitales obstinadamente repetitivas.
Ya lo dijo el Aviador y sus secuaces: la televisión (ahora audiovisual) es nutritiva...
Saludos.

viernes, 31 de octubre de 2025

Como en la cárcel en ningún lado


 

Está claro que nos hacemos mayores, dada la cantidad de personalidades que nos han dejado recientemente. Una de ellas, Claudia Cardinale, actriz mítica, cuya trayectoria me parece perfecta para dar un estimulante paseo por lo mejor del cine europeo de todos los tiempos. Cierto que haríamos un poco de trampa al iniciar este merecido homenaje con I SOLITI IGNOTI, donde la Cardinale, aún joven e inexperta, apenas tenía un rol secundario, interpretando a Carmela, una enclaustrada joven, pendiente de que su celoso hermano le encuentre un esposo con posibles que los saque de una vez de la miseria. Es apenas un apéndice de los muchos que componen esta maravillosa, inolvidable película, que vino a ser una especie de "reverso estrafalario" de aquella RIFIFÍ de Dassin, lo que en nuestro país no tardaron ni media en colocarle el falso título de RUFUFÚ, que tampoco es que le caiga mal. Dirigía Mario Monicelli, que con mano maestra nos adentra en los preparativos de un golpe infalible a cargo de cinco inútiles, capaces de cualquier cosa por no trabajar, incluso fingir pequeños delitos para comer y dormir gratis en prisión. Así, en una tradición de personajes tragicómicos, casi esperpénticos, encontramos a Peppe "el pantera" (Vittorio Gassman), harto de fingir derrotas en el ring y que se piensa irresistible para las féminas; Tiberio (Marcello Mastroianni), presunto fotógrafo (apenas el atuendo), que se ve con un mocoso al que no sabe calmar mientras su mujer cumple condena por tráfico de cigarrillos; Michele (Tiberio Murgia), uno de esos sicilianos orgullosos y de mirada torva, que es el hermano de la casamentera bajo siete llaves; Mario (Renato Salvatori), que se enamora de Carmela, ante la reprobación de su hermano; y por último Capannelle (Carlo Pisacane), con más hambre que años, y eso que no le queda un diente sano. Esta terrible cuadrilla traza un elaborado plan para asaltar el piso de unas hermanas solteronas, cuyo salón da al Monte de Piedad, y justo a la caja fuerte, que abrirán con el asesoramiento del "legendario" Dante Cruciani (Totó), cerrajero retirado que ya ni se quita el uniforme carcelario para recibir a los carabinieri. Divertidísimo viaje por los descabellados preparativos de este golpe, al tiempo que Monicelli nos ofrece esa Italia fría y desangelada, repleta de gente con hambre que no pierde la sonrisa, y que sueña con echarle un pulso a la miseria, aunque se juegue la libertad. Ver esta "RUFUFÚ" hoy día es encontrarnos con una lección de escritura de guion inmensa, unos personajes inmortales y una historia atenta al relato social como ingrediente ácido de una de las mejores comedias de todos los tiempos. Uno de esos clásicos vigentes, a los que hay que volver siempre sin reservas.
Toda la secuencia final está íntimamente ligada a Chaplin, los Marx o Keaton, y en última instancia a Berlanga. Palabras mayores.
Obra maestra absoluta.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!