martes, 7 de octubre de 2014

Películas para desengancharse #1



Espero que el nombre del extenso monográfico que hoy empezamos no les despiste. No verán aquí andanzas de Abel Ferrara, Danny Boyle o Scorsese... O sí, pero no en la forma o fondo que convendría enlazar con el encabezado. Éstas no son películas sobre drogas; simplemente películas de las que, en un momento u otro, conviene "desengancharse". ¿Cómo? ¿Por qué?... Mis respuestas son simples: desplazándolas de su lugar preponderante (algunas ni se sabe cómo llegaron ahí) y haciéndolo porque sólo así se puede dejar de ser aficionado al cine e ingresar de cabeza en la cinefilia, sin que este término provoque miedo, rechazo o, aún peor, risa. No todas son malas, algunas son muy buenas, incluso obras maestras; el hilo es, sin más, por qué todo el mundo habla de ellas sin ni siquiera haberlas visto... Piénsenlo.
Y para empezar... Bueno, para empezar un "clásico", entrecomillado porque sería la verdadera antítesis de lo que la palabra "clásico" debería significar como tratado de formas y gerundios, inalterables e inasequibles al terrible paso del tiempo. Michael Bay es un ingeniero industrial con poco tiempo para el autoanálisis y un gran concepto de sí mismo como para barroquizar a un gran barroco, Spielberg, y cederle, de paso, un lugar eterno como adalid de los clásicos modernos. Es lo que yo entiendo que pretende con PEARL HARBOR, auténtica iniciadora del concepto "carne de multicines" y extraño compendio de calma chicha (a veces incluso dulzón-empalagoso) y psicotropía rave. Todo impregnado, por si fuera poco, de un patriot(er)ismo que por fuerza ha de arrancar carcajadas o estaríamos en los límites de la chifladura fascista, claro. Lo que más me llama la atención es la capacidad de desaprovechar un concepto visual poderoso y desatado, precisamente por una ideología pacata, de baratillo; esta imposibilidad semántica hecha cine logra (en escasos momentos, es verdad) conectar con el universo del antes citado, y su uso de la música, su horror vacui y retahíla de personajes lo atestiguan, pero desgraciadamente todo está al revés y muy mal contado.
La película perfecta para empezar una desintoxicación a gran escala. Para ello, yo recomiendo, no grandes títulos clásicos del cine bélico, sino cierto díptico magistralmente dirigido por Clint Eastwood y (¡quién lo diría!) Terrence Malick, a quien Bay también eleva a los altares de la cuasisantidad... Yo me tragué hace poco el inefable "Director's cut", y desafío a quien sea a que me encuentre las diez diferencias...
Saludos.

1 comentario:

dvd dijo...

Pues será el único de su generación... ¡Que no, que es broma, hombre! Yo tampoco la había visto hasta hace unos días... y, sí, es tan mala como me la esperaba...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!